ARGENTINA

GDA/ LA NACION

La sesión finalizaba cuando un micrófono mal cerrado le jugó una mala pasada a una Cristina Kirchner que, a esa hora de la jornada, ya pensaba más en la cena y el postre que en la votación que estaba en pleno proceso.

“¿A qué hora cierra Rapa Nui?”, se escuchó, de manera cristalina, la voz de la vicepresidenta amplificada por el sistema de audio del recinto preguntando por la conocida marca de helados y chocolates con locales en varios puntos de Buenos Aires. "Me agarró ganas de algo...", se escuchó en seguida. Y posteriormente un ¡bien!", mientras se mencionaban los votos de los senadores.

Apenas unos segundos antes, Cristina Kirchner les había anunciado a los senadores que estaba abierto el período para que votaran un proyecto sobre participación de mujeres y diversidades en el sector pesquero.

Pero se olvidó de cerrar el micrófono, por lo que se pudo escuchar lo que hablaba, en confianza, con uno de sus asistentes que se había acercado al estrado de la presidencia.

Era el anteúltimo tema de una sesión extensa en la que, unos minutos antes, el Senado había aprobado, tras un intenso cruce debate entre el oficialismo y oposición, el proyecto de ley de reglamentación de la restricción de actividades por la pandemia que impulsa el gobierno de Alberto Fernández.

La vicepresidenta se ausentó en gran parte de la sesión, ya que mantuvo una serie de reuniones en su despacho de la presidencia del Senado.

Entre las audiencias que mantuvo Cristina Kirchner figura una con el ministro del Interior, Eduardo De Pedro, para coordinar la estrategia de debate legislativo del proyecto de postergación de las elecciones, aprobado en la noche del miércoles por la Cámara baja.

Por suerte para la vicepresidenta, el Rapa Nui de la calle Uruguay al 1200, vecino del domicilio de Cristina Kirchner en el barrio de Recoleta, cierra recién a la una de la mañana.