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Alberto Fernández quiere buena relación con EE.UU. y Uruguay, y superar choques con Brasil

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El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, anuncia en una rueda de prensa este viernes quiénes serán parte de su gabinete. Foto: EFE.

NUEVO GOBIERNO

El gobierno electo en Argentina un giro notorio en la política exterior. Exponen un enfoque diferente al de Macri.

El peronista Alberto Fernández, que asumirá la presidencia de Argentina el próximo martes, busca un difícil equilibrio en la política exterior -con un marcado cambio respecto del enfoque de Mauricio Macri-, entre el pragmatismo que demandan las necesidades financieras y económicas del país, y su intención de reagrupar a las fuerzas izquierdistas de América Latina y a la vez “tener la mejor relación con Estados Unidos en un marco de respeto y madurez”, según ha declarado.

En la región, ya ha tenido choques con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, pero ha destacado una posición positiva para las relaciones con Uruguay después deltriunfo electoral de Luis Lacalle Pou.

En un convulso escenario en países como Chile, Bolivia y Colombia, y en medio de un frenazo económico global con una Argentina en recesión desde hace un año y medio, inflación que este año se situará apenas por debajo del 55% y un crecimiento de la pobreza al 40%, como estableció la Universidad Católica Argentina (UCA), Fernández plantea una ecuación entre ideología y pragmatismo para enfocar el frente exterior.

El triunfo de Fernández en la primera vuelta de las elecciones presidenciales con 48% de los votos, fue celebrado por las fuerzas de izquierda de varios países del mundo. El presidente electo ha abogado por reconstruir la unidad latinoamericana y ha señalado la necesidad de avanzar hacia una salida negociada a la crisis de Venezuela. En este caso respalda la posición de México y del actual gobierno de Uruguay que proponen una salida negociada de la crisis sin reconocer al líder de la oposición, Juan Guaidó como presidente interino.

Cristina Fernández aparece junto a Nicolás Maduro. El gobierno K le dio apoyo al régimen venezolano. Foto: Archivo El País
Cristina Fernández aparece junto a Nicolás Maduro. El gobierno K le dio apoyo al régimen venezolano. Foto: Archivo El País

El regreso al poder del peronismo, con Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta, marcará un giro en la política exterior de Argentina, cuyos principales socios económicos son Brasil y Estados Unidos. Pero, México fue el destino elegido por Fernández para su primer viaje al exterior como presidente electo.

Amigo de los expresidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, a quien visitó en la cárcel y por cuya libertad reclamó, y Dilma Rousseff, así como de Evo Morales, a quien ayudó a salir de Bolivia hacia su asilo en México, y de José Mujica, Fernández calificó a las masivas protestas en distintos países de la región de “reclamos progresistas”.

América Latina se está rebelando contra la derecha. Cristina y yo vamos en el mismo sentido de la gente. América Latina nos mira con expectativa. Ganamos y en América Latina se desató una demanda social que parecía dormida”, sostuvo.

Fernández, recién electo, recibió en noviembre en Buenos Aires al Grupo de Puebla, que reúne a una treintena de dirigentes y exmandatarios izquierdistas, y se propone “desarrollar una agenda progresista en América Latina”.

Ya como presidente electo, se reunió en Montevideo con el candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez.

No perder identidad.

El diputado Felipe Solá, elegido por Fernández para desempeñarse como Ministro de Relaciones Exteriores, señaló la semana pasada en un foro que “hay que desideologizar las relaciones exteriores”.

“Desideologizar las relaciones no implica perder identidad. La nuestra está clara pero no la pondremos adelante de manera que nos impida relacionarnos con otros. Una política exterior seria necesita identidad pero sobre todo logros en las relaciones diplomáticas”, añadió.

La capacidad de diálogo que Solá mostró en la política interna es un elemento que Fernández valoró para que se desempeñe como canciller. Si bien ese es su punto fuerte, su efervescencia y su frontalidad al hablar pueden jugarle una mala pasada.

Recomponer las relaciones.

Una de las prioridades será reconstruir las relaciones con el presidente Bolsonaro, quien criticó la victoria electoral de Fernández, se negó a felicitarlo y anunció que no asistirá a su investidura.

Bolsonaro, quien ha llegado a calificar a Fernández de “bandido de izquierda”, alertó el jueves que el Mercosur -integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- “no puede aceptar retrocesos ideológicos”.

Las diferencias entre Bolsonaro y Fernández generan inquietud sobre todo por sus repercusiones regionales, aunque algunos analistas consideran que los intereses comerciales y políticos los ayudarán a recortar las distancias.

Jair Bolsonaro. Foto: AFP
Jair Bolsonaro. Foto: AFP

“Tenemos un destino común, tenemos que cuidar que ninguna coyuntura altere nuestra relación: Brasil es un hermano con otro idioma”, afirmó Fernández, el jueves, convencido de que “la integración regional es la mejor herramienta para enfrentar la globalización, como en el reciente tema de los aranceles al acero”. Se refirió a la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump de imponer aranceles a sus importaciones de acero procedentes de Brasil y Argentina tras las fuertes devaluaciones.

Respecto de las relaciones comerciales con Brasil, el politólogo Andrés Malamud estimó que “solo tiempo y pragmatismo evitarán daños mayores. Pero a mediano plazo, la relación bilateral seguirá siendo asimétrica y presentará rendimientos decrecientes, por lo que a Argentina le conviene diversificar sus socios”.

“De Trump en adelante hay un proteccionismo mucho más legitimado. En un mundo proteccionista, Argentina pierde, porque tiene commodities para vender. Ahora vamos a un mundo con menos crecimiento y más proteccionista; es claramente un mudo mucho más complejo, señaló, por su parte, el analista Sergio Berensztein.

Si bien tienen grandes diferencias ideológicas con Trump, éste llamó a Fernández para felicitarlo por su triunfo en las elecciones y le ofreció apoyo “para ayudarlo a superar los desafíos económicos”, incluyendo las negociaciones que deba realizar con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En este caso, la relación con Estados Unidos será clave ya que de ella puede depender el futuro del acuerdo con ese organismo.

Pesada carga.

La renegociación de la deuda tanto con los acreedores privados como con el FMI es otro de los retos principales que debe abordar el nuevo presidente argentino. En esta renegociación con el FMI resultará fundamental el papel de Estados Unidos, el principal accionista de este organismo. El FMI concedió el año pasado a Argentina un auxilio financiero por un total de 56.300 millones de dólares, el mayor en la historia de este organismo, y que supuso un fuerte ajuste fiscal, que ha sido muy criticado por Fernández.

El presidente electo anunció que desiste de recibir el último tramo del crédito por 11.000 millones de dólares a cambio de que lo “dejen crecer” para reflotar a la economía que se encuentra en recesión.

Para algunos analistas, estas negociaciones serán clave para definir el tono y el alcance que podrá tener a posteriori la política exterior argentina.

“Luis es sensato; nuestros países se necesitan”, dijo Fernández

Se espera que las relaciones entre Argentina y Uruguay tengan un clima positivo, debido a lo que han expresado tanto Alberto Fernández como Luis Lacalle Pou.

“Soy muy amigo de la familia Lacalle”, dijo Fernández y destacó su amistad con el padre y la madre del presidente electo. “El vínculo con Luis será bueno. Más allá de la posición ideológica, Luis es una persona sensata y nuestros países se necesitan”, sostuvo Fernández.

A su vez, Lacalle ha definido con claridad la política exterior que aplicará. “Lo que yo les comprometo es que el gobierno, representando a la mayoría de la nación y en consulta con todos los partido, el Frente Amplio incluido, no va a formar parte de clubes de amigosen base a ideología, ni de un lado, ni del otro”, dijo sobre la relación con los paises de la región. “Porque si no nos estamos perdiendo la representación del ser nacional de Uruguay”.

Respecto de Argentina y Brasil, sostuvo en una entrevista con El País que Uruguay “tiene una oportunidad muy interesante en estos tiempos de ser de nuevo la bisagra entre los grandes”. Agregó que “el interés nacional, entre otras cosas, es tranquilidad en la región. El mundo mira a la región y dentro de la región elige a Uruguay. Esa es la cabeza nuestra”.

Macri se despide: “Cuidar que no roben ni estafen”
Mauricio Macri saluda desde la Casa Rosada, junto a su señora Juliana y Miguel A. Pichetto. Foto: Reuters

Ante miles de personas, el presidente Mauricio Macri despidió su mandato, en el atardecer de ayer sábado, en Plaza de Mayo. “Vamos a defender las cosas que hemos logrado”, dijo durante el masivo acto de apoyo, acompañado por la primera dama, Juliana Awada, y su compañero de fórmula en las elecciones, Miguel Ángel Pichetto.

Macri, que primero saludó a la multitud desde el balcón de Casa Rosada, y luego se subió a un escenario armado frente a la Casa de Gobierno.

“Este corazón ya es más de ustedes que mío. Gracias por acompañar estos cuatro años de transformaciones. Gracias porque han entendido que todos tienen que ser protagonistas. Y una mención especial para las mujeres que se han movilizado estos años. Están más presentes que nunca”, dijo.

“Los miro, los siento, los escucho y lo único que hago es reconfirmar de qué estamos hechos los argentinos: de puro corazón y fuerza. Son momentos de emociones muy distintas y las compartimos. Sentimos tristeza por no poder seguir trabajando en esas reformas del país. Pero no tenemos que estar angustiados, será un paso más de aprendizaje y crecimiento porque estamos acá todos juntos”.

Luego le habló a su sucesor, Alberto Fernández: “Él puede confiar de que después de mucho tiempo va a encontrar una oposición constructiva y no destructiva”.

“La democracia, la calidad institucional y nuestras libertades. Todos los argentinos queremos colaborar y salir adelante, pero no son negociables nuestras libertades. Queremos una Justicia independiente, que se base en las pruebas y no en los discursos políticos”, pidió el mandatario.

Y agregó: “Tenemos que cuidar para que no roben, estafen o vuelvan a descuidar a nuestra Argentina. Eso depende de cada uno de nosotros. Debemos cuidar nuestras libertades. Vamos a defender las cosas que hemos logrado”.

“Tenemos la fuerza de la gente de paz, que rechaza la violencia, pero no se va a dejar llevar por delante. Quiero decirles un mensaje a todos los jóvenes. Que participen, que sean protagonistas, que no tengan vergüenza en expresar sus opiniones. Necesitamos la fuerza, el coraje y la innovación de los jóvenes”, dijo. (Con información de La Nación-GDA)

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