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La aldea pakistaní donde las mujeres nunca han votado

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La prohibición se decidió en base a la idea de que el voto de las mujeres sería una "deshonra" para los hombres. Foto: AFP

Mohri Pur

Los hombres de la aldea decretaron hacia 1947 que las mujeres no podían votar, pero una nueva ley electoral y la evolución de la mentalidad podrían cambiar las cosas este año.

Al menos eso es lo que esperan algunas mujeres reunidas a la sombra de un árbol de esta aldea situada a unos 60 km de la ciudad de Multan, en una zona rural y conservadora del centro de Pakistán. El país acudirá a las urnas el 25 de julio para elecciones legislativas. 

Está por ver si los hombres del pueblo estarán de acuerdo. Por ahora miran recelosos a las que conversan con los periodistas de la AFP.

"Piensan quizá que las mujeres son estúpidas (...) o que para ellos es una cuestión de honor", afirma Nazia Tabasum, de 31 años.

La prohibición se decidió en base a la idea de que el voto de las mujeres sería una "deshonra" para los hombres.

El concepto de "honor" forma parte de un código patriarcal que tiende a justificar la violencia y opresión a las mujeres que desafían las tradiciones conservadoras, por ejemplo eligiendo ellas mismas a su marido o trabajando fuera de casa.

"No sé dónde está su honor cuando se quedan tumbados en casa (...) mientras sus mujeres trabajan en el campo", protesta Tabasum.

Una nueva regla de la Comisión Electoral Pakistaní (ECP) prevé que al menos el 10% de los votantes de cada circunscripción sean mujeres, como condición para no anular el voto.

Casi 20 millones de nuevos electores se han inscrito en listas para los comicios de 2018, entre ellos 9,13 millones de mujeres, según ECP.
Una nueva etapa en el largo combate de las pakistaníes por sus derechos, pero también una manzana de la discordia en lugares como Mohri Pur.

Insultos.

"Son zonas donde las mujeres ni siquiera están autorizadas a salir de casa", explica Farzana Bari, una experta en los derechos de las mujeres.

La norma fijada por la ECP mejorará la situación pero quedarán sitios donde las mujeres no tengan acceso a las urnas, añade.

Un problema existente en otras zonas del país: en 2015, unos hombres impidieron a mujeres votar en elecciones locales en un distrito del noroeste. La ECP invalidó el resultado.

En 2013, un tribunal ordenó la detención de hombres en otros dos distritos por haber impedido a las mujeres votar en las legislativas.

En Mohri Pur, algunas mujeres cursaron estudios y trabajan fuera de casa.
Muchas jóvenes quieren ejercer su derecho al voto, pero las de más edad son recelosas. Nazeeran Mai, una viuda de 60 años, estima que no se ajusta a "la costumbre". "Nadie puede impedírmelo pero no voto porque nadie lo hace".

Otras temen ser agredidas.

"Si van a votar solas habrá violencia y agitación. Los hombres las insultarán y les pegarán, por eso más vale no ir", afirma Shumaila Majeed, de 22 años.
Ni siquiera Irshad Bibi, la única mujer del consejo municipal de la aldea (la ley exige que haya al menos una) votó nunca.

Cuando la AFP le pregunta el motivo, ella deja que conteste su marido Zafar Iqbal: "Nuestros antepasados impusieron esta costumbre. Hoy todavía estamos aferrados a ella".

Nada que hacer.

"Ninguna democracia civilizada debería permitir que la mitad de la población esté privada de sus derechos", estima Hajrah Mumtaz, una editorialista del periódico Dawn.

Los candidatos locales a las elecciones dicen tener las manos atadas sobre este tema.

"No puedo romper su tradición. Es la gente del pueblo la que debe decidir cuándo permitirá votar a las mujeres", afirma Raza Hayat Hiraj, representante del partido PTI.

Bismillah Noor, una de las organizadoras de la reunión bajo el árbol, lamenta la testarudez de los hombres.

"Lo intento desde 2001 pero nadie me escucha", afirma. "En 2005 los hombres me dijeron que sus mujeres no querían votar y que yo no debía obligarlas". Un nuevo intento en 2013 fracasó.

La determinación de las mujeres de ahora parece esperanzadora, pero la batalla se anuncia dura. En 2015 Fuzia Talib desafió la prohibición en elecciones locales y acabó marginada. Ahora se pregunta si merece la pena.

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