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Alcalde de Río de Janeiro fue detenido por "liderar organización criminal" de sobornos

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Marcelo Crivella fue detenido en la mañana de este martes en su casa de Barra da Tijuca, acomodado barrio carioca. Foto: Reuters

BRASIL

A nueve días del fin de su mandato, Marcelo Crivella fue detenido este martes al amanecer en su casa del barrio de Barra de Tijuca.

El alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, un expastor evangélico, fue detenido y destituido de su cargo hoy, acusado de “liderar una organización criminal” de sobornos, en el más reciente episodio de corrupción en Brasil. Crivella fue detenido en su casa del acomodado barrio de Barra de Tijuca.

La jueza a cargo del operativo, Rosa Helena Penna Macedo Guita, determinó igualmente su destitución, señalándolo como “jefe de una organización criminal (...) instalada en el ámbito de la Alcaldía de Río con la finalidad de obtener ganancias ilícitas de las más variadas formas”.

Crivella, que en las elecciones de noviembre, en las que resultó derrotado, contó con el apoyo del presidente Jair Bolsonaro, se dijo blanco de una “persecución política”.

“Fui el alcalde que más actuó contra la corrupción en Río de Janeiro. Pido justicia”, agregó Crivella, de 63 años.

El alcalde, que fracasó en su intento de reelección en los comicios de noviembre pasado, es uno de los líderes del partido Republicanos, al que pertenecen dos de los tres hijos del mandatario que actúan en política.

Tanto Bolsonaro como sus hijos, que iniciaron su vida política en Río de Janeiro, mantuvieron silencio sobre el arresto, que en el Gobierno sólo fue comentado por el vicepresidente, Hamilton Mourao, quien apenas dijo que es un “asunto judicial” ajeno al Ejecutivo.

En total, se dictaron siete órdenes de captura junto a la de Crivella, seis de las cuales fueron cumplidas, con órdenes de prisión preventiva. Entre los detenidos figura el empresario Rafael Alves, organizador del esquema y hermano de Marcelo Alves, expresidente de la agencia municipal de turismo Riotur. Otro de los encarcelados es Mauro Macedo, extesorero de las campañas de Crivella y primo de Edir Macedo, el fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), de quien Crivella es sobrino.

Según la investigación, que empezó en 2018 con la delación de un cambista, empresas que querían cerrar contratos con Riotur daban cheques al empresario Rafael Alves.

“La organización criminal recaudó por lo menos 50 millones de reales (casi 10 millones de dólares, al cambio actual), por lo que hemos podido descubrir”, dijo ayer el vicefiscal general, Ricardo Ribeiro Martins.

Esos pagos se efectuaban pese a que la alcaldía de Río “no tiene dinero ni para pagar el 13er salario” de sus funcionarios y acumula atrasos salariales en los hospitales y otras instituciones municipales, agregó.

El desprestigiado alcalde de Río debía ceder su sillón el próximo 1 de enero Eduardo Paes (MDB, centro-derecha), quien lo derrotó en noviembre por casi 30 puntos de ventaja (64% a 36%). La breve transición estará ahora a cargo del presidente de la Cámara Municipal, Jorge Felipe (DEM, centro-derecha).

Durante todo su mandato, Crivella fue objeto de varios procedimientos de destitución, por malas prácticas y gestión deficiente, pero frustrados por la base política “bolsonarista” en la Cámara Municipal.

El último fue motivado por un escándalo denunciado por TV Globo y apodado “Guardianes de Crivella”, un grupo de funcionarios públicos que intimidaban a los periodistas mientras hacían reportajes frente a los hospitales municipales desbordados por la pandemia.

Crivella también fue acusado de mezclar política y religión y de favorecer a los miembros de su iglesia.

En julio de 2018, según el diario O Globo, prometió durante un encuentro con pastores evangélicos que los fieles de la IURD tendrían prioridad para ser operados de cataratas en clínicas municipales.

La Fiscalía abrió recientemente una investigación por presunto uso de la Iglesia Universal para lavar dinero procedente de la corrupción.

En su gestión, Crivella dio la espalda a grandes eventos turísticos, como el carnaval, un imán de divisas.

Lula le abrió las puertas a la política; fue ministro de Dilma
Expresidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en un acto en Recife. Foto: Reuters.

Marcelo Crivella es uno de los tantos obispos evangelistas que saltaron a la política en Brasil, lo cual en su caso se dio con apoyo del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT), hoy el mayor enemigo político del mandatario Jair Bolsonaro y que pactó con esas iglesias en 2002 para garantizar su primera elección como presidente de Brasil.

Crivella es sobrino de Edir Macedo, el fundador de la influyente Iglesia Universal del Reino de Dios y propietario del canal de televisión Récord, uno de los más importantes del país. Macedo es uno de los hombres más ricos de Brasil y de los líderes religiosos con más conexiones políticas. El apoyo de figuras como Macedo fue crucial para la victoria de Bolsonaro en 2018.

Crivella fue elegido senador en 2002 por el Partido Liberal, que respaldó la elección de Lula, y en 2012 fue designado ministro de Pesca por la ex presidenta Dilma Rousseff, también del PT. Se alejó de la mandataria en vísperas de su destitución, en 2016, y ese mismo año fue elegido alcalde de Río de Janeiro con apoyo de las fuerzas políticas que apoyaron la salida de Rousseff del poder por diversas irregularidades administrativas.

Crivella se afilió al partido Republicano y en las presidenciales de 2018 fue uno de los promotores de la candidatura de Bolsonaro en Río de Janeiro, donde agrupó a las iglesias evangélicas en torno al actual presidente.

Bolsonaro retribuyó el gesto en las municipales de este año, en las que Crivella aspiraba a la reelección, pero la impopularidad creciente del alcalde pesó más que el apoyo del mandatario y en los comicios se impuso Eduardo Paes, de centroderecha y quien antecedió en el cargo al obispo ahora preso.

La detención de Crivella suma otro oscuro episodio al historial del estado de Río de Janeiro, de 16,5 millones de habitantes, virtualmente quebrado y en permanente crisis de seguridad.

El gobernador, Wilson Witzel, ha sido destituido temporalmente por sospechas de corrupción en el área de la salud en plena pandemia.

Con Witzel, cinco de los seis gobernadores de Río desde 1998 han tenido problemas con la justicia, y cuatro de ellos fueron presos en algún momento.

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