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Opinión: un Brasil más a la derecha

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Jair Bolsonaro llega a su circuito de votación este domingo durante las elecciones en Brasil. Foto: AFP

ELECCIONES

El mensaje de las encuestas no puede ser ignorado y seguramente exigirá estrategias diferentes de las dos campañas que disputan la segunda vuelta.

El Brasilque salió de las urnas el 2 de octubre está a la derecha de lo que apuntaban todas las encuestas: presidencial, gobierno y Senado.

Voto bochornoso o silencioso, anti-PT, descalibración de los criterios socioeconómicos de los institutos de investigación o desaciertos: los próximos días serán pródigos en análisis de datos para tratar de mostrar qué pasó para que las encuestas no captaran la fuerza de Jair Bolsonaro y de tus candidatos.

Pero el mensaje de las encuestas no puede ser ignorado y seguramente exigirá estrategias diferentes de las dos campañas que disputan la segunda vuelta.

Por parte de Lula, todo el cuidado de los últimos días fue para evitar que, si no se producía la tan cacareada victoria en la primera vuelta, las tropas no colapsaran.

Bolsonaro llegó con un ascenso extraordinario, más allá de cualquier margen de error, y con un resultado muy positivo en el Sudeste, que concentra los tres principales colegios electorales del país. La victoria en la primera vuelta de candidatos que fueron cerrados bolsonaristas en Minas Gerais y Río de Janeiro les permite salir del armario para hacer campaña por la reelección ahora. Por no hablar de la disputa en San Pablo, donde Tarcísio de Freitas no solo llegó a la segunda vuelta sino que acabó por delante de Fernando Haddad, jugada que tampoco fue captada por las encuestas. Sin mencionar que habrá un mes para que el Auxílio Brasil de R$ 600 y la mejoría de los indicadores económicos se haga efectiva.

El escenario le da a Lula algunos mensajes. La primera es que el antibolsonarismo no resultó ser mucho más fuerte que el antipetismo imaginado. Algo que no solo los institutos, sino también nosotros en la prensa no entendemos.

La segunda es que ya no será posible que Lula se limite a prometer repetir lo que hizo cuando era presidente, sin dejar claro qué pretende hacer en la economía y con quién gobernará.

El candidato a vicepresidente, Geraldo Alckmin, gana aún más peso, y habrá mucha presión por la nominación del futuro Ministro de Hacienda.

Finalmente, habrá que añadir el apoyo de la centroderecha. El primer guiño debería ser para la candidata del MDB, Simone Tebet, que quedó tercera. Para ella también puede ser interesante un acercamiento al PT, ya que estará sin mandato a partir del próximo año y solo podrá disputar una nueva elección en dos años.

Del lado de Bolsonaro, habrá fuertes críticas a los institutos de investigación y la prensa, e incluso a las máquinas de votación electrónica. Parece lógicamente imposible decir al mismo tiempo que los institutos y las encuestas se equivocaron, pero eso está dentro de la narrativa que ha estado preparando: que o ganaba en primera vuelta o sería un fraude.

Bolsonaro llega “creciendo” a la segunda fase de la campaña, y con un equipo de derecha más ideológico electo y dispuesto a hacer campaña con vehemencia por él.

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