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Cataluña, hora cero

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LA BITÁCORA

Los catalanes harán lo que los kurdos de Irak hicieron el pasado lunes: votar si quieren o no ser un Estado independiente. Ambos pueblos tienen una identidad cultural propia, profunda y ancestral. También han padecido el sometimiento a gobiernos centrales incapaces de comprenderlos y negociar.

¿Cuáles son las diferencias entre el referéndum en el que los kurdos votaron masivamente y se pronunciaron abrumadoramente por la independencia, con la votación que harán los catalanes?

La primera está en los riesgos: la secesión del Kurdistán podría desencadenar una nueva guerra en Oriente Medio, que comenzarían dos fuerzas fogueadas en la guerra contra ISIS (los peshmergas kurdos y el ejército iraquí de mayoría chiita), y tiene potencialidad de involucrar directa o indirectamente a Israel, Turquía, Irán, Siria, Estados Unidos y Rusia.

Es difícil imaginar que la secesión de Cataluña pueda derivar en conflicto armado en gran escala. Pero las otras diferencias son más tranquilizadoras para Irak que para España. Primero, el referéndum kurdo no fue vinculante, ergo, no violó la Constitución proclamada dos años después de la caída de Saddam Hussein. Y segundo, el presidente de la autonomía kurda, Masud Barzani, da la impresión de no pretender crear un Kurdistán independiente, sino negociar para obtener más derechos autonómicos y una porción mayor de las regalías petroleras.

Tanto el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) de Barzani, como la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), proponen convertir Irak en una confederación. Por cierto, no sería una negociación fácil. Hay cuestiones como el futuro de Kirkuk, ciudad petrolera que los kurdos rescataron del ISIS y que Bagdad considera fuera del Kurdistán. No obstante, la negociación es posible.

En cambio el separatismo catalán ha quemado las naves. A esta altura del proceso, con la virulencia con que el gobierno de Rajoy ha recurrido al acoso judicial y a la Guardia Civil, para las autoridades de la Generalitat y demás funcionarios comprometidos con el derecho a votar de los catalanes, sólo en una República de Cataluña podrían protegerse de la cárcel.

A favor de la posición de los separatistas, están las innumerables veces que Rajoy rechazó reclamos catalanes de obtener derechos como los que tiene el País Vasco. Y también el rechazo que podría causar en una sociedad pacífica como la catalana, que fuerzas enviadas por Madrid recurran a la represión para impedir el voto este domingo.

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