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Uruguayos viajan en una combi hacia Alaska

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Los hermanos Kupferschmidt arrastran la pasión de viajar de su padre. Foto: Ethan Kupferschmidt

TRAVESÍA POR AMÉRICA

Dos hermanos, que vivieron en un velero en Israel, recorren América trabajando “de lo que surja”.

Desde el 9 de diciembre, dos hermanos uruguayos de 21 y 24 años iniciaron una travesía en una combi con la que pretenden llegar a Alaska. Hoy se encuentran recorriendo localidades del sur de la provincia de Buenos Aires.

El viaje se llama "Manos por América" y busca que las personas que conozcan bañen sus manos en pintura y dejen una huella en el vehículo.

La idea del viaje es no tener un cronograma de lugares que se comprometan a cumplir sí o sí. "No tenemos un itinerario. Si llegamos a un sitio y conocemos a una familia, nos podemos quedar un tiempo porque la pasamos bien. Eso es también parte de la aventura", señaló Ethan Kupferschmidt, uno de los hermanos viajeros.

Esto les pasó cuando llegaron un parador de Azul. "Un señor argentino de unos sesenta y pocos años se acercó y nos preguntó si éramos los chicos que viajaban a Alaska. Increíble que nos haya reconocido por la difusión de los medios", relató el viajero. Hablaron una hora y media con él y les sugirió que vayan a Monte Hermoso, un balneario al sur de la provincia de Buenos Aires.

Los hermanos pretenden viajar a Usuahia. Aunque todavía no lo tienen decidido debido al precio del combustible. "Es muy caro. Y vamos a tener que parar en ciertos lugares para trabajar", agregó.

La idea es trabajar de mozos en cafeterías, bares o restaurantes. "O de lo que surja", agregó Ethan.

Luego de Argentina, pretenden cruzar a Chile, seguir por Perú, Colombia, Ecuador y hacer una parada en Costa Rica, donde vive toda su familia. En ese país desean ahorrar un poco de dinero para luego poner el foco hacia Alaska.

El nuevo hogar fue confeccionado durante cuatro meses. El proceso fue arduo: observaron más de 40 camionetas que se adaptaran a los "requerimientos" que querían. "Recorrimos el país buscando combis", contaron. Finalmente, optaron por una uruguaya.

El deseo de viajar obligó a los viajeros a desembolsar 20.000 pesos en la chapa de la camioneta y otros 20.000 en el motor. También debieron rearmarla por dentro, en donde colocaron un sillón, que se transforma en una cama y una suerte de alacena convertida en un ropero en donde guardarán sus prendas y almacenarán víveres.

Ambos hermanos dejarán sus trabajos: Ethan (24) lo hacía en una empresa de tecnología en Uruguay y su hermano Paul en un local de crepas en el que toda su familia trabaja en Costa Rica. "Siempre miraba por la ventana con ansiedad para viajar", comentó el mayor.

Pasión genética.

La pasión por los viajes se hereda. Su padre realizó un periplo en combi por Europa en 1978. Luego de tener un ataque cardíaco, vendió una empresa que tenía en Costa Rica, donde vivió con sus hijos hace más de dos décadas. Con ese dinero adquirió un barco, convertido en un nuevo hogar, que atracaba en un puerto cerca de Tel Aviv, en Israel. "Es como tener un barco en el puerto del Buceo y vivir ahí", comentó.

La cultura por el trabajo la arrastran desde que son niños. En su vida en Israel, donde vivieron la niñez, el costo de vida era muy alto. Por eso, durante su adolescencia Ethan estuvo trabajando en restaurantes.

Un día, llegó una carta del Ejército en el que le pedían a Ethan ingresar. Preocupados por su futuro, decidieron buscar un nuevo destino de vida. Durante ese tiempo decidieron surcar los mares europeos. Anclaron en aguas de Chipre, Grecia y Turquía. En algunos puertos vendían comidas que ellos mismos preparaban. Luego, volvieron a Uruguay y parte de su familia retornó a Costa Rica, donde son dueños de un local de crepas.

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