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Volver a la "tiza y pizarrón" en clase

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"La escuela debería ser el sitio para desconectarnos de la tecnología" Foto: L. Mainé
Nota a Cedric Villani, matematico frances, ND 20151207 foto Leonardo Maine
Archivo El Pais

Excéntrico y prestigioso matemático francés visitó Uruguay.

Cédric Villani, ganador de la medalla Fields, considerada el Premio Nobel de los matemáticos, es un profesor a la antigua. Cuando está en el aula usa la "tiza y el pizarrón" y no las computadoras. Sostiene que "la enseñanza está emparentada con el sufrimiento", pero al mismo tiempo aclara que "se necesitan profesores que puedan captar la atención de los alumnos".

Y él sabe de captar la atención. Estar en la Embajada de Francia con él caminando por ahí, es como viajar por el tiempo. Su ropa anacrónica, su traje con chaleco, con su corbata Lavallière, al estilo del siglo XIX, y su broche con forma de araña colocado a la altura del corazón, dan cuenta de que se está ante alguien excéntrico. No de gusto lo han apodado "el Lady Gaga de las matemáticas". Él se fastidia cuando le preguntan por su vestimenta, pero igual contesta. "Cuando tenía 20 años empecé a buscar mi identidad, a experimentar. Probé con la galera, probé por el bastón y luego encontré este estilo con el que me siento identificado. Así es como me siento cómodo", resume.

Villani es brillante. Es director del Instituto Poincaré. La medalla Fields la recibió por sus trabajos en el campo del amortiguamiento Landau y la ecuación Boltzmann. Tiene 42 años pero aparenta menos. Y llegó a Uruguay con el objetivo de dar varias charlas, una de ellas sobre pedagogía. En entrevista con El País se mostró feliz por su estadía, que culminó en la noche de ayer. Es que los padres de Villani eran profesores de letras clásicas, y él siente una especial admiración por Jules Supervielle, el escritor franco-uruguayo.

Pedagogía.

Sabe que llegó a un país inmerso en problemas educativos. Pero da un consejo: "no se preocupen", no porque las dificultades no existan, sino que a su entender esta es la situación que se vive en todo el mundo. El problema, dice, proviene de las pantallas. Las nuevas tecnologías son una fuente de distracción constante.

"Nosotros (los adultos) tenemos una inteligencia ya formada, ya hicimos toda la educación cuando éramos jóvenes, sin teléfonos, ni pantallas. Hoy la comunicación está todo el tiempo en todos lados. Yo pienso que la escuela debería ser el sitio para desconectarnos. Y esto solo puede hacerse con docentes que puedan captar la atención de sus alumnos, que estén orgullosos de su trabajo y entusiasmados con lo que hacen. Pienso que el orgullo docente es más importante que cualquier material informático", dice Villani, y se refiere a las computadoras del Plan Ceibal.

Para él, el medio no es tan importante como la comunicación con el docente. Y alerta: "Hay que tener cuidado con la motivación que se le da a los estudiantes. Si darles una computadora sirve para que no lleven tanto peso en sus mochilas, para buscar información de forma más simple, para tener gráficos e ilustraciones del curso, ¿por qué no usarla? Pero si sirve para hacer dibujitos y desconcentrarse, no está bien, porque justamente en 2015 el problema es que los alumnos se desconcentran".

En medio de discusiones en las que la cuestión suele ser educación divertida sí o educación divertida no, Villani se inclina por la segunda opción. "Casi todos los días me preguntan si se puede aprender matemáticas divirtiéndose. No hay que confundir divertirse con sentir placer, con que sea placentero. Si vamos al cine y vemos una película trágica que nos encanta, no podemos decir que nos divertimos pero sí que la disfrutamos. Si hacemos 30 horas de entrenamiento de fútbol por semana, no va a ser una diversión, pero sin embargo se puede sentir placer", señaló.

Para Villani "la enseñanza tiene que ver con cierta forma de sufrimiento" y "en la investigación esto es algo exacerbado, se sufre todos los días; pero es un sufrimiento que nos hace felices, que nos hace sentir que progresamos, que luchamos, como el jugador que lucha para ganar un partido de fútbol".

Villani advierte que una de las claves para cambiar la educación es enfocarse en el trabajo colaborativo, sobre la base de que cada uno cumpla una función. "Cada persona debería tener un saber en profundidad sobre tal o cual orientación. El malentendido habitual consiste en confundir multidisciplina con generalidades", remarcó.

A la altura de su corazón lleva un broche con forma de araña, con una amatista, que se lo regaló la Embajada. Dice que cada vez que se lo ponga se acordará de Uruguay.

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