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Alcalde evangélico boicotea el Carnaval de Río

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El color en el Carnaval de Rio. Foto: Reuters

BRASIL

Recortó el apoyo a las escuelas de samba; igual habrá desfile.

El Carnaval es sagrado en Río de Janeiro. Sin embargo, el alcalde evangélico Marcelo Crivella no comulga con la fiesta y redujo a la mitad las subvenciones para el desfile de este año, sometiendo a las escuelas de samba a una verdadera carrera de obstáculos. Cuando recibieron la noticia en junio, las 13 "escolas" amenazaron incluso con suspender el Carnaval más famoso del mundo.

Pero las aguas se calmaron. Y a falta de un mes exacto para que la locura del "Rey Momo" se apodere de Río, las máquinas trabajan a todo vapor elaborando los majestuosos carros y disfraces para el sambódromo.

Habrá desfile. Con la dosis de creatividad y reinvención que siempre caracterizaron al Carnaval. Y, para desagrado de Crivella, reivindicando incluso su lado más irreverente.

"Con dinero o sin dinero, yo disfruto el Carnaval" es el tema que este año eligió por Mangueira, una de las escuelas más tradicionales y populares de Río, cuyo samba repite: "Pecado es no disfrutar del Carnaval".

Toda una declaración de intenciones impulsada por su joven director artístico, Leandro Vieira. "El recorte de la subvención nos obligó a adaptar los recursos para hacer un Carnaval bonito, grandioso, pero acomodado a esa nueva realidad", dice a la AFP este "carnavalesco" de 34 años.

"Fue un año difícil", ratifica Fabio Pavão, miembro de la dirección de Portela, ganadora junto a Mocidade de la pasada edición del concurso de Carnaval. "Las escolasnecesitamos del apoyo del poder público. Y con un alcalde al que le guste el Carnaval, todo es mucho más fácil", apunta.

Muchas escuelas ven el recorte de subvenciones del alcalde como la concreción de una "guerra" anunciada.

El año pasado, un mes después de asumir el cargo, Crivella, un exobispo evangélico de 60 años plantó al "Rey Momo" y no le entregó las llaves de la ciudad, como lo hicieron todos sus antecesores. Tampoco asistió a ningún desfile.

Aunque Crivella dijo que los cariocas no aceptarían que fuera ahí con esa "máscara", fue criticado por ningunear el mayor evento turístico de la ciudad, que genera cerca de 1.000 millones de dólares.

Ajeno a los comentarios, Crivella se basó en la grave crisis que atraviesa la ciudad que fue sede de los Juegos Olímpicos en 2016 para entregar solo un millón de reales (unos 300.000 dólares), y no dos millones, a cada escuela del llamado Grupo Especial. "Mi responsabilidad como alcalde es enorme y no puedo dejar sin medicinas los hospitales ni sin merienda a los niños", se defendió.

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