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Chapo, último gran capo narco, camino a la cadena perpetua

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Foto: Reuters

Juicio histórico

Fue hallado culpable de narcotráfico y lavado en EE.UU.; el juez dictará sentencia en junio.

Para el mexicano Joaquín “Chapo” Guzmán, el fallo de ayer martes que lo halló culpable de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero no fue una sorpresa. El mayor capo narco luego de la muerte del colombiano Pablo Escobar en 1993, esperaba este resultado. Ahora viene la etapa de las apelaciones, pero solo un milagro lo salvaría de una condena a cadena perpetua en una prisión federal de máxima seguridad en Estados Unidos.

Los doce miembros del jurado de Nueva York que siguió el caso del Chapo durante tres meses, determinó que es culpable de los 10 delitos de narcotráfico, posesión de armas y lavado de dinero de los que fue acusado. La ley estadounidense señala que por la gravedad de los cargos, Guzmán, de 61 años y exjefe del cartel de Sinaloa, debe ser sentenciado a cadena perpetua obligatoria.

El juez Brian Cogan fijó su sentencia para el 25 de junio, pero la defensa anunció que apelará el veredicto.

Al escuchar la decisión del jurado, el Chapo, que vestía traje gris oscuro y camisa beige, miró a su joven esposa Emma Coronel, madre de sus hijas mellizas de siete años, sonrió levemente como para tranquilizarla y se puso la mano derecha en el corazón. Emma Coronel, de 29 años, le levantó el pulgar de la mano derecha, se cruzó las manos en el pecho y le sopló un beso antes de que los alguaciles retiraran al Chapo.

Preguntada por EFE si se encontraba nerviosa, minutos antes de conocerse el fallo, Coronel solo respondió: “¿por qué?”.

El Chapo “esperaba este resultado”, dijo su abogado Bill Purpura en una conferencia de prensa bajo el granizo y la nieve frente a la corte de Brooklyn. “Es un hombre fuerte. Para bien o para mal, este es un tipo que nunca se da por vencido”, añadió. “Luchamos hasta el final. Dejamos todo en la cancha por Joaquín Guzmán”, pero “las pruebas eran literalmente una avalancha”, afirmó otro de sus abogados, Jeffrey Lichtman.

Victoria del gobierno.

En los próximos días, el Chapo será probablemente trasladado a una cárcel de Colorado, ADX Florence, conocida como la “Alcatraz de las Montañas Rocosas” y considerada la prisión más segura del país.

Para el gobierno de Estados Unidos, la condena del Chapo es una gran victoria, ya que nunca consiguió extraditar y juzgar a Escobar, el jefe del cártel de Medellín que murió escapando de la policía en 1993.

El Chapo “es responsable de una cantidad impensable de muerte y destrucción en Estados Unidos y México. Sus drogas destruyeron a muchas familias, solo por codicia (...) Esta es una victoria tremenda”, dijo Uttam Dhillon, director interino de la DEA.

El fiscal general en funciones, Matthew Whittaker, se congratuló del fallo. “Este caso, y lo más importante, esta condena, envía un mensaje irrefutable a los capos que siguen en México y los que aspiran a ser el próximo Chapo Guzmán, de que en último término serán cazados y procesados”, aseguró.

El Chapo Guzmán fue detenido en enero de 2017. Foto: Reuters.
El Chapo Guzmán fue detenido en enero de 2017. Foto: Reuters.

La guerra sigue.

Sin embargo, pese a la captura y condena del Chapo, el cartel de Sinaloa sigue en pie, su actual jefe, Ismael “Mayo” Zambada, continúa prófugo y la violencia del narcotráfico no ceja en México, que tuvo un récord de 33.341 homicidios dolosos el año pasado.
El juicio del Chapo fue un fascinante viaje a uno de los mayores y más despiadados carteles de la droga y a la vida cotidiana del capo en la clandestinidad de las sierras de Sinaloa.

El jurado escuchó conversaciones del Chapo con sus socios grabadas por soplones a escondidas y otras interceptadas por el gobierno, y leyó decenas de sus mensajes de texto encriptados, así como cartas que le envió a su mano derecha desde la cárcel.

Pero sobre todo, escuchó innumerables relatos de la vida y obra del Chapo contados por 14 de sus exsocios: secretarios, pilotos, un sicario, un gerente, un contable, sus mayores proveedores de cocaína en Colombia, su mayor traficante en Estados Unidos, su jefe de comunicaciones y hasta una examante que se escapó con él desnudo por un túnel.

El Cartel de Sinaloa aún tiene la mayor presencia de distribución en Estados Unidos, seguido por el Cartel Jalisco Nueva Generación, de rápido crecimiento, según la DEA. Ambos cárteles son los mayores productores de las drogas que se venden en las calles de Estados Unidos, incluida la heroína y la metanfetamina.

Durante la última década, las incautaciones de drogas en la frontera sur de Estados Unidos se multiplicaron nueve veces en volumen hasta al menos 37 toneladas en 2018.

Perfil
Joaquín "Chapo" Guzmán. Foto: AFP

Ascenso y caída del narco de los túneles

(EFE)
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El Chapo fue considerado el rey de las drogas mientras dirigió el cartel de Sinaloa durante un cuarto de siglo.

Nacido el 4 de abril de 1957 en la localidad de Badiraguato (Sinaloa, norte de México) y apodado el Chapo por su baja estatura, creció en una familia pobre en un rancho conocido como La Tuna, y se inició en el mundo de las drogas a los 15 años cuando comenzó a cultivar y vender marihuana y opio. Pero el historial criminal por el que se le ha condenado no comenzaría hasta los años ochenta, como lugarteniente y hombre de confianza de Miguel Ángel Félix-Gallardo, “El Padrino”, fundador del primer cártel de Guadalajara.

Entonces, sin apenas estudios, el Chapo diseñó una estrategia para transportar cocaína y marihuana desde Colombia a Estados Unidos en aviones, que hacían el viaje de vuelta a México cargados de dólares.

Con la detención en 1989 de Félix-Gallardo, el Chapo decidió crear el cártel de Sinaloa, que luchó contra sus rivales para hacerse con el control del narcotráfico en Guadalajara y que desde comienzos de los noventa transportó la droga entre Estados Unidos y México a través de túneles.

Conocido y admirado por su excéntrica vida de lujo, Guzmán amasó tal popularidad en su región que se convirtió en el protagonista de decenas de canciones, lo que no impidió que fuera arrestado por primera vez en 1993 y condenado a 20 años de prisión.

El poder y dinero acaparados por el emperador mexicano de las drogas llevaron a la revista Time a situarlo en 2009 entre las 100 personas más influyentes del planeta y a la publicación Forbes a incluirlo a partir de 2012 en la lista de las personas más ricas del mundo.

Más tarde saltó a la fama internacional con la serie televisiva que le dedicó Netflix en la que se narra su ascenso y caída como traficante, además de sus escandalosas fugas carcelarias. La primera, la de la prisión de Puente Grande el 19 de enero de 2001, y la segunda y más conocida, del penal de El Altiplano el 11 de julio de 2015, de donde salió a través de un túnel al que se accedía desde su propia celda.

Su último arresto, que desembocó en su extradición a Estados Unidos en enero de 2017, le ha llevado ya a pasar dos años en una unidad de aislamiento del Centro Correccional Metropolitano, en Manhattan, donde las estrictas condiciones de su encierro paradójicamente le han dado todavía más visibilidad. 

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