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Acorralada, May inicia su batalla final por el Brexit

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Activistas contra el Brexit desplegaron una bandera en el puente de Westminster. Foto: AFP

Horas turbulentas en Londres

El acuerdo para la salida de la UE corre riesgo de fracasar en el Parlamento.

Activistas contra el Brexit desplegaron una bandera en el puente de Westminster. Foto: AFP
Activistas contra el Brexit desplegaron una bandera en el puente de Westminster. Foto: AFP

Debilitada por la dimisión de varios miembros de su gobierno y amenazada con una moción de censura en el Parlamento, la primera ministra británica Theresa May defendió con todas sus fuerzas ayer jueves el acuerdo para la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

"Creo con cada fibra de mi ser que el rumbo que marqué es lo correcto para mi país", afirmó ante los medios en Downing Street, sede del gobierno británico. Y frente a las cada vez más numerosas voces que piden un nuevo referéndum sobre el Brexit, reafirmó que no convocará una segunda consulta. "El liderazgo consiste en tomar las decisiones correctas, no las decisiones fáciles", subrayó. Y remató segura: "¿Voy a llevar esto a cabo? ¡Sí!".

La hostilidad hacia el acuerdo en el gobierno y de varios legisladores opositores aumentó el riesgo de que sea rechazado y el Reino Unido abandone la UE el 29 de marzo de 2019 sin una red de seguridad.

La piedra en el camino que hace tropezar la salida del Reino Unido de la UE es el plan para evitar una frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda. El Partido Democrático Unionista (DUP), cuyo apoyo permite a los conservadores de May gobernar en minoría, rechaza el borrador porque otorga un estatus diferente a Irlanda del Norte respecto al resto del Reino Unido, lo que a su juicio pondría en peligro la paz. El acuerdo prevé que todo el Reino Unido permanezca temporalmente en la unión aduanera, mientras que se añadirían provisiones específicas para reforzar la posición de Irlanda del Norte.

Quiebre.

Tras un áspero debate en la Cámara de los Comunes, donde partidarios y detractores del Brexit fustigaron el texto aprobado el miércoles por el gabinete, un destacado diputado pidió un voto de censura del Partido Conservador desafiando el liderazgo de May.

"Lamentablemente, el proyecto de acuerdo de salida presentado hoy al parlamento ha resultado ser peor de lo que anticipábamos y no cumple con las promesas que se hicieron a la nación", dijo el conservador euroescéptico Jacob Rees-Mogg, líder del grupo probrexit European Research Group que cuenta con el apoyo de decenas de diputados.

Para iniciar el voto de censura se necesita que al menos 48 legisladores de la formación de May escriban peticiones similares. La prensa británica especulaba ayer con la posibilidad de que se alcanzase rápidamente ese número.

Los defensores acérrimos del Brexit reprochan a May haber hecho concesiones inaceptables a Bruselas, donde está la sede de la UE. "Tenemos que cambiar de política y para cambiar de política necesitamos cambiar a la primera ministra", dijo a la AFP el diputado conservador Peter Bone.

El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, abundó en la extrema debilidad en que se encuentra el gobierno de May y anunció el voto en contra al acuerdo del Brexit.

May enfrenta división en el gobierno y en el Parlamento. Foto: AFP
May enfrenta división en el gobierno y en el Parlamento. Foto: AFP

Dimisiones en cadena.

Ayer durante tres horas, diputados de prácticamente todas las corrientes políticas insistieron ante la primera ministra en que el proyecto de acuerdo no cuenta con el apoyo de una mayoría parlamentaria. Algunos, como el diputado del Partido Nacionalista Escocés (SNP) Ian Blackford, atacaron con dureza a May: "Ni siquiera puede controlar a su propio gabinete".

May sufrió un fuerte revés cuando su ministro del Brexit, Dominic Raab, y otros tres miembros de su ejecutivo dimitieron debido al acuerdo para la salida de la UE. "No puedo reconciliar los términos del acuerdo propuesto con las promesas que hice al país", afirmó Raab en su carta de dimisión publicada en Twitter.

Raab, un euroescéptico nombrado en julio, renunció menos de una hora después de que lo hiciera el secretario de Estado británico para Irlanda del Norte, Shailesh Vara. Poco minutos más tarde, la ministra de Trabajo y Pensiones, Esther McVey, y la secretaria de Estado británica del Brexit, Suella Braverman, dejaban también sus cargos.

Casi 17 meses necesitaron los negociadores británicos y europeos para plasmar en un texto de 585 páginas el procedimiento de retirada de Reino Unido el 29 de marzo de 2019 y el período de transición hasta finales de 2020.

A la vista del acuerdo el Ejecutivo escocés reclama ya el mismo trato que Irlanda del Norte y la ministra principal, Nicola Sturgeon, no apuesta "dinero" a que May siga en su puesto cuando se ejecute un plan que está ya "muerto".

Pero May defiende su acuerdo: "Brexit significa Brexit. No habrá un segundo referéndum ni intentos por permanecer en la UE", prometió la segunda mujer en la historia del país que llega a ser primera ministra tras Margaret Thatcher.

Crisis de gabinete, la lira y los irlandeses

Renuncias. Cuatro integrantes del gabinete de Theresa May renunciaron ayer jueves: el ministro del Brexit, Dominic Raab; el secretario de Estado británico para Irlanda del Norte, Shailesh Vara; la ministra de Trabajo y Pensiones, Esther McVey; y la secretaria de Estado británica del Brexit, Suella Braverman.

La moneda. La libra esterlina se hundió ayer jueves luego de las renuncias de los ministros, lo que reavivó el temor a una salida caótica de Reino Unido de la Unión Europea. La libra registró su mayor caída diaria contra el euro desde octubre de 2006, y contra el yen anotó su peor retroceso diario desde fines de febrero.

Las fronteras. Mientras la clase política británica agoniza por el proyecto de acuerdo sobre el Brexit, los residentes en las zonas fronterizas entre las dos Irlandas aseguraron sentirse aliviados por un acuerdo que podría ofrecer un futuro estable para la región, después de dos años de incertidumbre.

La propuesta incluye garantías legales para mantener una frontera sin restricciones entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, lo que significa que los residentes de ambos lados, que dependen de un acceso fácil para los negocios y la vida diaria, podrían considerarse "ganadores" con el proyecto de acuerdo. Irlanda del Norte votó en un 56% a favor de permanecer en la UE.

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