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Los aliados abandonan a Dilma a su suerte

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Dilma Rousseff. Foto: Reuters
Brazil's President Dilma Rousseff gestures during a meeting with educators at the Planalto Palace in Brasilia, Brazil April 12, 2016. REUTERS/Ueslei Marcelino BRAZIL-POLITICS/
UESLEI MARCELINO/REUTERS

Dos partidos más de la coalición de gobierno se pasaron al bando opositor.

La presidenta de izquierda Dilma Rousseff se halla más amenazada que nunca por el procedimiento de destitución que será votado el domingo por los diputados brasileños, tras la deserción de importantes aliados.

La coalición estructurada en torno al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y de su predecesor Luiz Inácio Lula da Silva sufrió el martes un duro golpe, con el anuncio de que dos partidos de la coalición, el PP, con 47 diputados, y el PRB, con 22, apoyarán mayoritariamente el impeachment.

Un juicio de destitución puede abrirse si cuenta con el apoyo de 342 de los 513 diputados (dos tercios) y luego con el de más de la mitad del Senado. En ese caso, Rousseff sería reemplazada por su vicepresidente, el centrista Michel Temer, en espera de que los senadores pronuncien un fallo definitivo, en un plazo de seis meses.

La encuestas publicadas cotidianamente por los principales medios brasileños muestran que la oposición se acerca cada día un poco más a esa barrera, y los analistas anticipan que las rupturas del PP y el PRB podrían desencadenar un "efecto manada".

"Si todos los partidos de tamaño medio se van, Rousseff no tiene condiciones de sobrevivir al impeachment", dijo David Fleischer, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia.

Según el diario O Estado de São Paulo de este miércoles, los diputados decididos a votar por la destitución de Rousseff pasaron de 234 el 5 de abril, a 302 actualmente. El número de los adversarios del impeachment también creció, pero menos, de 110 a 125 en el mismo periodo.

Había asimismo 44 indecisos y 42 que no quisieron responder. El miércoles por la mañana, uno de los últimos integrantes de la coalición, el PSD, que cuenta con 36 diputados, convocó a una reunión en Brasilia para decidir su postura. Y el PR, que tiene 40 escaños, se reunirá el jueves.

Rousseff tildó el martes a su vicepresidente Temer de "traidor", sin nombrarlo, y lo sindicó como uno de "dos conspiradores" que traman un "golpe de Estado" institucional. El otro sería el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha.

Los partidarios de ambos bandos llamaron a movilizaciones masivas el fin de semana en Brasilia. Las fuerzas de seguridad tendieron un vallado a lo largo de la explanada de los ministerios para evitar incidentes.

En la mañana solo se veían algunos camiones con altavoces y algunos carteles en favor del impeachment. Uno tenía una foto gigante de un lujoso tríplex en São Paulo que está en el centro de investigaciones judiciales sobre Lula con la inscripción: "Usted pagó por esto", observó un reportero de la AFP.

La tensión política y las incertidumbres sobre su futuro inmediato llevaron a Rousseff a anular su participación en la ceremonia de encendido de la llama olímpica de los Juegos que se abrirán en Río de Janeiro dentro de menos de cuatro meses. Lula multiplica los contactos y negociaciones, para reforzar la presencia de quienes permanezcan fieles a Rousseff en el gobierno y el aparato administrativo, en caso de que la mandataria supere el trance.

Promete luchar hasta el final

"Sé que los brasileños están de mi lado y que venceremos esta batalla", declaró Rousseff en alusión al proceso de votación que comenzará el próximo viernes en la Cámara de Diputados y definirá si el trámite para un juicio político llega al Senado, que tendrá la palabra final sobre el asunto. Y anticipó que la semana que viene llamará a un diálogo nacional.

Dilma Rousseff. Foto: Reuters
Dilma Rousseff. Foto: Reuters

EL PROBLEMA DE LA LÍNEA SUCESORA

Temer pide que separen las cuentas

El vicepresidente brasileño, Michel Temer, primero en la línea de sucesión en caso de que la presidenta Dilma Rousseff sea sometida a un juicio político en el Congreso, presentó ayer un recurso para que el tribunal electoral no juzgue sus cuentas de campaña junto a las de la mandataria. Temer le solicitó al Tribunal Superior Electoral (TSE) que el proceso abierto en esa corte por supuestas irregularidades en las cuentas de campaña establezca una diferencia entre las responsabilidades de la presidenta y las del vicepresidente, informaron sus abogados. La corte electoral abrió diferentes procesos por irregularidades en la campaña con la que Rousseff y Temer fueron reelegidos en octubre de 2014 como presidenta y vicepresidente de Brasil, respectivamente, y una sentencia condenatoria puede costarle el mandato a ambos. El tribunal anunció que pretende unificar todos los procesos contra la campaña electoral de la candidatura Rousseff-Temer y que puede pronunciarse en forma definitiva sobre el caso en el segundo semestre de este año o a comienzos de 2017. Las confesiones de empresarios implicados en el gigantesco escándalo de corrupción de la estatal Petrobras mostraron indicios de que la campaña fue alimentada con recursos desviados de la petrolera, lo que, de comprobarse, puede llevar al tribunal electoral a despojarlos a ambos del mandato y a convocar a nuevas elecciones.

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