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2017, buen año para el mundo

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Aunque con dificultades, la educación abre camino en el mundo y prepara a las nuevas generaciones. Foto: Unicef
Fifteen-year-old Hamamatou Oumarou is the recipient of a UNICEF-supported girls' scholarship that provides support so that she can stay with a host family in the village of Gomba, where she attends secondary school. Hamamatou's family home is seven km (each way) from the school, a distance that is too far to walk every day and still have time and energy to keep up with her studies. By keeping adolescent girls in school, not only does UNICEF's Girls' Scholarship Programme allow adolescent girls to get an education, it also helps to reduce rates of early marriage and delays pregnancy. Hamamatou is in class seven at Gomba’s Hausa College, Kantche District, Southern Niger.
© UNICEF/PFPG2014P-0866/Lynch/© UNICEF/PFPG2014P-0866/Lynch

SALUD, EDUCACIÓN Y BIENESTAR HUMANO

Cada día, 325.000 personas acceden al agua potable y 217.000 salen de pobreza extrema

Todos sabemos que el mundo se dirige a su fin. Dado el aumento del riesgo de la guerra nuclear con Corea del Norte, las guerras en Yemen y Siria, las atrocidades en Birmania y un presidente que podría estar enloqueciendo, podrías pensar que 2017 fue el peor año de la historia.

Sin embargo, te equivocas. De hecho, 2017 quizá fue el mejor año en toda la historia de la humanidad.

Un menor porcentaje de la gente en el mundo sufrió hambre, pobreza o analfabetismo que en cualquier época anterior. Murieron menos niños que nunca antes. También disminuyó el porcentaje de personas desfiguradas por la lepra, o que sufrieron de otras enfermedades.

Necesitamos algo de perspectiva mientras vemos el circo de Washington, con las manos en la boca con expresiones de terror. Los periodistas nos enfocamos en las malas noticias —damos cobertura a aviones que se estrellan, no a los que despegan— pero el contexto del progreso global podría ser el suceso más importante de nuestro tiempo.

Todos los días, el total de personas en todo el mundo que vive en pobreza extrema (con menos de dos dólares al día) disminuye por 217.000, de acuerdo con cálculos de Max Roser, un economista de la Universidad de Oxford que dirige un sitio web llamado Our World in Data. Todos los días, otras 325.000 personas tienen acceso a la electricidad. Además, 300.000 más tienen acceso a agua potable.

Los lectores a menudo suponen que, debido a que doy cobertura a las guerras, la pobreza y los abusos de derechos humanos, debo ser alguien lúgubre, una persona deprimida que escribe. Pero de hecho soy alegre, porque he sido testigo del cambio transformador.

Hasta una época tan reciente como la década de 1960, la mayoría de los seres humanos siempre había sido analfabeta y vivía en pobreza extrema. Ahora, menos del 15 por ciento es analfabeta y menos del 10 por ciento vive en pobreza extrema. En otros 15 años, el analfabetismo y la pobreza extrema se habrán acabado en su mayor parte. Después de miles de generaciones, ahora somos testigos de su desaparición.

Salvados.

Tan solo desde 1990, las vidas de más de 100 millones de niños se han salvado gracias a las vacunas, los tratamientos para la diarrea, la promoción de los beneficios de amamantar y otras medidas sencillas.

Steven Pinker, el profesor de psicología de Harvard, explora los logros en un excelente libro que saldrá a la venta el mes próximo: Enlightenment Now, en el que relata el progreso en una gran gama de parámetros, desde la salud hasta las guerras, del medio ambiente a la felicidad, de los derechos igualitarios a la calidad de vida. "Los intelectuales odian el progreso", escribe, refiriéndose a la renuencia de reconocer las conquistas, y sé que es incómodo enfatizar el progreso en una época de amenazas globales. Sin embargo, este pesimismo es contraproducente y simplemente empodera a las fuerzas del retroceso.

El presidente Donald Trump llevó este pesimismo a la Casa Blanca. La idea de "Hacer que Estados Unidos sea grandioso de nuevo" profesa una nostalgia por un edén perdido.

¿Pero en serio? Si se refieren, digamos, a la década de 1950, en Estados Unidos había segregación, polio, estaban prohibidos los matrimonios interraciales, el sexo homosexual y el control natal. La mayoría del mundo vivía bajo dictaduras, dos tercios de los padres tenían un hijo que moría antes de los cinco años, y era una época de enfrentamientos nucleares, de esmog denso, guerras frecuentes, de ponerles límites a las mujeres y de la peor hambruna de la historia.

Progreso.

¿En qué momento de la historia preferirías vivir?

El escritor F. Scott Fitzgerald sostuvo que la prueba de la inteligencia de primer nivel es la capacidad de tener dos pensamientos contradictorios al mismo tiempo. Sugiero esto: el mundo está registrando un importante progreso, pero también enfrenta amenazas mortales. La primera creencia debería empoderarnos para combatir la segunda.

Claro, esta columna podría resultarte extraña. Quienes nos dedicamos a esto siempre estamos lamentándonos de todo, ¿y ahora te estoy diciendo que la vida es maravillosa?

Se debe a que, la mayor parte del tiempo, con justa razón, nos enfocamos en las cosas que no van bien, pero también es importante de vez en cuando dar un paso atrás.

Roser señala que jamás hubo un gran título que dijera: "La revolución industrial está en marcha", aunque esa fue la noticia más importante de los últimos 250 años.

Logros en la salud y el bienestar humano

Desde luego, el mundo es un desastre peligroso; me preocupa sobre todo el riesgo de una guerra con Corea del Norte, pero también creo en dar un paso atrás una vez al año, más o menos, para señalar el progreso genuino... Así como, hace un año, escribí que 2016 había sido el mejor año en la historia del mundo, y el año siguiente espero ofrecer noticias igual de buenas acerca de 2018. El hecho más importante en este momento no es un tuit de Trump, sino las vidas de los niños que se han salvado y grandes ganancias en materia de salud, educación y bienestar humano.

Prometo que habrá otros días a lo largo de este año en que me tiraré del pelo, gritaré y lloraré con indignación por todas las cosas que están mal en el mundo. Pero,hoy, no dejemos de lado todo lo que está saliendo bien.

Eludió a los talibanes y estudió por internet

El otro día me visitó Sultana, una joven afgana proveniente del corazón del territorio talibán. La habían obligado a dejar la escuela primeria, pero en su casa tenía internet, así que aprendió inglés sola, después álgebra y cálculo con la ayuda de los sitios web Khan Academy, Coursera y EdX. Sin salir de su casa, siguió con la física, sufrió dolores de cabeza con Kant y encima leía The New York Times. Además, comenzó a enviarle correos electrónicos al distinguido astrofísico estadounidense Lawrence M. Kraus.

Escribí sobre sultana en 2016. y, con la ayuda de Kraus y mis lectores, ahora está estudiando en la Universidad Estatal de Arizona, en cursos de posgrado.

Innovación hacia las ciudades inteligentes

La feria CES de Las Vegas, la cita de tecnología de consumo personal más importante de Estados Unidos, puso el acento en los asistentes digitales y los planes para avanzar hacia las ciudades inteligentes.

Han brillado con más intensidad las innovaciones en cuanto a vehículos autónomos e inteligencia artificial, a su vez elementos clave de las ciudades inteligentes (Smart cities).

La interconexión de los electrodomésticos del hogar y su control mediante asistentes digitales, o la comunicación directa entre autos e infraestructuras urbanas para "descongestionar" el tráfico y hacerlo más eficiente estuvieron entre los planes para avanzar hacia esas ciudades del futuro. (Fuente: EFE)

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