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Aplican restricción en 13 de 27 estados de Brasil por el avance del virus

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COVID-19 en Guarulhos, Brasil. Foto: Reuters.

NUEVAS MEDIDAS

Los estados de São Paulo, Ceará, Paraná, Paraíba, Bahía, Piauí, Mato Grosso y Pernambuco iniciaron toques de queda desde la noche del viernes.

Brasil está semiparalizado. La mitad del país trabaja a media marcha desde ayer sábado luego de que varios estados aplicaran nuevas medidas para restringir la movilidad y evitar un colapso del sistema de salud ante el fuerte avance de la pandemiaque no da tregua en el gigante sudamericano.

Toques de queda en la noche y durante la madrugada y el cierre total de establecimientos comerciales, salvo aquellos que brindan servicios esenciales, comenzaron a ser aplicados con fuerza este fin de semana en 13 de los 27 estados del país.

La intención es disminuir la movilidad de las personas con la finalidad de frenar la propagación del virus que, tras su llegada al país, el 26 de febrero de 2020, hace ya un año, ha dejado en Brasil unas 252.835 muertos y 10,5 millones de infectados.

En la actualidad, Brasil enfrenta un aumento nunca antes visto en el número de muertes por COVID y la situación del sistemas de salud en la mitad del país es crítica, ya que los CTI están a punto de desbordar su capacidad.

Desde la noche del viernes, los estados de São Paulo, Ceará, Paraná, Paraíba, Bahía, Piauí, Mato Grosso y Pernambuco iniciaron toques de queda que se prolongaron hasta la madrugada y que se extienden por entre 7 y 10 horas.

Mato Grosso do Sul prorrogó por quinta vez y por 15 días más el toque de queda que viene aplicando desde el 11 de diciembre y otras regiones como Acre y Santa Catarina endurecieron las medidas que ya venían implementando desde días atrás.

Por su parte, Brasilia, la capital del país, cierra a partir de hoy domingo y por tiempo indeterminado “todas las actividades comerciales e industriales” de la ciudad, excepto servicios esenciales y “cultos, misas y rituales de cualquier credo o religión”.

En São Paulo, el estado más poblado e industrializado de Brasil, con unos 46 millones de habitantes, el toque de queda comenzó la víspera a las 23:00 horas.

En la capital homónima, aunque bares, discotecas, restaurantes y centros comerciales estaban cerrados, muchas personas seguían circulando en las calles e incluso algunos se unieron para protestar por la medida en la icónica Avenida Paulista, la más importante vía de la ciudad.

Un pequeño grupo de manifestantes, sin tapabocas, vestidos con camisetas amarillas y armados con la bandera de Brasil, pidió la destitución del gobernador Joao Doria mientras gritaban “¡lockdown no!”.

Aunque fueron anunciadas multas para quienes violaran la norma, las autoridades solo realizaron orientaciones pedagógicas a quienes transitaban la víspera por las calles después de las 23:00 horas.

La medida tendrá vigencia hasta el próximo 14 de marzo y se aplicará en los 645 municipios paulistas en momentos en que la región vive un recrudecimiento de la crisis sanitaria y tiene más de 6.500 pacientes hospitalizados por el COVID-19, un número nunca antes visto desde que la pandemia llegó al país.

La restricción de la circulación de personas en São Paulo se suma a otras medidas que ya habían sido adoptadas por el gobernador Doria como la restricción de horarios para bares, restaurantes y comercios durante el resto de la jornada.

En Brasil hay 13 estados en situación crítica como consecuencia de las altas tasas de ocupación de los CTI y 17 capitales regionales al borde del colapso, con más del 80% de sus camas ocupadas, una situación que, para la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), el principal centro de investigación médica de América Latina, “revela el peor escenario jamás observado”, desde el inicio de la pandemia.

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