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El vía crucis de San Francisco

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Trabajos en templo de San Francisco terminaron con revoques peligrosos, pero falta restaurar.

En Montevideo hay 83 parroquias (incluyendo la Catedral) y 95 capillas. No se llega a la cifra de Salvador de Bahía, en donde cuentan que hay una por cada día del año, pero lo cierto es que la demografía de las dos ciudades también es diversa.

En la brasileña viven tres millones de personas y aquí no mucho más de un millón y medio, con predominio de los agnósticos y ateos.

Hay templos muy populares, como el de San Pancracio o San Expedito. Otros muy vistosos, por ejemplo la iglesia de Tapes, la del Cerrito o la Sagrada Familia del Prado que también es muy valorada por la academia de arquitectos.

Entre los paradigmáticos por sus connotaciones históricas o vinculos con la formación de Uruguay, figuran entre más la catedral, la Capilla del Maciel, o Medalla Milagrosa.

Pero el templo que puede ingresar en todas estas categorías es el que alberga a la Parroquia de San Francisco de Asís y la Cripta del Señor de la Paciencia, ubicado en el cruce de las calles Cerrito y Solís. Allí se han restaurado fachadas y hay un área recuperada al culto. También se realizan conciertos, conferencias y exposiciones, aunque el reciclaje global está en suspenso y en manos de una fundación cultural llamada San Francisco del Puerto.

La institución iglesia no tiene recursos para una obra de esta dimensión ni para otros arreglos de menor cuantía.

El sacerdote contador y ecónomo de la Curia de Montevideo, Pablo Coimbra, declaró a El País que el número de iglesias es alto y aunque muchas se ubican en el entorno céntrico, existen en todos los barrios.

Agregó que "si bien el problema de los templos, su deterioro, es real y grave", la última campaña efectuada para pedir fondos al pueblo fiel "no tiene por destino el mantenimiento de los edificios. La petición es para cubrir el déficit presupuestal, porque año a año los ingresos no cubren los gastos básicos". También se pretende darle a los sacerdotes $ 4.500 por mes, cuando hoy reciben $ 1.500.

En el presupuesto no hay un rubro previsto para efectuar el mantenimiento de los templos.

Pablo Coimbra, quien es en la actualidad el secretario personal del arzobispo de Montevideo y cardenal Daniel Sturla, citó como "situaciones graves y muy costosas de resolver" las de los templos de la Aguada y la Cruz de Carrasco, aunque hay muchísimos más. "No es que haya peligro para la gente, pero tienen rajaduras y humedades que exigen una intervención. La Capilla del Maciel es de ASSE pero el mantenimiento también depende de la iglesia. Ahí se da otro problema. Hay gente que puede donar pero nosotros no podemos recibir nada, porque quien tiene que aceptar la donación es el titular del inmueble, ASSE".

En la iglesia de la Cruz de Carrasco, la impermeabilización es urgente; el costo es de US$ 200.000, cifra inalcanzable para la administración, que además se plantea un dilema ético: "hay otras prioridades".

Cada parroquia, cada comunidad, mediante bonos colaboradores o rifas tienen que conseguir recursos extraordinarios para mantener los templos, que por único beneficio están exentos de la Contribución Inmobiliaria, aunque deben pagar la tarifa de luz comercial. Solo en la Catedral hay 600 bombitas.

"En algunos casos se han armado proyectos y pedido plata al exterior pero no es frecuente, y en los últimos tiempos no se envía tanto dinero como en otras épocas, por la década de 1980, de parte sobre todo de organizaciones como Advenia, una fundación internacional de origen alemán. Los recursos van para África, Europa del este, o Haití y Chile cuando se dieron catástrofes. Uruguay pasó a no estar en el primer orden por la bonanza económica de que se habló".

La fe y el arte.

La mejor alternativa para encarar la recuperación de las iglesias parece ser justamente el proyecto de la Fundación Cultural San Francisco del Puerto, conformada especialmente para eso.

Los arquitectos Francisco Collet y Diego Neri están vinculados a la restauración de este templo que es Monumento Histórico desde 1975. Tienen una vasta experiencia en la arquitectura sacra de todo Uruguay, desde catedrales hasta iglesias como las de Zapicán, Batlle y Ordóñez o Carmelo.

Collet informó a El País que dentro del templo hay miles de cosas para realizar. "No hay nada restaurado, hay revoques picados porque estaban flojos, se ven partes de ladrillos o paredes sin pintar; se sanearon las zonas que generaban peligro. El vitral principal está retirado pero se puede celebrar misa. Con la iluminación de noche se logra una calidez brutal. Se han hecho obras de teatro, exposiciones o conciertos".

Los trabajos implican por un lado la restauración y además el proyecto cultural que ronda el millón de dólares.

Hay que colocar un ascensor que cuesta ochenta mil dólares, restaurar buena parte de una fachada, hoy en ladrillo visto, "como una ruina jesuítica".

Dentro del templo falta renovar revoques, pintar, restaurar vitrales. Después se abordará la creación de nuevos espacios: una sala de exposiciones, una cafetería, un área de gastronomía y talleres de arte en la parte superior.

En la planta baja habrá un espacio cultural para conciertos y conferencias.

Medio millón de dólares cuesta la restauración y otro medio millón el reciclaje.

"Lo primero que hicimos fue reforzar toda la estructura de madera, se pusieron perfiles metálicos en las cerchas. Se terminó con el ingreso de humedad por las cubiertas de pizarra, y se atendió la seguridad edilicia porque los revoques de la torre central caían a la calle. Se repararon molduras además, se cambiaron treinta y ocho puertas de cedro. Eso quedó restaurado. Por Cerrito estaba todo clausurado, esa fachada se recuperó. Por el lado de Solís se hizo un séptimo de lo que debemos realizar", dijo Collet.

Al día de hoy falta parte de esa fachada y la punta o ábside de la iglesia que no se ve.

"La parte exterior está con ladrillos y muchos problemas. Lo que ahora se cae lo hace sobre la azotea. No hay riesgo estructural ni de que caigan revoques hacia las veredas. Los cielorrasos abovedados que fueron afectados por la humedad y la falta de impermeabilización se retiraron; las galerías quedaron con techo plano de hormigón, original", contó el arquitecto Francisco Collet.

La iglesia no tiene dinero para "sanar" monumentos.

El templo de San Francisco es una gran obra del eclecticismo historicista desarrollado en Uruguay entre el último tercio del siglo XIX y la primera década del XX. Combina en composición unitaria elementos de diversos estilos. Tiene inspiración grecorromana, una concepción general de carácter medieval, ventanas agrupadas de influencia gótica y un campanario de impronta románica. La iglesia católica no posee recursos para su mantenimiento como tampoco para el resto de los templos, algunos de los cuales se hallan en franco deterioro.

Historia y vida propia en todos los templos

Entre las restauraciones coordinadas y dirigidas por el estudio de Francisco Collet y Diego Neri, este último dijo a El País que a la hora de elegir una no es otra que la de los Tapes (Nuestra Señora del Perpetuo Socorro).

"Fue lo más especial y profundo, como una operación de cirugía de cerebro. Se intervino en una estructura muy bien lograda, casi perfecta".

En ese caso, el apoyo en conocimientos litúrgicos lo recibieron de parte del actual obispo de Canelones, Monseñor Alberto Sanguinetti, quien estaba a cargo de aquel templo.

A nivel de dificultades, el máximo emprendimiento fue abordar el techo de la iglesia de las Carmelitas, de estilo gótico, construido en el año 1929.

"Su arquitectura es muy recargada pero por dentro es despojada. El peso no está en la decoración, como sí en la de Tapes. Cada proyecto es un mundo de historia y cada templo tiene su vida propia", coinciden los arquitectos Collet y Neri.

Respecto a San Francisco, Neri dice que se ha hecho mucho a pesar de que los tiempos de las obras religiosas no son los de las comerciales. Se restauró toda la torre, las aberturas y la fachada. Collet compara lo sucedido en este gran templo con el estado del de la Aguada. Las pérdidas de agua o filtraciones comienzan a afectar revoques muy altos.

"Dentro de la de San Francisco se trabajó quince días saneando todo lo que se podía caer para darle un uso; porque si no había que cerrarla", explicó Collet.

El templo San Francisco.

El templo de San Francisco de Asís fue construido según planos firmados por el arquitecto francés Víctor Rabú en el año 1864, en las calles Solís y Cerrito en el barrio de la Ciudad Vieja, y su inauguración tuvo lugar en 1870. En 1881 se inauguró la nave central, terminándose hacia 1884 todo el interior.

La iglesia consta de tres naves de cuatro tramos cada una, con crucero.

A cada lado de las naves laterales lleva cuatro profundas capillas. El edificio marca la introducción en Uruguay del eclecticismo historicista.

uLa torre quedó terminada en 1910, pero trece años más tarde resultó gravemente dañada debido a un gran temporal. En 1940 se terminó la actual torre.

El 18 de agosto de 1948 se declaró un terrible incendio en el altar mayor (traído desde Valencia en 1899). Se destruyó casi por completo, salvándose milagrosamente la imagen de San Francisco y la de Santo Domingo.

En el año 2002 ante la gravedad de los desprendimientos de revoques y cornisas exteriores y ante el precario estado de conservación de esta obra histórica, la Curia Arquidiocesana (propietaria siempre del terreno) decide poner en marcha la Comisión Pro-Restauración del templo de San Francisco.

En julio de 2006, la Curia encarga el proyecto al estudio Collet-Neri. Ese año se realiza un saneado preventivo de las fachadas y se presenta un proyecto de seguridad edilicia y restauración ante la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación. En el año 2011 se hizo un proyecto ejecutivo de restauración de toda la envolvente del edificio, interior y exterior. Éstas son tareas a realizar como también la restauración de la Cripta del Señor de la Paciencia, habilitada en 1895.

uLas distintas etapas de obras se realizaron desde el año 2008 hasta 2014. Durante las obras el templo albergó en 2012 la 1º Bienal de Montevideo, el Gran Sur.

uEn la financiación del proyecto cultural y las obras de restauración realizadas hasta hoy, el sponsor de plata fue el Banco República. Colaboraron el BID y el banco Itaú.

El campanario de la Iglesia de San Francisco de Asís fue un referente singular desde el punto de vista urbano, ya que, en su momento, esa torre sobre el atrio, con la aguja elevada, era el punto más alto de la ciudad.

La inspiración clásica grecorromana se incorpora en el templo a una concepción general de carácter medieval, apreciable en los arbotantes, contrafuertes, gran rosetón, ventanas agrupadas de dos y de a tres de influencia gótica y en el campanario de impronta románica. (Ver: proyectosanfranciscodelpuerto.blogspot y collet-neri.com).

Un sueño.

La torre del templo de San Francisco, en la Ciudad Vieja, fue al construirse el punto más alto de Montevideo. En el interior y exterior se han realizado trabajos, restaurándose una fachada y eliminando revoques flojos de las paredes que suponían un evidente peligro. Sin embargo dentro de la iglesia falta la restauración. Una fundación especialmente creada sueña con generar allí un centro cultural. Medio millón de dólares cuesta la restauración y otro tanto el reciclaje.

Trabajos en templo de San Francisco terminaron con revoques peligrosos, pero falta restaurar.
Trabajos en templo de San Francisco terminaron con revoques peligrosos, pero falta restaurar.
Iglesia de San Francisco.
Iglesia de San Francisco.
Iglesia de San Francisco.
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Iglesia de San Francisco.
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