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Brasil elige presidente con Bolsonaro como el favorito

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Movilizados. Jóvenes expresan su apoyo a Jair Bolsonaro, frente al apartamento de este en Barra da Tijuca. Foto: Reuters.

ELECCIONES

Haddad, del PT, achica la diferencia pero no logra el apoyo de otros partidos.

Los brasileños deciden hoy domingo si durante los próximos cuatro años serán gobernados por el ultraderechista Jair Bolsonaro, que lidera los sondeos, o por el izquierdista Fernando Haddad, que trató de formar un “frente democrático” para impedir la victoria de su rival.

Bolsonaro ganó la primera vuelta con 46% de los votos, frente a 29% de Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).

Los sondeos del balotaje le auguran a Bolsonaro una victoria por 56% a 44%. Sus electores prestaron más atención a su promesa de combatir una criminalidad galopante flexibilizando el porte de armas y a sus denuncias contra la corrupción que a sus exabruptos misóginos, homofóbicos y racistas.

El vencedor deberá gobernar junto a un Congreso con partidos debilitados por los escándalos y dominado por los lobbies conservadores del agronegocio, de las iglesias evangélicas y de los defensores del porte de armas.

El PT seguirá siendo la primera fuerza en la Cámara, pese a haber perdido varios diputados tras ser uno de los partidos más golpeados por las investigaciones sobre sobornos en Petrobras. Ese escándalo llevó a la cárcel a su líder histórico, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que purga desde abril una pena de 12 años de cárcel.

Congresistas demócratas contra Bolsonaro

Un grupo de 18 congresistas demócratas firmaron una carta dirigida al secretario de Estado, Mike Pompeo, criticando las posturas del candidato de ultraderecha Jair Bolsonaro, y pidiéndole que deje claro que Estados Unidos considera “inaceptables” muchas de sus actitudes. “Un extremista de ultraderecha llamado Jair Bolsonaro es el principal contendiente para las elecciones presidenciales del 28 de octubre en el país (Brasil) y se está beneficiando de una campaña electoral marcada por la violencia política y un diluvio de noticias falsas y de desinformación”, afirmaron los congresistas a modo de introducción en su carta.

En la carta, los legisladores expresarona Pompeo que resulta imperativo que el gobierno estadounidense condene cualquier tipo de violencia política en Brasil.

Haddad, de 55 años, fue designado candidato en septiembre, en reemplazo de Lula. Su despegue se dio sobre la base de millones de brasileños que se beneficiaron de las políticas de inclusión social de Lula. Pero no consiguió, superada la primera vuelta, más que el “apoyo crítico” de los principales líderes de centroizquierda, que reprochan al PT sus manejes político-financieros durante sus años en el poder.

Quien resulte electo sustituirá el 1º de enero de 2019 a Michel Temer, el presidente más impopular desde el retorno de la democracia, que asumió el cargo en 2016 tras la destitución de Dilma Rousseff, del PT, acusada de manipular las cuentas públicas.

Haddad prometió luchar hasta el último aliento para impedir que “el fascismo se instale en Brasil”; y Lula pidió desde la cárcel relegar las divergencias entre “demócratas”.

Bolsonaro, que aún carga con una bolsa de colostomía debido a una puñalada que le asestaron en el abdomen el 6 de septiembre, hizo campaña esencialmente en las redes sociales, sin participar en ningún debate, alegando prescripción médica. “O se marchan o van a la cárcel. Esos marginales rojos serán desterrados de nuestra patria”, vociferó el domingo pasado en una intervención por teléfono trasmitida en un mitin en San Pablo.

Esa arenga “rabiosa” llevó a Alberto Goldman, exgobernador de San Pablo y miembro de la dirección del centroderechista PSDB (el partido del expresidente Fernando Henrique Cardoso) a anunciar que votaría por Haddad.

Jair Bolsonaro, candidato a la presidencia de Brasil. Foto: Reuters.
Jair Bolsonaro, candidato a la presidencia de Brasil. Foto: Reuters.

Márcio Coimbra, coordinador de programas de posgrados en Relaciones Internacionales de la Facultad Presbiteriana Mackenzie (EEUU), descarta que Bolsonaro pueda tomar medidas “que afecten a la democracia”. Brasil, alega, tiene “un Ministerio Público fuerte, una Corte Suprema fuerte y un Congreso abierto”. “Es posible que haga reformas de la Constitución, para adaptarla a su agenda, pero que no afectarán la democracia”, sostiene.

Bolsonaro y Haddad se proponen revivir tiempos heroicos, aunque diferentes.

El lema de campaña del PT, “El pueblo feliz de nuevo”, evoca la “edad de oro” de los gobiernos de Lula, con una economía boyante impulsada por los precios elevados de los productos agrícolas.

El paraíso perdido de Bolsonaro es otro: “Queremos un país semejante al que teníamos 40 o 50 años atrás”, declaró en una entrevista radial. El periodo de referencia, de 1968 a 1978, fue el más duro de la dictadura militar. Pero también fue en su inicio el del “milagro económico” brasileño, un proyecto industrializador.

En política externa, Bolsonaro mostró voluntad de acercamiento al estadounidense Donald Trump, incluyendo un aumento de la presión sobre el régimen socialista de Venezuela, en pleno marasmo económico y social. Haddad quiere reforzar las relaciones Sur-Sur.

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