BRASIL

Miles de partidarios del presidente Jair Bolsonaro se manifestaron ayer viernes en Brasilia a favor de la flexibilización del porte y la posesión de armas, el mismo día en que una encuesta reveló que el mandatario tiene por primera vez una desaprobación de más del 50%.

Convocados por el movimiento Proarmas con el lema “No es sobre armas, es sobre libertad”, los manifestantes marcharon por la Explanada de los Ministerios. Vestidos de blanco, muchos de ellos sin tapaboca, exigieron el derecho a defenderse y pidieron “el cese de la persecución cultural” contra los aficionados a las armas, como cazadores, tiradores deportivos y coleccionistas.

La posesión y el porte de armas son banderas de Bolsonaro. En sus más de dos años de gestión, el presidente ha firmado más de 30 actos normativos para que los brasileños puedan adquirir o portar armas con más facilidad, pero muchos de ellos han sido trabados por el Poder Legislativo o el Judicial.

Los manifestantes también se declararon en contra del sistema de voto electrónico y advirtieron de la posibilidad de fraude en las presidenciales de 2022, en línea con lo que viene denunciando el propio Bolsonaro.

Una encuesta de Datafolha difundida ayer viernes revela que la tasa de desaprobación de Bolsonaro superó por primera vez el 50% y confirma que sería derrotado ampliamente en las elecciones de 2022 por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Poco después de la divulgación de esta encuesta, Bolsonaro volvió a poner en duda el sistema electoral brasileño. En su opinión, está en “preparación un fraude”.

De acuerdo con el sondeo, Lula ganaría en segunda vuelta, con un 58% de los votos, frente al 31% que obtendría Bolsonaro, quien a su vez también perdería ante otros candidatos, como el laborista Ciro Gomes y el gobernador de San Pablo, Joao Doria, de centroderecha.

La encuesta de Datafolha, que está en línea con otros sondeos recientes, detectó además que la tasa de reprobación de Bolsonaro ha llegado al 51%, frente al 45% que tenía en mayo pasado, con su imagen afectada por la gestión de la pandemia.

“Parece que ya sabemos quién ganará en 2022”, dijo Bolsonaro en tono irónico a un pequeño grupo de seguidores y agregó: ¿Será que vamos a entregar (el poder)?”.

Esta semana, el presidente ya había dicho que, si las elecciones de 2022 se celebran con el sistema de urnas electrónicas que el país adoptó hace dos décadas, podría llegar a “desconocer” el resultado.

“Si las elecciones son honestas gracias a la tecnología, por qué el mundo no las adopta”, planteó.

El Gobierno de Bolsonaro ha presentado al Congreso un proyecto de ley con la intención de alterar el sistema de sufragio y regresar al voto por papeletas, que en opinión del mandatario es “más seguro” y “auditable”.

Sin embargo, once partidos del ala conservadora ya han adelantado su oposición a ese proyecto, también rechazado por el magistrado Luis Barroso, presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE).

Según Bolsonaro, “el fraude está en el TSE” y el juez Barroso “es un idiota”.

En ese mismo marco, volvió a declarar que, si se mantiene el sistema electrónico de votación, “corremos el riesgo de no tener elecciones el año que viene”, aunque luego aclaró que, si hay unos comicios “limpios”, le entregará el cargo a quien gane.