NUEVA REALIDAD
Gran Bretaña y EE.UU. quitan nacionalidad a dos jóvenes que se incorporaron al ISIS
Shamima Begum tenía 15 años cuando se radicalizó, abandonó su hogar en Londres para ir a Siria, se incorporó al Estado Islámico (EI o ISIS) y se casó con uno de sus combatientes.
A medida que el grupo terrorista perdió los últimos pedazos de territorio, Begum, ahora de 19 años y embarazada, huyó a un campo de refugiados en el norte de Siria. Cuando se encontró allí con un periodista británico, dejó en claro una cosa: quería retornar a su país.
Pero, el Ministerio del Interior de Gran Bretaña informó a su familia, mediante una carta, que iba a quitarle la nacionalidad. El gobierno sostiene que, ante todo, actúa para proteger a los británicos. Pero, un abogado de Begum —la joven en fecha reciente dio a luz un niño— dijo que esa acción dejaría a la joven nacida en Gran Bretaña, como apátrida.
El ministro del Interior, Sajid Javid, al hablar ante el Parlamento sugirió que el hijo de Begum retendría la nacionalidad británica. "Los niños no deben sufrir", consideró. "Por tanto, si su padre o su madre pierden su nacionalidad británica, eso no afecta los derechos de su hijo".
El dilema de qué hacer con los ciudadanos de países de Occidente que optaron por pasar al EI antes de que éste fuera expulsado de Siria, ha desatado un debate sobre la ciudadanía y el hecho de dejar sin país a una persona a la que se le quita su nacionalidad.
Es un problema que no solo enfrenta Begum.
Estados Unidos está dispuesto a seguir ese camino. El secretario de Estado, Mike Pompeo, indicó en un comunicado que Hoda Muthana, una mujer nacida en Estados Unidos, que dejó los estudios universitarios en Alabama para incorporarse al EI, "no es ciudadana de Estados Unidos y no será admitida. No tiene ningún fundamento legal, ni pasaporte válido de Estados Unidos, ni ningún derecho a un pasaporte o visa para viajar a Estados Unidos". La declaración de Pompeo contradice la información que dan su familia y su abogado. Hassan Shibly, del Consejo de Relaciones Estadounisenses-Islámicas, que asesora a la familia. Shibly manifestó que Muthana no es ciudadana de Yemen. Mostró un certificado de nacimiento que indica que ella nació en Hackensack, Nueva Jersey, en 1994.
En una entrevista con el diario británico The Guardian, Muthana ahora se declara "profundamente arrepentida" por haberse unido al EI. "Estábamos básicamente en un momento de ignorancia y luego nos convertimos en yihadistas, si te gusta describirlo de esa manera. Pensé que estaba haciendo las cosas correctamente por Dios", argumentó.
Pero, Muthana fue muy activa en Internet para pedir que se derramara sangre de ciudadanos de Estados Unidos. "¡Estadounidenses despierten! Tienen mucho que hacer mientras viven bajo nuestro mayor enemigo. Disparen desde el auto, derramen toda su sangre, o alquilen una camioneta grande y conduzcan sobre ellos. En el Día de los Veteranos de Guerra, en el Día de los Caídos... Mátenlos", tuiteó Muthana.
Peligro.
Los países de la Unión Europea (UE) se enfrentan al reto de tener que adoptar una posición común ante una realidad que les ha superado ante el retorno de cientos de yihadistas del EI con pasaporte comunitario que se encuentran detenidos en Siria. Repatriarlos o revocar la nacionalidad son las opciones que están barajando los países europeos y también se plantea la posibilidad de crear "un tribunal penal internacional ad hoc para tratar este fenómeno", asegura Carola García-Calvo, principal investigadora del Programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano.
Más de 1.300 yihadistas extranjeros están detenidos en el este de Siria por las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos respaldados por Estados Unidos, que han llamado a la repatriación de los extremistas por la carga que les supone. Entre ellos, unos 800 serían ciudadanos europeos, según afirmó el presidente Donald Trump, quien advirtió a sus aliados de que, de no repatriarlos y hacerlos responder ante la Justicia de su país correspondiente, sus tropas podrían liberarlos.
Un estudio publicado por un centro de la universidad londinense Kings College, reveló que al menos 41.490 extranjeros integraron las filas del EI en Irak y Siria, mientras 7.366 habrían retornado a sus países de origen.
Hay diez millones en el mundo sin un país
La agencia de refugiados de Naciones Unidas define a un apátrida como una persona que no tiene la nacionalidad de ningún país. Algunos nacen apátridas debido a grietas en las leyes de nacionalidad y otros llegan a esa situación a medida que surgen nuevos países o cambian las fronteras. A otros les revocan la nacionalidad. Eso puede significar una vida en el limbo perpetuo, señala David Baluarte, profesor de Derecho en la Universidad Washington and Lee. "Viven siempre en las sombras, potencialmente buscados por las autoridades de inmigración o las fuerzas de seguridad", describe. "Su realidad es de una amenaza perpetua de detención por motivos de inmigración o de remoción hacia otro país".
Al menos diez millones de personas globalmente son apátridas y la mayoría —más del 75%— forman parte de grupos minoritarios en los países donde residen.
Los rohingya de Mianmar y los nubios de Kenia, aparecen entre algunas de las comunidades a las que se les niega la nacionalidad.
Dos Convenciones de Naciones Unidas, de 1954 y 1961, establecieron los principios básicos de la nacionalidad. Asimismo, buscan limitar la privación de nacionalidad, en los casos en que eso signifique convertirse en apátrida. Unas 61 naciones, incluyendo Gran Bretaña, son signatarios de las Convenciones.