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Ahora, busca hacer las paces con la CIA: "Estoy con ustedes, los amo"

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En Langley: el presidente en la sede de la CIA, en Virginia. Foto: Reuters
U.S. President Donald Trump delivers remarks during a visit to the Central Intelligence Agency (CIA) in Langley, Virginia, U.S. January 21, 2017. REUTERS/Carlos Barria USA-TRUMP/
CARLOS BARRIA/REUTERS

Comenzó a desmontar el programa de salud Obamacare.

El primer día de Donald Trump como presidente comenzó entre líderes religiosos y terminó con espías. Trump tendió ayer sábado un puente de reconciliación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), al realizar una visita a su sede en la que aseguró a sus empleados que estaba de su lado. "Estoy con ustedes, 1.000%", les dijo. "Los amo y los respeto", insistió el nuevo presidente, de pie delante de la famosa pared de la CIA en la que están grabadas estrellas que representan agentes caídos en sus funciones. En su primer acto oficial como presidente, aseguró que "no hay nadie que tenga sentimientos más fuertes sobre la comunidad de inteligencia y la CIA que Donald Trump. No lo hay".

Como ya hizo durante su campaña electoral, Trump volvió a atacar a los medios de comunicación, y afirmó que los periodistas que escriben sobre él "son algunas de las personas más deshonestas que existen en la tierra".

De acuerdo con el nuevo mandatario, la prensa "hizo parecer que yo tengo un problema con la comunidad de inteligencia. Y solo quiero que sepan que ustedes son la primera visita que hago, es exactamente lo opuesto" de la versión sobre las tensiones.

Primeros pasos.

El viernes Trump firmó un decreto para empezar a desmontar el Obamacare, la ley sanitaria de Barack Obama, que ha dado cobertura a 20 millones de personas que carecen de seguro.

En sus primeros días en el cargo, en 2009, Obama firmó órdenes ejecutivas que establecían el cierre de la prisión de Guantánamo y prohibió el uso de la tortura. En su primer día hábil como presidente, el día después de la investidura, el 21 de enero, llamó por teléfono al presidente de Egipto, al primer ministro israelí, al rey de Jordania y el presidente de la Autoridad Palestina.

En el caso de Trump, al coincidir el primer día completo de trabajo con un fin de semana, es previsible que mañana lunes sea el primer día real de trabajo a pleno rendimiento en la nueva Casa Blanca.

En la Iglesia.

Ayer sábado, siguiendo la tradición de sus predecesores, Trump asistió a un servicio religioso en su primer día como nuevo presidente. Junto a su familia y su vicepresidente, Mike Pence, y representantes cristianos, musulmanes y sijs, participó de una ceremonia interreligiosa en la Catedral Nacional de Washington. En el acto hablaron más de una decena de líderes religiosos. Trump, cristiano adscrito a la iglesia presbiteriana, no es conocido por su religiosidad, pero en su fulgurante ascenso político cosechó el apoyo de millones de votantes evangélicos y de influyentes líderes fundamentalistas cristianos.

En la CIA.

Por la tarde Trump visitó la sede de la CIA en Langley (Virginia), a las afueras de la capital estadounidense, junto a su nominado para dirigir la agencia de inteligencia, el congresista Mike Pompeo. La visita manda un fuerte mensaje. Trump se ha pasado semanas cuestionando a la comunidad de espionaje tras acusar esta a Rusia de robar correos electrónicos del Partido Demócrata con el objetivo de ayudar al republicano en las elecciones presidenciales.

El nuevo mandatario equiparó la semana pasada a sus espías con la Alemania nazi tras filtrarse un informe con presuntos lazos comprometedores de él con Moscú. La dureza de los reproches es in-sólita, como lo es que el director saliente de la CIA, John Brennan, censurara públicamente a Trump unos días antes de la toma de posesión.

El 10 de enero, Trump acusó a las agencias de inteligencia de permitir que se filtrara el informe comprometedor. "Las agencias de inteligencia nunca deberían haber permitido que estas noticias falsas fueran filtradas al público. ¿Vivimos en la Alemania nazi?", escribió en Twitter. Al día siguiente, en una rueda de prensa, ratificó que la filtración es "una mancha tremenda" para los espías. "Era algo que la Alemania nazi habría hecho, y hacía", dijo.

Reacciones.

En su primer día completo como presidente, Estados Unidos digiere el discurso inaugural de Trump. En su editorial de este sábado, el diario The New York Times esgrime que es una reevaluación "distorsionada" de la historia estadounidense en que se ignoran las injusticias del pasado y los logros más recientes. En la misma línea, The Washington Post argumenta que proyectó una visión pesimista y oscura que no coincide con la realidad del país.

En el discurso se percibe la influencia de Steve Bannon, el estratega jefe de Trump que presidía una publicación de referencia para la derecha más radical estadounidense.

"Fue una declaración sin adornos de los principios básicos de su movimiento populista y en parte nacionalista", dice Bannon en una entrevista al Post.

El asesor ve paralelismos con la retórica del expresidente Andrew Jackson (1829-1837). E insta a compararlo con el discurso que dio esta semana en el foro de Davos el presidente chino, Xi Jinping, que, en contraste con Trump, se presentó como el líder mundial de la globalización y el libre comercio. "Verás dos visiones diferentes del mundo", dice Bannon.

Nueva Casa Blanca.

Poco después de la toma de posesión de Trump, la página web de la Casa Blanca recogía el listado de prioridades del nuevo presidente, que suponen un repliegue de Estados Unidos para centrarse más en sus problemas nacionales: recortes fiscales, derogación de regulaciones energéticas que obligaban a reducir emisiones contaminantes, impulso al proteccionismo comercial, refuerzo de las Fuerzas Armadas y la lucha contra el crimen, y un muro en la frontera con México contra la inmigración irregular. En política exterior, aboga por un plan "agresivo" contra el yihadismo.

Su equipo también eliminó de la página oficial de la Casa Blanca casi todas las menciones a las políticas de cambio climático. El movimiento no ha llegado por sorpresa. De esta forma, cumplía su promesa de hacer retroceder la política de Obama al respecto. Además, la página se ha remodelado: también se han eliminado los planes sobre los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales (LGTB), informó The New York Times.

Trump firmó además los dos primeros nombramientos de su gobierno, después de ser aprobados por el Senado: los generales retirados James Mattis como secretario de Defensa y John Kelly al frente del Departamento de Seguridad Interior.

A Trump todavía le quedan 13 jefes de departamento pendientes de ser confirmados por el Senado.

"Estuve muy ocupado, pero estuvo bien. Un día precioso", dijo Trump, sobre su investidura, en unas breves declaraciones a la prensa en el Despacho Oval, que sufrió sus primeras modificaciones tras la salida de Obama. Las cortinas grises situadas detrás del escritorio han sido sustituidas por unas doradas. Y además colocará un busto del ex primer ministro británico Winston Churchill.

Angela Merkel - Canciller de Alemania.

La canciller alemana, Angela Merkel, prometió buscar compromisos sobre temas como el comercio y el gasto militar con Donald Trump, y que trabajaría para preservar la relación entre Euro-pa y Estados Unidos.

Vladimir Putin - Presidente de Rusia.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, está listo para reunirse con Donald Trump, pero los preparativos para el posible encuentro podrían tomar meses, no semanas, dijo ayer un portavoz del Kremlin.

François Hollande - Presidente de Francia.

El presidente francés, François Hollande, arremetió ayer en Chile contra el proteccionismo, en un claro mensaje a Donald Trump. "El proteccionismo es la peor de las respuestas", señaló Hollande.

Benjamin Netanyahu - Primer ministro de Israel.

El primer ministro Benjamin Netanyahu espera entrevistarse "pronto" con Donald Trump para discutir sobre cómo enfrentar "la amenaza" que constituye el régimen iraní, partidario de la "destrucción de Israel".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
En Langley: el presidente en la sede de la CIA, en Virginia. Foto: Reuters

LA ERA TRUMP

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