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Beisbolistas que fugaron vuelven de visita a Cuba

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Estadounidenses y cubanos son apasionados del béisbol y eso contribuye a acercarlos.
Arthur van der Velde/Arthur van der Velde

Todos lograron éxito en EE.UU.; béisbol cubano perdió calidad.

El béisbol llenó su propia página en la reconciliación de Cuba y Estados Unidos: peloteros cubanos que fueron estigmatizados por desertar volvieron a la isla como parte de una constelación de estrellas de las Grandes Ligas. Se trata de un doble giro político cubano: entrar en negociaciones con las Grandes Ligas, acusadas por mucho tiempo de robar talentos, y recibir como visitantes oficiales a deportistas desertores, que antes solo podían regresar en esporádicos viajes familiares.

En una sala atestada de cámaras y grabadoras del emblemático Hotel Nacional, y ante la presencia de dirigentes deportivos cubanos, cuatro beisbolistas isleños que juegan en Estados Unidos fueron recibidos con aplausos por el público.

Sonrientes, fueron tomando su lugar José Abreu (Medias Blancas), Yasiel Puig (Dodgers), Alexei Ramírez (agente libre) y Brayan Peña (Cardenales de San Luis).

En primera fila, el médico Antonio (Tony) Castro, vicepresidente de la Federación Cubana, hijo del líder Fidel Castro, recibió los saludos de los representantes de la Major League Baseball (MLB) y de la Asociación de Jugadores de Major League Baseball.

Puig, quien desertó en 2011, se emocionó sin reservas. "Me siento muy feliz de estar en Cuba, y que me hayan dado la oportunidad de volver a mi país", dijo el jardinero de 25 años a la AFP. "Todos los cubanos que están fuera del país siempre están dispuestos a jugar por nuestra patria", agregó.

Ramírez, quien abandonó Cuba de forma legal en 2007, tampoco ahorró sonrisas. "Estoy muy contento de que esto haya sucedido. !Estoy muy feliz! y esperamos que pasen cosas buenas" de aquí en adelante.

Abreu, quien desertó en 2013 y firmó un contrato de seis años por US$ 68 millones con los Medias Blancas, dejó en Cuba a un hijo de cinco años a quien no había podido ver en este tiempo.

Para el béisbol y los aficionados cubanos esta gira, lejos del morbo político, representa un reencuentro con jugadores que alcanzaron el esplendor fuera de su tierra. Visitantes del hotel, sorprendidos, se tomaron fotos con ellos. Esta es la primera vez en cinco décadas que una constelación de estrellas y directivos de la MLB visitan Cuba.

Atraídos por millonarios salarios, muchos jugadores han desertado y su salida ha mermado la calidad del béisbol nacional. Un acuerdo con las Grandes Ligas sería para muchos la salvación del deporte.

Pero las restricciones del embargo impiden la libre contratación de los cubanos, que deben radicarse en otro país y asegurar en el contrato que no retornarán a Cuba.

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Estadounidenses y cubanos son apasionados del béisbol y eso contribuye a acercarlos.

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