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El cambiante vínculo de Uruguay con Fidel Castro

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Castro en el Palacio Legislativo, en 1995. Foto: Archivo El País.
julio barcelos

Amores y desamores. Un camino con dos visitas y dos rupturas.

Fidel Castro arribó por primera vez a Uruguay el 3 de mayo de 1959, cuatro meses después del triunfo de su revolución. Provenía de Estados Unidos y Argentina y permaneció 48 horas antes de partir con rumbo a Brasil.

El entonces primer ministro cubano fue recibido en el aeropuerto de Carrasco por numeroso público, habló con la prensa, negó que su revolución fuese comunista y participó de un programa de televisión. El 4 de mayo sobrevoló en helicóptero el lago y la represa de Rincón del Bonete, entonces desbordada por una gigantesca inundación, visitó a miles de evacuados que se concentraban en estación Chamberlain, 15 kilómetros al norte de Paso de los Toros, y recorrió el dique de la central hidroeléctrica guiado por el general Enrique Magnani, jefe del Estado Mayor del Ejército.

En 1962, tras su viraje hacia el bloque comunista en plena "Guerra Fría", Cuba fue expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA). El 8 de septiembre de 1964 el gobierno uruguayo rompió relaciones diplomáticas con el gobierno de La Habana. El régimen castrista instruyó y respaldó de variadas formas a sectores que propusieron la lucha política armada en Uruguay, como el MLN-Tupamaros y el MRO del ex diputado blanco Ariel Collazo. Los tupamaros, en particular, estrecharon sus vínculos con Cuba a partir de 1969. Muchos otros miembros del MLN se entrenaron y radicaron allí en 1972-1973, cuando la organización fue desbaratada por las fuerzas de seguridad. No fue una actitud exclusiva: en las décadas de 1960 y 1970 el gobierno cubano respaldó diversas facciones izquierdistas de todos los países de América Latina.

Castro en el Palacio Legislativo, en 1995. Foto: Archivo El País.
Castro en el Palacio Legislativo, en 1995. Foto: Archivo El País.

En octubre de 1985, tras la restauración democrática en Uruguay, el gobierno de Julio Sanguinetti restableció las relaciones diplomáticas con Cuba y se gestó un pequeño intercambio comercial.

Castro visitó de nuevo el país entre el 11 y 12 de octubre de 1995, durante el segundo gobierno de Sanguinetti. El régimen cubano entonces atravesaba las peores penurias económicas y soledad diplomática luego de la desintegración del bloque socialista del Este de Europa que había liderado la URSS.

"Yo no podía calcular, hace 36 años (cuando su primera visita a Uruguay), que estaría aquí dando lata todavía, pronunciando discursos un poquito más largos de la cuenta", dijo Castro en una cena de honor ofrecida por Sanguinetti, a quien agradeció su "valentía política" al invitarlo.

En su discurso ante el Parlamento uruguayo, Castro reivindicó la obstinación de su gobierno: "Desaparecieron el campo socialista y la URSS, pero Cuba demostró que no era un satélite, sino que tenía luz propia. Una pequeña estrella, si se quiere, dando vueltas; pero una estrella, no un satélite".

En agosto de 1998 el gobierno uruguayo llamó al embajador cubano en Montevideo para que explicara declaraciones de Castro en las que admitió su apoyo en el pasado a las guerrillas de América Latina, incluidas las de Uruguay.

En abril de 2002 el gobierno uruguayo auspició en las Naciones Unidas una moción para investigar la situación de los derechos humanos en la isla. Tras recibir gruesos insultos de Castro, el presidente Jorge Batlle resolvió la ruptura de relaciones diplomáticas. El vínculo fue recompuesto por el frenteamplista Tabaré Vázquez el 1º de marzo de 2005, el mismo día que asumió la Presidencia.

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Castro en la represa de Rincón del Bonete, en 1959. Foto: Archivo El País.

FIDEL CASTRO 1926 - 2016

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