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“Acercarse a la Amazonia con respeto a culturas”, dijo el papa Francisco

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El Sinodo sobre la Amazonia fue inaugurado por Francisco en una ceremonia diferente. Foto: Reuters.

VATICANO

Francisco dijo que la Iglesia debe apartarse de todo sensacionalismo; el Sínodo encara temas polémicos.

El Sínodo de los obispos sobre la Amazonia que se abrió hoy en el Vaticano comenzó con la petición de ser cercanos y respetar a los pueblos indígenas y sus problemas, y por otra parte se puso sobre la mesa el debate sobre la posible ordenación de los hombres casados.

El Sínodo comenzó con cantos y bailes indígenas en corro con los obispos y cardenales en San Pedro, algo inusual, y con una procesión desde la basílica al aula del Sínodo con el papa Francisco rodeado de indígenas y en la que se llevaron objetos de la tradición de los pueblos originarios, como canoas, remos y redes.

Después, el papa argentino en su intervención de apertura pidió “acercarse a los pueblos de la Amazonia con corazón cristiano” y “de puntillas, respetando su historia, sus culturas y su estilo en buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra y no socialmente, como hacemos a menudo”.

Asimismo denunció la actual discriminación de los indígenas y puso como ejemplo la pena que sintió al oír “un comentario burlón sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza” durante la misa del domingo.

¿Decidme, qué diferencia hay entre llevar plumas y el tricornio que usan algunos oficiales de nuestros dicasterios?, preguntó a los presentes.

El tema más controvertido de este Sínodo ya lo puso sobre la mesa hoy el relator general, el cardenal Claudio Hummes, cuando recordó en su intervención ante los más de 270 participantes en esta asamblea la falta de sacerdotes en el Amazonas.

“La celebración de la Eucaristía, por lo menos el domingo, es fundamental para el desarrollo pleno y progresivo de las comunidades cristianas”, recordó.

Y agregó: “Habrá que trazar caminos hacia el futuro”.

Entonces, señaló que algunas de estas vías son propuestos por las comunidades indígenas, como que se abra camino a la ordenación sacerdotal de los hombres casados que en ellas habitan, considerada la gran carencia de curas que aflige a la mayoría de las comunidades católicas de la Amazonía”.

También introdujo otro tema polémico, como que se reconozca el servicio de las mujeres en esta región “con la creación de un ministerio”.

Furiosos.

Se trata de dos temas que han enfurecido al ala ultraconservadora de la Iglesia.

Ambas sugerencias arrancaron los aplausos de los participantes, entre ellos 113 obispos procedentes de los nueve países amazónicos: Guyana Francesa, República Cooperativista de Guyana, Surinam, Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil, Bolivia y Perú, además de expertos, auditores y representantes de estas comunidades indígenas.

Hummes también defendió que la Iglesia se ocupe de la Amazonia. “Ella no puede permanecer sentada en su casa, cuidando sólo de sí misma, encerrada entre paredes protectoras. Y menos aún mirando hacia atrás, añorando los tiempos pasados. La Iglesia necesita abrir sus puertas de par en par, derrumbar los muros que la rodean”, aseveró.

También recordó que en las reuniones de preparación del Sínodo “surgió que la amenaza a la vida en la Amazonia se debe a los intereses económicos y políticos de los sectores predominantes de la sociedad actual, en especial las empresas, al extraer de forma predatoria e irresponsable”.

En la rueda de prensa posterior a la primera sesión del Sínodo, el obispo de Puerto Maldonado (Perú), el español David Martínez de Aguirre, señaló que “la Amazonía es una realidad hermosa, pero tiende a ser absorbida por el resto del país”, y que “hay mucha soledad en esos lugares”.

Mientras, la misionera Alba Teresa Cediel Castillo afirmó que “la situación de la mujer en la Amazonia es muy triste y tiene una carga de trabajo extremadamente pesada”.

Por otra parte, Francisco en su intervención también recordó que para debatir existe el “camino sinodal”, y no las “salas”, las “mesas redondas” y las “conferencias”, y que el “Sínodo no es un parlamento o un locutorio, no se trata de demostrar quién tiene más poder sobre los medios y quién tiene mas poder entre en las redes para imponer cualquier idea o cualquier plan”.

Unas palabras que llegan después de las críticas de algunos cardenales en varios medios a la realización de este Sínodo y al documento de trabajo, que según ellos contendría incluso herejías.

“Esto configuraría una Iglesia congregacionalista, si pretendemos buscar por medio de las encuestas quién tiene la mayoría. Una Iglesia sensacionalista tan lejana de nuestra madre la Iglesia católica”, continuó.

Ante las “resistencias”, que dijo “es normal que las haya”, el pontífice pidió orar, rezar mucho, reflexionar, dialogar y escuchar con humildad y no creer que se sabe todo”.

Discusión sobre tres temas.

“VIRI PROBATI” y celibato. Debido a la escasez de sacerdotes que puedan impartir los sacramentos, obispos locales están a favor de la ordenación de hombres casados, con una vida cristiana ejemplar, los llamados “viri probati”, que en este caso serían indígenas. El 70% de las comunidades de la región amazónica no tienen acceso a la misa dominical. El cardenal africano Robert Sarah (prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos), critica que así se apoyan proyectos “típicos del cristianismo burgués y mundano”, que destruyen al sacerdocio.

Espiritualidad de los indígenas. Para un mejor diálogo con los indígenas, la Iglesia debería “integrar mejor su espiritualidad” y sus símbolos, rompiendo con una “posición rígida”, según piden algunos obispos y misioneros. La asamblea en efecto se plantea si el catolicismo se debe conjugar siempre y en todos los lugares como los símbolos de la cultura romana y latina, o si puede ser interpretado a su manera y sin negarlo por otras culturas.

Deforestación, minería. El texto de trabajo del sínodo cita directamente a las comunidades indígenas que denuncian “grandes proyectos” en esa reserva medioambiental mundial, que terminan por “devastar territorios y poblaciones” con el pretexto de llevar desarrollo. Proyectos apoyados en ocasiones por los gobiernos locales, nacionales e incluso por las autoridades indígenas. Para el papa Francisco se trata de oponerse a un sistema que favorece “la cultura del descarte”, de los explotados y olvidados y que pone por encima los intereses económicos.

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