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Argentina flexibiliza la cuarentena; Brasil teme un “colapso” económico y social

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Villa 31, un barrio obrero de Buenos Aires donde se detectaron varios casos de COVID-19. Foto: Reuters

El gobierno de Alberto Fernández trabaja en las medidas para que cientos de empresas vuelvan a trabajar; en Brasil, la administración de Bolsonaro serías consecuencias por la crisis del coronavirus.

A dos meses de que se detectaran los primeros casos de COVID-19 en la región y que comenzaran las medidas que llevaron a detener buena parte de la economía, los indicadores están demandando una reapertura de la actividad.

En Argentina el gobierno de Alberto Fernández está trabajando en ello y prepara la flexibilización de las medidas decuarentena a fin de que cientos de empresas vuelvan a trabajar.

En Brasil, el gobierno de Jair Bolsonaro sigue presionando a los gobernadores para que levantes el aislamiento social; ayer jueves el ministro de Economía, Paulo Guedes, advirtió de un “colapso” económico y social en un plazo de un mes.

“Aunque el pueblo tenga dinero en la mano, dentro de unos 30 días puede empezar a haber carencias en las estanterías y a desorganizarse la producción, entrando en un sistema de colapso económico, de desorden social”, declaró Guedes luego de una reunión con los jueces de la Corte Suprema.

A esa reunión también asistió Bolsonaro, junto a influyentes empresarios, para abogar por el retorno de la actividad económica.

“Tenemos que evitar que el país se sumerja ahora en una crisis económica de la que no podrá salir”, declaró el mandatario frente al presidente del Supremo, José Antonio Dias Toffoli.

Bolsonaro dijo que algunos estados fueron demasiado lejos en sus medidas de distanciamiento social, y que se deben tomar medidas lo antes posible para sacar a la economía de “cuidados intensivos”.

Sostuvo que esas medidas de aislamiento social, que en algunas regiones del país ya llegan al confinamiento total, “van a colapsar la economía” y harán de Brasil una “nueva Venezuela, pero no por el régimen, sino por la miseria que existe” en esa nación.

La crisis del coronavirus se intensifica en Brasil, donde hay 125.218 casos confirmados y 8.536 muertes.

Mientras tanto, las instituciones financieras encuestadas por el Banco Central de Brasil predicen que la economía se contraerá un 3,8% este año.

El presidente del Instituto Aço Brasil, Marco Polo de Mello, dijo en nombre de los empresarios que la industria nacional opera en este momento a un 40% de su capacidad y las ventas han caído en promedio en un 60% en todos los sectores. “Nuestra gran preocupación es que esta crisis ocasione una crisis social como consecuencia del desempleo”, por lo que es necesario “evaluar la situación con sentido de urgencia”, porque “la industria está en terapia intensiva y si no sale la situación será gravísima”, alertó Polo de Mello.

Reapertura progresiva.

En Argentina, en tanto, el Gobierno asiste a un punto de inflexión. Si al inicio de la pandemia la máxima “una economía que se cae se levanta, pero una vida que se pierde no se recupera más” moldeó la estrategia oficial, a partir de ahora se encara el camino de salida, con el norte puesto en reanimar la actividad económica, informó ayer el diario La Nación. Lo que habilitó ese tránsito fue el factor sanitario: el ritmo de contagios es el que justifica científicamente el pasaje a la siguiente fase, bautizada de “reapertura progresiva”.

Con la variable sanitaria bajo control, en la ecuación del Gobierno comenzaron a ganar peso los primeros indicadores económicos que le pusieron cifras al efecto del confinamiento y los signos de agobio social.

Además, para el presidente Alberto Fernández llegó el momento de poner a prueba la “responsabilidad individual” de los ciudadanos.

El miércoles se conocieron las cifras del Indec de marzo, que marcan que el Índice de Producción Industrial manufacturero (IPIm) cayó un 16,8% respecto al mismo período del año previo, mientras que la construcción se desplomó un 46,8%. El titular de ese organismo, Marco Lavagna, advirtió que el 70% del PBI argentino está afectado por las restricciones derivadas de la cuarentena para prevenir el COVID-19.

Nadie desconoce en el Gobierno que los números de abril, donde la parálisis fue plena en muchos sectores, serán peores.

un grupo de gente disfrutando de un día de sol y calor en Griffith Park, Los Angeles. Foto: Reuters
un grupo de gente disfrutando de un día de sol y calor en Griffith Park, Los Angeles. Foto: Reuters

La expectativa en la Casa Rosada ahora es que mayo exhiba una tímida mejoría, a partir de la reanudación de varias industrias.

En el escritorio del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, hay un listado de unas mil empresas del sector industrial que ya tienen aprobados sus protocolos sanitarios y que esperan con ansias el anuncio presidencial para volver a abrir sus persianas.

Se agravan el norte y el nordeste brasileño

Brasil contabilizó 610 nuevas muertes a causa del coronavirus en las últimas 24 horas, con lo que el total de decesos ascendió a 9.146, mientras que los casos confirmados sobrepasaron los 135.000, informó ayer jueves el Ministerio de Salud.

Se trata de la tercera jornada consecutiva en la que el número diario de fallecidos por COVID-19 se sitúa en la barrera de los 600, tras alcanzar el récord de 615 muertes el miércoles, en línea con la expectativa de las autoridades sanitarias de que el inicio del pico de la pandemia tendría lugar entre mayo y junio.

En cuanto a la cifra de casos confirmados, Brasil notificó 9.888 nuevos contagios por el coronavirus, totalizando 135.106 infectados.

En su boletín diario, el Ministerio de Salud señaló que el estado de San Pablo, el más poblado de Brasil, con unos 46 millones de habitantes, sigue a la cabeza de las notificaciones, con 39.928 casos confirmados y 3.206 muertes, seguido de Río de Janeiro (14.156 infectados y 1.394 decesos).

Asimismo, alertó de que, pese a que muchos municipios “todavía no registran casos confirmados u óbitos por la enfermedad”, el coronavirus “está presente en todos los estados brasileños”.

La situación más crítica se concentra, sin embargo, en algunos estados del norte y nordeste, las dos regiones más empobrecidas del país.

En el norteño Amazonas, sumergido hace días en un colapso sanitario, la tasa de incidencia es de 2.437 diagnósticos positivos por cada millón de habitantes, mientras que los muertos llegan ya a 805 y, los casos, a 10.099.

Ya su vecino Pará intentó ayer jueves el confinamiento absoluto en 10 de sus ciudades, pero muchos brasileños desafiaron las medidas restrictivas en el estado, que superara los 410 fallecidos y 5.524 infectados por el coronavirus.

La región siguió los pasos de Maranhao, en el nordeste brasileño, que adoptó el confinamiento total tras una decisión judicial, mientras que se espera en los próximos días el confinamiento absoluto en algunas ciudades del país.

Las autoridades estudian además la aplicación de medidas más rigurosas en localidades de Pernambuco, también en el noreste, y en Río de Janeiro, que ha entrado en colapso sanitario, según admitió el propio gobernador, Wilson Witzel. (EFE)

American Airlines retoma los vuelos a España desde Dallas
American Airlines no se pronunció de inmediato ante el hecho. Foto: New York  Post

La estadounidense American Airlines anunció la puesta en marcha de un vuelo directo y diario entre el aeropuerto de Madrid, Barajas, y el de Forth Worth de Dallas (Texas), uno de los principales puntos de conexión de Estados Unidos.

Esta ruta llevaba varias semanas sin actividad y, tras su vuelta, American Airlines se convierte en la primera aerolínea que conecta Estados Unidos y España en vuelo directo, regular y comercial desde que el presidente Donald Trump restringiese a mediados de marzo los vuelos con origen en la Unión Europea como medida para la contención del COVID-19.

La decisión de la aerolínea norteamericana permitirá que pasajeros españoles con un motivo justificado y documentación en regla entren en Estados Unidos en vuelo directo desde España. Los viajeros que decidan viajar con American Airlines a partir del 11 de mayo deberán hacer uso obligatorio de una mascarilla mientras se encuentren en el interior de la cabina, según advirtió la propia compañía la semana pasada, una medida que ya es obligatoria para la tripulación. La aerolínea también distribuirá toallitas desinfectantes antes y durante los vuelos.

Desde la expansión de la pandemia del COVID-19, American Airlines se ha enfrentado a una coyuntura económica compleja que le ha hecho perder unos 2.241 millones de dólares durante el primer trimestre del año como consecuencia de la drástica caída en los desplazamientos y las restricciones gubernamentales.

Además, la complicada situación económica de la empresa obligó a American Airlines a solicitar el paquete de ayuda federal.

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