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En las calles, 700.000 pidieron abrir juicio político a Rousseff

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Miles de brasileños volvieron ayer a las calles para protestar contra el gobierno de Dilma Rousseff y la corrupción pero en menor número que el 15 de marzo pasado.

Las protestas volvieron ayer a las calles contra el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y la corrupción y movilizaron a 700.000 personas en 24 capitales de estados, según las estimaciones oficiales, en lo que constituyó un número sensiblemente menor que el 15 de marzo pasado, cuando cerca de dos millones de manifestantes marcharon por decenas de ciudades.

Las protestas que habían sido programadas para la mañana de ayer frustraron a los movimientos sociales que las convocaron y que esperaban un número de manifestantes mayor que hace un mes.
En Brasilia, el número de manifestantes cayó desde los 50.000 contabilizados por las autoridades el 15 de marzo hasta los cerca de 20.000 que, según la Policía, marcharon por la Explanada de los Ministerios.

En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais y en donde en marzo la manifestación congregó a 20.000 personas, tan sólo unas 5.000, según la policía, se concentraron ayer en la Plaza de la Libertad.

Los números crecieron relativamente en la tarde en otras decenas de ciudades, incluyendo San Pablo, la mayor del país y en donde 275.000 personas participaron de la manifestación en la Avenida Paulista, de acuerdo con los datos de la Policía Militar. El 15 de marzo hubo un millón en las calles de esa ciudad.

Integrantes del gobierno expresaron alivio por el menor número de ciudadanos movilizados ayer, pero también reconocieron que no hay motivo de celebración, debido a que existe una insatisfacción general con la clase política y la presidenta Rousseff termina siendo la catalizadora del descontento de la población.

Reclamo.

Si bien ganaron el apoyo de los diferentes partidos de la oposición, las manifestaciones fueron convocadas en las redes sociales por grupos como Movimiento Ven a la Calle Brasil, Revoltosos Online y Movimiento Brasil Libre, que se dicen independientes de las formaciones políticas. Gran parte de los manifestantes exige la renuncia de la presidenta Rousseff, o que el Congreso le abra un juicio político con vistas a su destitución por la supuesta responsabilidad de la mandataria en el escándalo de corrupción descubierto en la empresa petrolera brasileña Petrobras.

Según una encuesta divulgada este sábado por la firma Datafolha, el 75 % de los brasileños apoya las manifestaciones y un 63 % defiende el juicio político contra la jefe de Estado.

El gigantesco escándalo de corrupción en el seno de la petrolera estatal, investigado desde hace más de un año, ha ganado dimensión en los últimos días con la apertura de investigaciones a cerca de 50 políticos, en su mayoría oficialistas, que supuestamente recibieron sobornos de miles de millones de dólares desde la petrolera.

Neves reclama.

El senador Aécio Neves, principal líder de la oposición en Brasil, expresó ayer su apoyo a los miles de brasileños que regresaron a las calles para protestar contra el gobierno y la corrupción, pero se abstuvo de engrosar las marchas para, explicó, no darles una “connotación partidaria”. El presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), derrotado en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de octubre por la presidenta Dilma Rousseff por solo tres puntos porcentuales, divulgó una nota para justificar su ausencia de las protestas pero al mismo tiempo expresarles su apoyo.

“El PSDB se solidariza con los miles de brasileños que regresaron hoy a las calles y ocuparon las redes sociales para, una vez más, manifestar legítimamente su repudio e indignación contra la corrupción sistemática que avergüenza al país y pedir soluciones para el agravamiento de la crisis económica”, según el comunicado.

El dirigente opositor alegó que, además de la indignación por la “crisis ética y moral”, los manifestantes marcharon contra un gobierno que le impuso al país “la peor ecuación económica”, con “recesión, inflación elevada, intereses altos y recorte de inversiones en áreas esenciales de la educación y la salud”.

Agregó que Rousseff, “permanece inmovilizada e intenta transferir responsabilidades intransferibles”.

Neves sostuvo que la jefa de Estado prácticamente renunció al mandato al transferirle la articulación política de su gobierno al vicepresidente, Michel Temer, y la economía a su ministro de Hacienda, Joaquim Levy.Brasil, protestas, corrupción, Dilma Rousseff, Aécio Neves

El eterno femenino de una imaginativa pintora
La corrupción y la marcha de la economía fueron los principales motores de la marcha. Foto: AFP

La movilización de ayer fue sensiblemente menor a la del 15 de marzoEFE y OGlobo/GDA

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