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Advierten “olvido” de Biden en política hacia la región

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Joe Biden. Foto: AFP.
MANDEL NGAN

ESTADOS UNIDOS

Hasta ahora, Joe Biden y su equipo solo han tenido tiempo para atender la grave crisis migratoria producto de la oleada de centroamericanos que buscan refugio en Estados Unidos.

Guatemala, El Salvador y Honduras viven cerca de 34 millones de personas. En Latinoamérica y el Caribe hay 658 millones de habitantes. Los problemas de estos países centroamericanos son enormes. Los del resto de América Latina son aún más graves. Hasta ahora, Joe Biden y su equipo solo han tenido tiempo para atender la grave crisis migratoria producto de la oleada de centroamericanos que buscan refugio en Estados Unidos.

Los costos políticos en Estados Unidos del caos fronterizo son significativos y, por lo tanto, contener la crisis es una prioridad que acapara la atención de la Casa Blanca.

¿Y para el resto de América Latina y el Caribe? ¿Cuál es la política de Estados Unidos? No se sabe.

Esta desatención del Gobierno estadounidense hacia sus vecinos del sur ha sido la norma durante décadas. Estados Unidos siempre tiene problemas más amenazantes y urgentes de los que vienen de América Latina. Pero en estos tiempos ignorar las crisis latinoamericanas puede resultar más oneroso de lo que fue en el pasado.

América Latina no está teniendo un buen siglo XXI. A medida que los partidos políticos de la región se atrofian y las economías se hunden, la democracia peligra. En Perú, Bolivia, Ecuador, Argentina y Brasil la polarización parece llegar a puntos extremos. El Chile políticamente estable de las últimas décadas ya no lo es tanto.

Mientras tanto, América Latina, con solo el 8% de la población del mundo, tiene el 28% de las muertes globales por coronavirus.

En otra época, en Estados Unidos, un Gobierno demócrata de centro habría intentado dinamizar las economías y buscar formas de proteger la democracia. Estimular el comercio entre América Latina y Estados Unidos, por ejemplo, es una idea valida que hoy ni siquiera se menciona. El ánimo antiglobalización imperante en el partido demócrata lo impide. Rompiendo con una tradición de tres décadas el presidente Biden ni siquiera ha solicitado al Congreso (controlado por su partido) que le dé la autoridad para negociar acuerdos comerciales con otros países.

En Nicaragua y Venezuela, países donde la democracia ha dejado de existir, el equipo de Biden aún no ha ofrecido nuevas ideas.

La realidad es que Washington ha abandonado a Latinoamérica en la pandemia. Hasta sus aliados tradicionales se ven obligados a negociar vacunas rusas y chinas. Por su parte Moscú y Pekín están aprovechando al máximo la oportunidad que les abre el desinterés de Washington. El Gobierno de Biden se ha reducido a advertir a sus aliados regionales sobre lo inaceptable que es la adopción de la tecnología Huawei para el desarrollo de sus redes 5G. Mientras tanto, China coloca sus vacunas en millones de brazos en la región.

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