Publicidad

Acuerdo con el FMI, primer desafío para Alberto Fernández tras la derrota

Compartir esta noticia
Una pantalla muestra la conformación del Senado argentino tras las elecciones. Foto: Senado de Argentina

ARGENTINA

Con una opinión pública muy contraria al FMI y a las políticas de ajuste fiscal, las negociaciones se han prolongado por casi dos años.

El día después de las elecciones legislativas del domingo en Argentina fue para afinar los números, con el sabor amargo de la derrota en el gobierno y el dulce del triunfo en la oposición. Para consuelo del gobierno de Alberto Fernández, la derrota fue por un margen más corto del que se proyectaba. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es el primer desafío que tiene en lo inmediato el gobierno.

De las elecciones del domingo -en las que se renovaba 126 de las 257 bancas en Diputados y 24 de las 72 en el Senado- el gobierno, y en particular el ala de la vicepresidenta Cristina Kirchner, salió derrotado.

En la Cámara Diputados ninguno de los dos grandes bloque, Frente de Todos y el opositor Juntos por el Cambio, tendrán la mayoría absoluta, y en el Senado el oficialismo perdió su holgada mayoría.

En el caso del Senado, el oficialismo solo ganó en dos de las ocho provincias a las que este año correspondía elegir senadores.

“El oficialismo tuvo una derrota contundente en prácticamente todo el país, una de la peores elecciones históricas del peronismo desde el retorno de la democracia”, afirmó el consultor político Patricio Giusto, convencido de que los “padres” de ese mal resultado son el propio presidente Fernández y la vicepresidenta, Cristina Kirchner.

¿Triunfo?

El gobierno se había preparado para una contundente derrota tras los malos datos que tuvo en las primarias de septiembre, consideradas una encuesta previa a las generales.

Pero aunque el escrutinio del domingo no varía en demasía al de hace dos meses, el oficialismo logró mejorar en lugares cruciales como la provincia de Buenos Aires, tradicional bastión peronista, donde la lista del Frente de Todos logró achicar la distancia con Juntos por el Cambio.

“Si comparás con el resultado de las primarias, que es un poco la estrategia comunicacional que ya está haciendo el Gobierno, ellos tienen algunas señales como para ilusionarse”, agregó Giusto, pero descartó que sea para celebrar como un “triunfo”.

Alberto Fernández. Foto: AFP
Alberto Fernández. Foto: AFP

Ya en la noche del domingo, en su discurso en el búnker electoral -en el que Cristina Kirchner fue la gran ausente-, el presidente invitó a celebrar los resultados. “Les pido que el próximo miércoles, que recordamos el día de las militancias, llenemos la Plaza de Mayo y celebremos este triunfo como corresponde”, expresó el jefe de Estado. Antes, en un mensaje grabado desde la residencia oficial de Olivos, Fernández reconoció haber cometido errores y llamó a un diálogo con la oposición, en particular en torno a las negociaciones con el FMI para refinanciar la deuda de 44.000 millones de dólares contraída por el anterior gobierno de Mauricio Macri.

Por su parte, Juntos por el Cambio celebró por todo lo alto su victoria y ya se ve en el horizonte la disputa por las candidaturas para las presidenciales de 2023. Sin embargo, esperaba ganar con más diferencia en la provincia de Buenos Aires y haber conseguido una mayor presencia en Diputados.

Sobre la oposición, Giusto consideró que también debe estar “alerta”, ya que en la ciudad de Buenos Aires, su principal bastión, perdió unos 15.000 votos, mientras emergen a la derecha figuras como el economista libertario Javier Milei, que cosechó el 17,04% de los votos en la capital.

El factor FMI.

Uno de los temas más inmediatos que deberá resolver el gobierno de Fernández es el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

“Argentina necesita un nuevo calendario de vencimientos, que sea afrontable. No va a poder pagar los vencimientos como están programados ahora, no hay reservas para ello”, dijo Joaquín Waldman, economista en el Centro de Estudio de Estado y Sociedad.

FMI: una misión del organismo estuvo en Uruguay a mediados de diciembre y mantuvo reuniones. Foto: AFP
Sede del FMI. Foto: AFP

Con una opinión pública muy contraria al FMI y a las políticas de ajuste fiscal, las negociaciones se han prolongado por casi dos años.

“Es una negociación muy compleja y un proceso electoral en simultáneo no ayudaba a acelerarla”, señaló Waldman.

Por su parte, Ricardo Rouvier, sociólogo y encuestador, no ve mayores dificultades en un entendimiento parlamentario que selle un nuevo acuerdo con el FMI. Pero advierte que los problemas podrían venir más bien de la propia alianza oficialista, que aglutina a peronistas de centro y de izquierda.

“Hay un problema con el Frente de Todos de cómo conciliar la letra chica del acuerdo. No hay margen para que el FMI haga algo muy diferente a lo que suele hacer. Al final habrá algún tipo de ajuste que el kirchnerismo duro no va a querer aceptar”, indicó.

“El obstáculo está allí, más que en la oposición de Juntos por el Cambio, que fue la que tomó la deuda”, añadió.

Aunque las negociaciones son a puertas cerradas y se conoce muy poco de lo conversado, Argentina insistentemente ha buscado apoyo en los foros internacionales para que el FMI no le cobre los recargos a los intereses.

“No sabemos qué condiciones habrá, pero seguramente habrá modificaciones en el sistema de control de cambios, que actualmente es de múltiples tipos de cambio, y en las metas fiscales”, refirió Waldman.

Esto en un contexto de crisis económica, en recesión desde 2018 y con una de las tasas de inflación más elevadas del mundo (41,8% de enero a octubre) y más de 40% de la población en la pobreza.

“El gobierno quiere comprometer a la oposición en el acuerdo con el FMI porque por más que se diga que no va a haber ajuste, ajuste va a haber y a la gente no le va a gustar”, apuntó Rouvier. (Con información de las agencias AFP y EFE, y La Nación/GDA).

Voto a voto

El Frente de Todos y Juntos por el Cambio disputan voto a voto en dos provincias -La Rioja y Río Negro- que definirán cuál de los dos bloques se consagrará como primera minoría en la Cámara de Diputados. Un dato no menor, cuando lo que está en juego es la presidencia del cuerpo, hoy en manos de Sergio Massa, y la titularidad de comisiones estratégicas.

Moody’s alerta riesgos por divisiones en el gobierno
Moody´s

El índice líder Merval de la Bolsa de Buenos Aires perdió 2,06% ayer lunes y cerró a 92.999,37 puntos, en el primer día de operaciones después de las elecciones legislativas de medio término en Argentina.

Para el analista de Moody’s Investors Service Gabriel Torres, vicepresidente Senior Credit Officer, “las elecciones legislativas en Argentina resultaron en una gran pérdida para el oficialismo, en línea con las expectativas previas, incluyendo la pérdida de bancas en ambas cámaras del Congreso”.

“El gobierno anunció que buscará la aprobación legislativa de un nuevo proyecto para el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a principios de diciembre, pero aún no ha dado detalles sobre objetivos fiscales y de otro tipo. La aprobación de un plan económico creíble con el apoyo del FMI sería positiva en términos crediticios para la Argentina, golpeada desde hace años por la creciente inflación, el elevado déficit fiscal financiado mediante emisión monetaria y la falta de acceso a los mercados. Pero incluso si Argentina llegara a un nuevo acuerdo con el FMI, el riesgo de que no se cumplan las metas fijadas seguirá siendo elevado. En particular, las divisiones políticas dentro de la coalición gobernante probablemente debilitarán la capacidad del gobierno para adoptar medidas que resulten eficaces para reducir los grandes desequilibrios macro-económicos del país”, explicó.

Gobierno obligado a negociar
El presidente Alberto Fernández se pasa la mano por la cabeza. Foto: EFE

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, encarará un Congreso con fuerte paridad entre el oficialismo y la oposición, tras las elecciones legislativas del domingo.

La coalición gobernante Frente de Todos perdió seis de los 41 senadores que tenía en una Cámara de 72).

El Frente de Todos tendrá a partir del 10 de diciembre un bloque de 35 senadores y la coalición opositora Juntos por el Cambio de 31, mientras los otros seis senadores responden a diferentes fuerzas provinciales con las que el gobierno deberá buscar alianzas.

La Cámara de Diputados, por su parte, también quedará polarizada entre el bloque del Frente de Todos, con 118 escaños, y el de Juntos por el Cambio, con 116 bancas. El resto se dividirá en grupos minoritarios como el Peronismo Federal (seis diputados), los ultraliberales (5) y la izquierda clasista (4), entre otros.

La novedad en la ciudad de Buenos Aires, con 2,8 millones de habitantes, fue la irrupción de Javier Milei, un economista ultraliberal de 51 años cuya imagen creció con discurso antipolítica, que obtuvo 17% de los votos.

Junto a su aliado José Luis Espert que sumó 7,5% en la provincia de Buenos Aires, Alianza Libertad contará con un bloque de 5 diputados.

“Milei es un transgresor que apunta a la transgresión de la juventud pero va a ser como un amor de verano. En cambio Espert es otra cosa, es serio y pensante”, dijo a AFP el consultor político Raúl Aragón.

En Buenos Aires, volvió a imponerse con amplio margen Juntos por el Cambio, que controla la capital desde 2007. Así la lista encabezada por la exgobernadora María Eugenia Vidal obtuvo 47% de los votos frente al 25,10% del Frente de Todos.

En la provincia de Buenos Aires, que reúne más de un tercio del padrón, Juntos por el Cambio se impuso con 39,81%. Sin embargo, el oficialismo (38,53%) vivió como un triunfo el haber achicado de cinco a un punto la diferencia que la oposición le había sacado en las primarias de septiembre. Ambas fuerzas sumarán 15 diputados a sus respectivos bloques.

El Frente de Izquierda hizo su mejor elección histórica con 7,8% en la capital, 6,8% en la provincia de Buenos Aires y un inédito 25% en la norteña Jujuy.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad