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Uruguay no logra bajar suicidios

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Hombres se autoeliminan mucho más que las mujeres que, sin embargo, lo intentan más.

Uruguay mantiene un nivel alto, aunque estabilizado, de suicidios y en los años de bonanza económica si bien bajó la cantidad desde el pico que generó la crisis de 2002, no se produjo una caída pronunciada. Durante la mayor parte del siglo XX, las tasas anuales de suicidio en Uruguay se mantuvieron constantes en alrededor de 10 por cada 100.000 habitantes. Se llegó a un máximo en 2002, en plena crisis económica, momento en que la relación fue de 21,43 por cada 100.000 habitantes. Actualmente el número de suicidios está incluso un poco encima de la media internacional, que es de 11,4 autoeliminaciones por cada 100.000 personas y se ubica en 17,4 cada 100.000 habitantes, de acuerdo con datos preliminares de 2014. El año pasado hubo 541 suicidios y 262 homicidios. Se calcula que de cada 100 personas que se autoeliminan, 73 son varones y 27 mujeres. En 2011 en el Plan Nacional de Prevención del Suicidio se estableció como meta la reducción en un 10% para el período 2011-2020. Hasta el momento, no parece haberse avanzado hacia esa meta.

Jóvenes y ancianos.

Rafael Sibils, presidente de la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay, reconoce que no tiene una respuesta clara respecto a por qué ese promedio se ha mantenido estable. "El suicidio es un acto determinado por muchos aspectos: genéticos, constitucionales, ambientales, sociales, etcétera. Probablemente pueda incidir el promedio de edad de nuestra población, que es bastante alto. Por encima de cierta edad —en torno a los 65 años— aumenta el riesgo", explicó. En este grupo se produce un tercio de las autoeliminaciones, lo cual es una peculiaridad uruguaya porque en el mundo tienden a bajar en esa franja.

Silvia Peláez, de la organización Último Recurso, que da asistencia telefónica gratuita a personas que sopesan suicidarse, señaló que en el Interior hay proporcionalmente más suicidios precisamente porque la población está más envejecida, en particular en las zonas rurales.

En lo que Uruguay sí sigue la tónica mundial es en que la gran mayoría de los suicidios son cometidos por hombres, que superan en tres o cuatro veces los de mujeres (de hecho solamente en China parecen ser más frecuentes los femeninos).

Explica Sibils que "la estructura psíquica y el equilibrio hormonal masculino hacen que los hombres sean más impulsivos y resolutivos en sus actos; menos reflexivos a veces, con mayor tendencia a la respuesta motora que a la expresión emocional".

"También hay elementos culturales: se espera que el hombre no fracase y tenga cierto poder, y si esto no sucede aparecen con frecuencia la vergüenza, la frustración, la desvalorización y la ira que vuelca contra sí mismo. Los hombres utilizan en general métodos más violentos: ahorcamiento, armas de fuego, precipitación", explica Sibils.

Peláez, tan tanto, cree que los hombres "tienen dificultades para pedir ayuda y para verbalizar sus conflictos y pasan más fácilmente a la acción".

Las mujeres sí lo intentan más, unas tres veces más que los hombres. "Muchos de los intentos de autoeliminación que realizan tienen un sentido más expresivo, emocional y centrado en la huida de la angustia y el dolor, que de autoagresión francamente destructiva. Por tanto suelen ser menos graves. Obviamente, esto no siempre es así, y jamás un intento de suicidio debe ser desestimado: siempre merecen ser evaluados con extrema seriedad y compromiso clínico, porque en general expresan que la persona no logra procesar ciertos fenómenos angustiantes de manera vital y constructiva, y para ello se puede brindar ayuda", explica Sibils.

En Uruguay las causas de vulnerabilidad más importantes están identificadas: son las enfermedades mentales (en particular la depresión), las adicciones (sobre todo el alcoholismo) y las enfermedades crónicas, en particular aquellas que suponen dolor o restricciones físicas permanentes. Además de los mayores de 65 años, los jóvenes (de 15 a 29) aparecen como particularmente vulnerables, al igual que las personas en situación de pobreza, víctimas de violencia con falta de educación y oportunidades, los presos, las personas aisladas socialmente, viudas, separadas o divorciadas, quienes tienen altos niveles de estrés, han sufrido abusos o han intentado ya suicidarse.

Prevención.

Los expertos coinciden en la identificación de los factores que disminuyen el riesgo: la pertenencia a un grupo, la inclusión educativa y laboral, las redes de apoyo (grupos religiosos, deportivos) y la estabilidad familiar. Ayuda también la disposición a buscar ayuda y el acceso a servicios de atención.

Sibils reflexiona sobre el rol de los medios y considera que la difusión de los suicidios puede, además de hacer daño a la familia del fallecido, generar un efecto "contagio". "No parece bueno que se enfoque cada caso como una noticia, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con un accidente de tránsito, en el que la información podría tener fines preventivos. Creo que sí es importante el abordaje a través de los medios en coordinación con autoridades sanitarias y especialistas a efectos de exponer el problema, generar conciencia y acciones preventivas. Serían muy útiles campañas acerca del reconocimiento de las enfermedades o condiciones de vulnerabilidad —por ejemplo depresión, alcoholismo, violencia—, que aumentan el riesgo suicida para prevenirlas y tratarlas de la mejor manera".

"Traté de luchar con mi cabeza para seguir"

Los datos recabados por el sociólogo Víctor González muestran que el 25,3% de los suicidas dejaron una carta dando sus motivos. El porcentaje sube a 29,7% en las mujeres. Una de 56 años escribió. " Luis: yo no podía aguantar más el decaimiento, angustia. Traté de luchar con mi cabeza para poder seguir acompañándolos pero ya no pude soportar, me pasaba acostada, no tengo voluntad para cocinar, tenía tristeza, no tenía fuerza para seguir viviendo, (...) Gracias Luis por acompañarme en la doctora, gracias por cocinar cada vez que estaba acostada, gracias por prender la estufa, gracias por alcanzarme la bolsa de agua caliente, perdoname porque yo no pude seguir".

"No pude salir de las drogas pero los amo".

Las cartas de suicidas evidencian el rol de las adicciones como móvil. Entre 2002 y 2010 presentó consumo problemático de drogas el 19,6% de los suicidas en Montevideo, de acuerdo con los datos del Ministerio del Interior relevados por el sociólogo Víctor González: 92 eran hombres y ocho mujeres. Esto escribió un joven soltero de 18 años que cometió suicidio: "Mamá perdóname pero me sentía solo, alejado de ti, sos lo que más quiero pero estoy con dios, que no fui bueno pero siempre hay una primera vez, los amo a todos, saludos de tu hijo Pedro, estoy con la abuela y el abuelo, no pude salir de las drogas, pero los amo". Otro hombre de 25 escribió: "No me arrepiento de terminar así, solo me arrepiento de no haber hecho nada por mi vida".

SABER MÁS

Mejoría económica no incidió tanto.

El sociólogo Víctor González en su tesis denominada "Suicidio y Precariedad Vital en Montevideo. En busca de una vida digna de ser vivida. 2002-2010", enfatiza que los varones jóvenes montevideanos de zonas pobres son vulnerables y que los años de bonanza no modificaron esa condición. González escribió que se puede "aventurar la hipótesis de que aunque los indicadores socioeconómicos mejoren, la precariedad vital y sus procesos de privación y vulnerabilidad social atravesada por estos sujetos tienen un carácter duradero, no fáciles de revertir en el corto plazo (...). Al considerar el período de tiempo (2002 a 2010) se pudo observar que el proceso de crecimiento de la tasa de suicidios, ni se revierte ni se detiene cuando la sociedad entra en la fase positiva de recuperación". Y advierte que "desde la recuperación democrática, Uruguay asistió a un crecimiento continuo de sus tasas de suicidios, evidenciando una prevalencia mayor en las edades más jóvenes, especialmente hombres (...). Los adultos mayores presentan las tasas de suicidios más estables y altas con un crecimiento leve". "De cada cuatro gurises que se te matan de Casavalle, en Pocitos se mata uno. En la mujer no existe esa diferencia", dijo a la página web del Ministerio del Interior.

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Existe un Plan Nacional de Prevención que busca bajar las autoeliminaciones"

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