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El adiós a McCain como última muestra de repudio a Trump

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Funerales. El cortejo en el Cementerio Naval de Annapolis. Foto: Reuters.

ESTADOS UNIDOS

Ayer terminaron los homenajes al senador republicano.

La minuciosa planificación del senador republicano John MCain de su propio funeral ha sido la última maniobra del histórico político para demostrar su antipatía por el presidente Donald Trump, que no fue invitado a ninguna de las honras póstumas.

Poco después de anunciar que sufría cáncer cerebral terminal, McCain empezó a convocar reuniones en su oficina para programar al milímetro su propio velatorio. El político decidió desde los lugares de celebración hasta la música que sonaría en cada momento, pasando por la lista de invitados y las personas autorizadas a hablar, a las que llamó personalmente. Solicitó a los exmandatarios George W. Bush y Barack Obama que hablaran en su funeral.

En esta celebración póstuma de cinco días que empezó en su estado de acogida, Arizona, y acabó ayer domingo en el cementerio de la Academia Naval de Annapolis (Maryland), McCain quiso dejar claro su rechazo a Trump.

El senador, de hecho, pidió explícitamente a su círculo cercano que el mandatario no fuera invitado a sus exequias.

La turbulenta relación entre ambos tuvo su punto álgido en verano de 2015, cuando Trump aseguró que McCain, veterano de la Guerra de Vietnam, “no es un héroe”.

“(McCain) es considerado un héroe de guerra porque fue capturado. Me gustan las personas que no fueron capturadas”, dijo entonces Trump. El mandatario se refería a una de las etapas más duras de la vida de McCain, un periodo que comenzó el 26 de octubre de 1967 cuando tenía 31 años de edad. Su avión fue derribado sobre Hanoi y fue prisionero de guerra cinco años y medio en Vietnam, donde fue sometido a fuertes torturas físicas y mentales.

La mofa de Trump fue mal vista por la sociedad estadounidense, que trata de reconocer por lo alto los éxitos de los militares, y provocó que el presidente quedara retratado como alguien que no respeta a los veteranos de guerra.

Así, mientras la plana mayor de Washington se congregaba este sábado en la Catedral de la capital estadounidense para dar su último adiós a McCain, Trump fue a jugar al golf.

En las primeras filas del templo se sentaron Bill y Hillary Clinton; Barack y Michelle Obama; George y Laura Bush y Al y Mary Elizabeth Gore.

Algunos de los discursos durante el funeral sirvieron, además, como sutiles ataques a la manera de gobernar y actuar de Trump.

Sin ir más lejos, Meghan McCain, hija del senador, reivindicó “la grandeza” de Estados Unidos y aseguró que el país al que representó y defendió su padre “no necesita ser grande de nuevo, porque siempre lo fue”.

“La real, no la retórica barata para los hombres que nunca se acercarán al sacrificio que él ofreció tan voluntariamente, ni la apropiación oportunista de aquellos que vivieron vidas de comodidad y privilegio”, dijo en una alusión velada a Trump.

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