La senadora de Alianza Nacional integra la comisión que está trabajando con el presidente Tabaré Vázquez en una nueva legislación en contra del consumo abusivo de alcohol.

En entrevista con El País, Alonso deja claro que su participación en esa comisión es parte de la “oposición propositiva” que debe tener el Partido Nacional, y “no hacer como hizo siempre el Frente Amplio, oponerse por oponerse”. Alonso habla de la interna del Partido Nacional, de los liderazgo de los senadores Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga, de la fallida candidatura de Jorge Gandini a la Intendencia de Montevideo, y de la aparición de Edgardo Novick en la Concertación.

—Usted integra la comisión que está trabajando con el gobierno para el control del consumo abusivo de alcohol. ¿Es de la idea de regular el consumo de alcohol, de prohibir su consumo en la calle, o va más allá?

—Prohibir, no. Eso ha fracasado en el mundo. La idea es poder aprobar una ley que regule el consumo abusivo del alcohol pero no el consumo social. Hay que buscar mecanismos desde la salud, cómo ayudamos a bajar el consumo de los jóvenes desde la educación, la prevención y la rehabilitación.

—¿Comparte las políticas que en este tema lleva adelante el gobierno del presidente Tabaré Vázquez?

—Es concordante con lo mío. El equipo de trabajo que formó el presidente Vázquez va en ese camino. El mensaje del 1° de marzo habló sobre su preocupación por combatir el alcoholismo, tratando de ir no hacia una ley fiscalizadora que busque impuestos, recaudar, sino que busque atender el problema. El tema del alcohol y el de las drogas son dos de los principales donde debemos poner el foco. El gobierno de José Mujica puso el foco en la marihuana y nosotros creímos que en este gobierno se debía ir por ese camino.

—¿Está subvalorada la mujer en la política en la sociedad uruguaya? ¿La ley de cuotificación no mejoró las cosas?

—A la luz de los resultados, en la Cámara de Representantes no varió la situación. En el Senado sí donde aumentó la presencia. En principio fui contraria a la ley de cuota porque entendía que el mecanismo generaba una discriminación, siempre fui reacia a que estuviéramos cuotificadas. Pero entiendo que es un mecanismo válido para tratar de equilibrar teniendo en cuenta que somos el 52% de la población del país. En los ámbitos de decisiones seguimos muy lejos. A partir del efecto que generó la ley de cuotas, hay que analizar la posibilidad de que siga el mecanismo por un nuevo período.

—Hay una propuesta en ese sentido de la senadora colorada Martha Montaner en el Parlamento.

—Sí, ya estamos estudiando ese proyecto. Las integrantes de la bancada femenina que pertenecen al Frente Amplio han planteado incluso la igualdad. Habrá que sentarse y conversarlo. La mujer debe llegar a los espacios con convicción, proponiéndoselo. En el sistema político sigue habiendo diferencias importantes, es un problema cultural. Hay que ir rompiendo las barreras culturales. Es necesario que las mujeres participen porque humanizamos el sistema político, le ponemos rostro a los problemas cotidianos.

—¿Cuál cree que debe ser el rol del Partido Nacional como principal partido de la oposición?

—Un rol de oposición. Tuvimos diferencias con algunos compañeros de partido porque consideran que hay que ponerse en la vereda de enfrente, oponerse simplemente. Creo en una oposición constructiva, propositiva, aunque eso no es decir que sí a todo. El principal papel de la oposición es controlar, ser firme como controlador. Pero también la oposición debe instalar temas en la agenda política, buscar consenso con el gobierno. Oponerse cuando haya que hacerlo, donde encontremos fallas, cuando no se cumple con el deber de gobernar. Pero no hacer como hizo siempre el Frente Amplio, oponerse por oponerse. Eso es poner el palo en la rueda. La gente espera una oposición madura, responsable.

—La presencia de representantes de la oposición en los organismos del Estado, aunque sean absoluta minoría, ¿sirve para ejercer controles o es testimonial?

—No, no, tenemos que tener la mirada en esos lugares para controlar. Eso le da legitimidad a los organismos y a los gobiernos porque se generan pesos y contrapesos, y eso hace a la transparencia.

—¿Después de concluir el proceso electoral, cómo ve el liderazgo del senador Jorge Larrañaga en el bloque de Alianza Nacional y sus aliados?

—En el Partido Nacional hay dos líderes, Jorge Larrañaga y Luis Lacalle Pou. Después de octubre y mayo Larrañaga quedó consolidado. La bancada tiene 13 diputados, cuatro senadores, ocho intendentes, es decir que sigue manteniendo el liderazgo indiscutido en Alianza Nacional. Tiene una forma de ser distinta a la de Lacalle Pou, que es el referente del otro sector (Todos Hacia Adelante). Por ese camino vamos a transitar en los próximos tiempos.

—¿Qué diferencias ve entre ambos?

—Son distintos. Uno tiene una mirada más puesta en el interior del país, que es Jorge, y Luis tiene una visión más metropolitana. Los dos se complementan, aportan al partido visiones distintas, edades distintas. Le hace bien tener referentes con distintas características.

—¿A cuál de los dos, Larrañaga o Lacalle Pou, visualiza como candidato presidencial del Partido Nacional para 2019?

—Es muy temprano. Sería hacer futurología. Funcionaron en la fórmula que salió tras la interna mezclando experiencia con vientos nuevos. No tengo hoy una definición sobre a quién veo mejor. El tiempo lo dirá.

—¿Qué aspiraciones tiene usted? ¿Ser candidata a intendenta de Montevideo, o precandidata presidencial en 2019? ¿Qué lugar pretende ocupar?

—Mi objetivo principal es hacer un muy buen trabajo en el Senado. Quiero hacer el trabajo de la hormiguita todos los días. Uno cosecha lo que siembra, y entonces a partir de eso uno puede analizar cuáles pueden ser las opciones.

—¿Pero se plantea trabajar estos cinco años para llegar a una precandidatura? Su perfil es bien diferente al que tienen Lacalle Pou o Larrañaga.

—Es muy difícil decirlo ahora. Falta mucho tiempo. Mi objetivo es trabajar cinco años desde el Senado, con Alianza Nacional, ayudando y colaborando con el partido. Mi objetivo implica crecer, trabajar por el país pero tratando de hacer las cosas que valga la pena. A partir de ahí se verá, paso a paso.

—El resultado de la elección departamental en Montevideo fue desfavorable para el candidato de la Concertación que eligió Lacalle Pou, Álvaro Garcé. ¿Eso puede poner en cuestión su liderazgo o futuras decisiones que tome?

—No creo que eso ponga en duda su liderazgo. La elección que hizo de Álvaro Garcé fue producto de una coyuntura en Montevideo donde el Partido Nacional no visualizó —nadie lo hizo— el escenario de la aparición de Edgardo Novick, donde se dio una situación difícil. Pero no creo que eso afecte el liderazgo de Luis hacia el futuro.

—¿Qué proyección le ve a Novick, el candidato más votado en la Concertación?

—También digo que sería hacer futurología. No tengo hoy elementos. Novick ganó en un escenario diferente, con un nuevo partido. Para nosotros era nuevo jugar dentro de la Concertación. No me animo a hacer una proyección. Dependerá de lo que haga por delante para las próximas instan-cias electorales. Novick tiene presente pero no sé si tiene futuro.

—¿Si la Concertación hubiera llevado como candidato en Montevideo a Jorge Gandini podría haber sido mejor el resultado?

—Jorge Gandini es un gran conocedor de Montevideo, un gran trabajador, pero hablar sobre lo que no fue no aporta mucho. Gandini había transitado una instancia interna donde los resultados electorales no fueron los mejores para él. Fue una decisión que se to-mó que quizás no fue la mejor.

—En esa elección nacional usted votó mejor que Gandini en Montevideo. ¿Le disputa espacios partidarios en el departamento? ¿Cómo es su relación política con él luego de la votación?

—Competimos en aquella instancia, pero hoy ya pasó. No tengo ninguna animosidad con él, respeto su trabajo. Es un buen legislador que seguramente haga un buen trabajo en adelante.

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