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Brexit: Reino Unido y la Unión Europea buscan una salida de última hora

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Por ahora la neblina no deja ver en el horizonte una salida a las negociaciones con la UE. Foto: AFP

LA SALIDA BRITÁNICA

Los británicos salieron oficialmente de la UE el 31 de enero pero desde entonces se encuentran en un periodo de transición que termina a fin de año.

El Reino Unido y la Unión Europea viven horas cruciales para alcanzar un acuerdo sobre sus relaciones comerciales posterior al Brexit. Ayer martes el primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que podría abandonar las negociaciones.

Los británicos salieron oficialmente de la UE el 31 de enero pero desde entonces se encuentran en un periodo de transición que termina a fin de año, cuando romperán lazos definitivamente con el bloque europeo.

Ambas partes negocian desde marzo un acuerdo de libre comercio que debía regir sus relaciones a partir del 1 de enero.

Johnson se reunirá con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como último intento por destrabar las negociaciones. Fuentes diplomáticas estimaron que el encuentro podría celebrarse hoy miércoles, dado que los líderes europeos tienen prevista una cumbre el jueves y el viernes.

El tono se ha endurecido en estos días. Johnson describió la situación como “muy difícil” y el negociador de la UE dijo que el bloque estaba totalmente unido y que “nunca sacrificaría nuestro futuro por el presente”.

Desde que Reino Unido abandonó la UE en enero, las dos partes han estado estancadas, lo que plantea la posibilidad de lo que muchas empresas describen como un escenario de pesadilla: que no haya un acuerdo para gestionar el billón de dólares en comercio anual entre las partes.

Cuando se le preguntó si intentaría lograr un trato justo, Johnson dijo a periodistas: “Sí, por supuesto”. “Siempre tenemos esperanzas, pero sabes que puede llegar un momento en el que tengamos que reconocer que es hora de sacar los palos, así es como es”, dijo Johnson, usando una expresión del críquet para referirse al final de un partido.

“Prosperaremos enormemente en cualquier caso y si tenemos que optar por una solución australiana, eso también estará bien”, agregó. Australia no tiene un acuerdo de libre comercio con la UE, lo que significa que la mayor parte de su comercio se realiza en los términos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Sin acuerdo, los intercambios entre el Reino Unido y la UE se regirán a partir del 1 de enero por las reglas de la OMC, lo que supone la introducción de cuotas y aranceles.

El jefe negociador de la UE, Michel Barnier, fue igualmente belicoso: “Unidad total. Nunca sacrificaremos nuestro futuro por el presente. El acceso a nuestro mercado tiene condiciones”.

Los tiempos apremian porque un eventual acuerdo tendría que ser ratificado por ambas partes, y altos dirigentes del Parlamento Europeo ya adelantaron que necesitan tiempo para revisar y debatir el texto antes de someterlo a votación, tal vez en una sesión extraordinaria entre Navidad y Año Nuevo.

Algunos países europeos encabezados por Francia, a quien se sumaron otros como Holanda y España, están preocupados ante la posibilidad de que la presión para alcanzar un acuerdo pueda llevar a la CE a hacer concesiones que no han sido consensuadas.

Esta visión quedó plasmada la semana pasada, cuando Francia advirtió que vetaría un acuerdo que no responda a las exigencias definidas por la UE.

Cláusula sobre Irlanda del Norte

La Comisión Europea (CE) manifestó ayer martes su esperanza de que el acuerdo alcanzado con el Reino Unido para que retire las cláusulas legales que violaban el pacto con la UE sobre la frontera de Irlanda del Norte proporcione un “impulso positivo” a las conversaciones sobre la relación comercial tras el Brexit. “Espero que cree un impulso positivo para las discusiones sobre el acuerdo de libre comercio. Como sabes, todavía estamos muy lejos, no lo escondemos a nadie”, declaró el vicepresidente de la CE para Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefcovic, durante una rueda de prensa posterior a una reunión de la UE.

Los puntos que trancan un acuerdo
Brexit. Foto: Pixabay

Competencia justa. La llamada “level playing field” en inglés, supone acordar una serie de reglas comunes para evitar que las empresas de un bloque puedan acceder a una ventaja competitiva sobre las compañías que operan en la otra parte mientras siguen compitiendo en el mismo mercado. Estas ventajas se pueden traducir, por ejemplo, en estándares de protección laboral más laxos, una fiscalidad más favorable o mayores ayudas públicas. Hasta ahora, con el Reino Unido dentro de la UE, las leyes británicas siempre han tenido que estar alineadas a las europeas, pero una vez sea un país tercero tendrá más libertad para ajustar sus normas.

Pesca. La UE quiere mantener el “statu quo” en el que los pescadores europeos tienen acceso a las aguas británicas con las cuotas pactadas entre los Estados miembros. Sin embargo, el Reino Unido apuesta por negociar anualmente las cuotas con los países del bloque, un arreglo similar al que se acordó con Noruega y que la UEconsidera técnicamente inviable por la gran cantidad de especies en aguas británicas, a diferencia del convenio suscrito con los noruegos.

Gobernanza. Aunque la gobernanza del nuevo acuerdo ha sido fundamental durante toda la negociación, ha cobrado protagonismo en las últimas semanas, tras la propuesta legislativa británica que viola partes del acuerdo de retirada, en particular, los aspectos relacionados con la frontera irlandesa. El Reino Unido anunció ayer martes que retirará las polémicas cláusulas legales que le permitían violar unilateralmente el pacto, pero el daño ya está hecho y en varias ocasiones los líderes comunitarios han señalado este episodio como uno de los motivos por los que insisten tanto en tener mecanismos de resolución de disputas.

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