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A un mes de la intervención, una tensa calma reina en Cataluña

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Puigdemont, expresidente de Cataluña, en Bruselas donde prepara nueva estrategia. Foto: Reuters

ESPAÑA

Independentistas diseñan nueva estrategia ante elecciones de diciembre.

Puigdemont, expresidente de Cataluña, en Bruselas donde prepara nueva estrategia. Foto: Reuters
Puigdemont, expresidente de Cataluña, en Bruselas donde prepara nueva estrategia. Foto: Reuters

Cataluña recobra paulatinamente la calma casi un mes después de la intervención del gobierno español, con los partidos preparando las decisivas elecciones de diciembre en las que el independentismo planea un cambio de estrategia.

En octubre, España vivió la mayor crisis política de las últimas décadas: el gobierno catalán organizó el día 1 un referéndum de autodeterminación prohibido y el 27 el parlamento regional, dominado por los independentistas, declaró la secesión.

El gobierno español de Mariano Rajoy respondió inmediatamente tomando el control de la administración regional y destituyendo en bloque al ejecutivo independentista de Carles Puigdemont.

"Han sido días muy difíciles, de honda preocupación para todos; días de zozobra y de inquietud, pero también días que, felizmente, empiezan a quedar atrás", afirmó Rajoy.

Puigdemont y los suyos optaron por no ofrecer resistencia. Él y otros cuatro miembros del destituido gobierno catalán se marcharon a Bruselas donde ahora están pendientes de una orden de extradición.

Los que se quedaron en España fueron encarcelados preventivamente por presunta sedición y rebelión.

Si bien los independentistas mantienen sus protestas (el 7 de diciembre preparan una gran marcha a Bruselas) y lucen en sus solapas numerosos lazos amarillos pidiendo la libertad de los líderes encarcelados a quienes consideran presos políticos, la tensión decae en esta región mediterránea.

La administración regional funciona sin sobresaltos bajo las órdenes de Madrid, las movilizaciones se redujeron en número y cantidad de asistentes.

La fuga de las sedes sociales de empresas a otras partes de España, que sobrepasa las 2.700 desde el 1° de octubre, empieza a estabilizarse.

"Las cosas funcionan exactamente igual que hace dos meses: la vida en la calle, el comercio, el trabajo... La experiencia ciudadana es que no ha cambiado nada", asegura Joan Botella, catedrático de ciencia política de la Universidad Autónoma de Barcelona.

"El mayor impacto que ha tenido" la intervención del gobierno español "es la convocatoria de las elecciones" del 21 de diciembre, añade.

Cambio.

Estos comicios, impuestos por Rajoy y aceptados de mala gana por los independentistas, centran ahora la atención de los partidos.

Las encuestas pronostican un resultado muy similar al de las últimas elecciones de septiembre de 2015, cuando los independentistas consiguieron una mayoría de escaños pero se quedaron por debajo del 50% de votos.

Segun un sondeo publicado el domingo por el diario El País de Madrid, los dos bloques —secesionista y constitucionalista— estarían casi igualados.

"La cuestión clave no es cuántos electores están a favor de la independencia, porque esta cifra es más o menos estable, sino qué estrategias adoptarán los actores políticos", dice Botella.

Durante dos años los separatistas aseguraron disponer de un plan para conseguir la independencia unilateralmente pero, a la hora de la verdad, no se puso en marcha. Ningún país los apoyó, y los órganos prometidos para ejercer su soberanía como una agencia tributaria no prosperaron, algo que ahora presentan como una decisión propia, para evitar violencias.

Puigdemont: "La Unión Europea es decadente"

El expresidente de Cataluña , Carles Puigdemont, criticó desde Bruselas a la Unión Europea y llegó a plantear un referéndum catalán para establecer si deben permanecer dentro del bloque.

Puigdemont, que hasta hace sólo quince días se apoyaba justamente en la UE, erróneamente convencido de que le abriría las puertas a una Cataluña independizada de España por la vía unilateral (DUI), cargó ayer contra ella, al calificarla como "un club de países decadentes y obsolescentes".

Desde Bruselas, a donde huyó para escapar a la justicia española, Puigdemont cuestionó también la forma de gobierno del bloque continental.

"Aquí mandan unos pocos que, además, están muy ligados a intereses económicos muy discutibles", dijo, sin ahorrarse críticas.

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