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"Soy el candidato con mayor perspectiva de ganar las elecciones"

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Lula Da Silva. Foto: EFE

LULA DA SILVA

A sus 72 años y luego de dos períodos en el gobierno, Lula Da Silva sigue siendo el político más popular de Brasil. Y pese a tener varios procesos judiciales abiertos por denuncias de corrupción, quiere volver a ser presidente y está decidido a presentarse como candidato en 2018. 

Lula Da Silva. Foto: EFE
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—En su opinión, ¿qué país encontrará en 2018 el ganador de las elecciones, tanto en el plano económico como social?

—Quien gane las elecciones en 2018 va a recibir un país muy diferente de aquel al que las personas estaban acostumbradas a ver algunos años atrás. La economía no está bien, la caída del PIB llegó a más del 8% en ese período. La inflación se ha reducido, pero el desempleo continúa muy alto, el consumo está muy bajo y tenemos un problema de déficit fiscal, necesitamos un arreglo para que el Estado brasileño pueda invertir de nuevo. Si el Estado no tiene dinero para invertir, no vamos a atender las demandas de infraestructura, porque la iniciativa privada no va a poner dinero para construir una infraestructura. El hambre volvió a Brasil. Para quien gane las elecciones, no va a ser fácil resolver lo que pasa en Brasil.

—¿Qué le haría desistir de la candidatura?

—Yo no insisto en la candidatura, un candidato no se inventa. No es posible inventar un candidato. Soy el candidato con mayor perspectiva de ganar las elecciones. En todas las encuestas aparezco con el doble de votos que el resto de candidatos juntos. Hay quien dice que la justicia va a impedir que yo sea candidato. Yo no estoy preocupado con eso, porque antes de ser candidato quiero probar mi inocencia y quiero que ellos prueben alguna acusación contra mí.

—Las encuestas prevén una disputa en la segunda vuelta con el diputado de extrema derecha Jair Bolsonaro. Usted ha afirmado que Bolsonaro tiene derecho a ser candidato, pero algunos sectores de la izquierda piden un enfrentamiento ideológico con él. ¿Está dispuesto a entrar en la batalla?

—Yo no elijo el candidato. No está seguro si el candidato es Bolsonaro o seré yo en segunda vuelta. Lo que las encuestas muestran es que si disputo con Bolsonaro, gano; si disputo con Alckmin (Geraldo, gobernador del Estado de San Pablo), gano, y si disputo con otro candidato, yo gano. Pero todavía no empezó la campaña, es muy pronto para estar creyendo y trabajando solo encima de las encuestas.

—¿Repetiría la carta a los brasileños, con la que calmó al mercado financiero en 2002, antes de ganar las elecciones?

—No. Yo ahora pretendo hacer una carta diferente. En 2002 hice una carta al pueblo brasileño dirigida al mercado, asumiendo compromisos sobre la seriedad de mi gobierno. Yo ya probé que tengo responsabilidad fiscal, probé que el Estado solo podía gastar aquello que tenía. Ahora quiero hacer una carta al pueblo brasileño para el pueblo. Brasil no puede tener una economía basada en el rentismo. Vamos a discutir la reglamentación de los medios de comunicación porque es necesario democratizarlos. Hay que facilitar el derecho de respuesta, porque aquí es muy complicado. La educación es lo principal. Ningún país se desarrolló sin invertir en educación. Pero para eso necesitamos discutir con la sociedad brasileña la revocación de algunas medidas que los golpistas tomaron, como la enmienda constitucional que limita los gastos por 20 años.

—¿Repetiría la alianza con los partidos de centro derecha?

—La alianza se hace de acuerdo con el resultado electoral. Se puede ganar una elección sin hacer una alianza con partidos políticos, pero para gobernar necesitas construir la mayoría. Se hace alianza en función del resultado electoral, no alianza para ganar las elecciones, sino alianza para gobernar y a partir de ahí puedes hacer un acuerdo programático con algún partido político.

—¿Incluido el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, del presidente Michel Temer)?

—Tenemos que esperar primero el resultado electoral para no estar sellando ningún partido o negando cualquier partido político. Las personas que dicen que no van a hacer ninguna alianza, simplemente no van a gobernar. Pero soy consciente de que para gobernar solo necesito más de 340 diputados y más de 53 senadores.

—¿Cree que Brasil está más conservador?

—No creo que Brasil esté más conservador. El mundo está más conservador. Hay un conservadurismo en el mundo entero. La elección de Trump es una demostración de conservadurismo total.

—Si finalmente no es el candidato. ¿El PT tiene alternativa?

—Yo no discuto eso. ¿Sabes por qué? Si yo discuto eso, quien tome nuestra entrevista titulará: Lula admite no ser candidato. Yo quiero ser candidato, voy a pelear para ser candidato, por una única razón: porque creo que tengo condiciones de juntar lo que existe de mejor en este país para que Brasil crezca de nuevo, vuelva a generar empleo y comience a discutir la distribución de riqueza en este país. Es por eso que no discuto alternativas o un plan B, yo quiero ser candidato.

—En algunos momentos de 2014 hubo una cierta polarización en Brasil. ¿Cómo ve esa polarización en Brasil y en torno a su figura?

—Cada vez que disputamos las elecciones, fueron divididas. En 2002, en la primera vuelta tuve un 49% y la segunda un 46% o 47% de los votos. En las siguientes sucedió la misma cosa, por eso son importantes las elecciones en dos vueltas. En la primera vuelta disputas y en la segunda haces las alianzas políticas con los partidos. Toda elección con más de un candidato es polarizada, solo en China que el presidente gana con el 100% de los votos. En democracia siempre serán polarizadas. Lo que es importante es que quien pierda, respete. Yo respeté en el 89, respeté en 94, respeté en 98, perdí las elecciones y no fui a la calle a protestar, esperé cuatro años para presentarme de nuevo. Si el PT gana, quien pierda va a tener que esperar cuatro años. Si el PT pierde y otro gana, el PT va a tener que aprender a esperar cuatro años. Es así que se ejerce la democracia, fuera de eso es autoritarismo.

—En los últimos meses ha habido una ola de centro-derecha en Latinoamérica. ¿Cómo ve el momento de la izquierda en la región?

—La elección de Chile es la primera después de Ecuador en la que hay un enfrentamiento entre sectores conservadores y sectores más a la izquierda. Vamos a ser francos, la izquierda ganó en Ecuador. En Chile Piñera pensaba que iba a ganar en la primera vuelta y la izquierda, sumada, ganó las elecciones, tuvo más votos. Si supieran organizarse, juntarse, podrán ganar las elecciones en Chile también. Vamos a tener elecciones en Brasil y vamos a ver cómo va a quedar la sucesión de Tabaré en Uruguay, vamos a ver la elección del presidente de Argentina. Yo creo que mucha cosa va a cambiar. Creo que los sectores progresistas democráticos tienen muchas condiciones de volver a ganar las elecciones en Latinoamérica.

—Tiene una condena en primera instancia y seis procesos abiertos. En caso de ganar las próximas elecciones, ¿cómo conseguiría implantar medidas contra la corrupción con procesos todavía abiertos?

—Todas las medidas de combate a la corrupción que se están poniendo en práctica ahora fueron aprobadas en los gobiernos de Lula y Dilma. Hicimos eso porque creemos que la corrupción tiene que ser combatida y el ladrón tiene que ser preso, por eso no estoy en contra de la operación Lava Jato, estoy en contra de la subordinación de la Lava Jato a los medios de comunicación. Estoy en contra de la condena de los titulares de los periódicos. Estoy en contra de que las personas sean presas y forzadas a hacer delaciones. Estoy desafiando todo el santo día a la Policía Federal, al Ministerio Público y al juez Moro a mostrar una única prueba contra mí. En el proceso del triplex, por el cual fui condenado, Moro reconoce que no es mi apartamento, reconoce que no hay dinero de soborno, pero aun así no tuvo coraje de absolverme porque está prisionero de los medios.

Un "constructor de amistades" políticas.

—Más allá del Lula político, ¿cómo se encuentra el Lula padre, el Lula abuelo, el marido que hace un año perdió a su mujer, Marisa?

—Creo que esa pregunta debería de ser hecha a mis hijos, porque yo no voy a hablar bien de mí mismo, que soy un buen padre. Yo estuve casado con Marisa 43 años y tuve un matrimonio muy sólido. Tengo cinco hijos y no sé si ellos tienen algunas quejas sobre mí, deben de tener, pero paciencia. Yo creo que todo hijo puede en algún momento reclamar del padre. Me siento muy feliz con lo que conseguí hasta ahora. No sé si voy a mejorar o empeorar, pero creo que nadie consigue sobrevivir en política si no es un constructor de amistades, de buenas relaciones y eso es lo que hago: trato a las personas bien y las personas me tratan bien. Me gusta respetar y me gustan que las personas me respeten. Así que traté a Aznar, a Felipe González, así me relacioné con George W. Bush, con Obama. No sé hacer política sin tocar a las personas, sin abrazar, porque creo que la relación humana es una cosa química, no es algo que se resuelve por email, hay que mirar a los ojos. Solo espero vivir mucho tiempo para intentar construir un mundo mejor.

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