Juan Carlos Monedero dejó la dirección de Podemos, donde desde el nacimiento de la formación desempeñó un papel clave como ideólogo e impulsor del proyecto. 

Lo hizo horas después de lanzar, con tono amargo y ostensible decepción, unas críticas a la estrategia política actual, que muchos simpatizantes y algunos cargos comparten, y que reflejan en su opinión un distanciamiento del espíritu fundacional del partido y que certifican la existencia de discrepancias en la cúpula. El profesor de Políticas de la Universidad Complutense de Madrid las calificó de "debate de ideas" y pidió que no se traduzca en "choque agónico".

Ese debate, reconoció en una entrevista en Radiocable, es una muestra de la "tensión" que existe entre las dos almas de Podemos y que ahora ha aflorado con más fuerza ante la primera gran prueba de fuego de la organización: la elaboración del programa, del que el propio Monedero era responsable, y la estrategia política ante las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo. La reflexión puede resumirse en una frase. "Me gusta más Galeano que Juego de tronos", consideró sobre la serie, tan citada por los portavoces de Podemos.

La dirección de Podemos, que se debate entre la moderación y la osadía, entre responsabilidad institucional y el latido de sus círculos y del 15-M (el llamado movimiento de los indignados), dejó caer al secretario de Proceso Constituyente, aunque la decisión de abandonar los órganos de dirección sostienen que fue suya.

Monedero lanzó el lunes el primer aviso. "Se está cerrando una etapa", dijo. El jueves habló con Pablo Iglesias y le comunicó sus intenciones. Este lo anunció públicamente poco después, antes de un acto con el candidato de la formación a la presidencia de la Comunidad de Madrid, José Manuel López, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

"Quizás Juan Carlos no es un hombre de partido, es un intelectual que necesita volar", reflexionó Iglesias, quien, en cualquier caso, admitió que no comparte "algunas de las reflexiones" que llevaron a Monedero a alejarse de la primera línea de la política y tratar de impulsar el proyecto desde donde nació, es decir, la calle y la reflexión.

Monedero vivió en enero un pulso con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tras conocerse los cobros de más de 400.000 euros por trabajos de asesoría a los Gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Una cantidad que percibió a través de su empresa, Caja de Resistencia Motiva2.

A partir de ese momento, el cofundador de Podemos limitó su presencia pública de forma notable, mientras que su participación en la campaña de las elecciones andaluzas del 22 de marzo quedó reducida a unos pocos actos, donde pudo mantener un contacto directo con las bases de la formación. A pesar de haber reivindicado siempre su condición de "particular" o ciudadano de a pie, Monedero ha desempeñado durante meses, y en una época decisiva para el impulso de Podemos en las encuestas, una portavocía del partido —según muchos sondeos, el primero en estimación de voto— que le obligaba a tener una responsabilidad y mucha presencia en los medios de comunicación.

Ahora, el politólogo considera que "el poder hizo bien los deberes" contra él.

Monedero no se ha sentido cómodo con determinadas dinámicas, que por otro lado pertenecen a la vida orgánica de todas las fuerzas políticas. Se mostró decepcionado, desengañado y defraudado ante los equilibrios de la primera línea de la actividad de partido y reconoció que la organización que fundó ha caído en algunos vicios de la competición electoral.

"A veces nos parecemos a lo que queremos sustituir. Eso es una realidad", aseguró. En la visión de Monedero, "Podemos cae en este tipo de problemas porque deja de tener tiempo para reunirse con un pequeño círculo, porque es más importante un minuto de televisión o es más importante aquello que te suma a la estrategia colectiva..."

De acuerdo con su análisis, el momento en que las fuerzas políticas tienen como principal objetivo "acceder al poder" entra también "en el juego electoral y empiezan a ser rehenes de lo peor del Estado, de su condición representativa".

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