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"Tuve una nueva vida gracias a Peter Pan"

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Tomás Regalado. Foto: Ricardo Figueredo

El alcalde de Miami, Tomás Regalado, recorrió esta semana tres departamentos uruguayos: Colonia, Montevideo y Maldonado. Se declara admirador de Ronald Reagan. Tiene, como el ex presidente, una enorme facilidad para explicar las cosas.

Su visión en la política es simple pero contundente: “como alcalde tengo la obligación que mantener los impuestos bajos y reducir el peso del gobierno. Hay que tapar los baches, arreglar las calles y recoger la basura. Y, sobre todo, escuchar a la gente. Salgo todos los días a escuchar a los vecinos. Ellos me cuentan lo que pasa en Miami y lo que necesita la población”. El País lo entrevistó en Punta del Este.

El alcalde de Miami, Tomás Regalado, nació en Cuba y fue uno de los miles de adolescentes que participaron de la operación "Peter Pan" implementada por la Iglesia Católica entre 1960 y 1962. Los niños cubanos fueron enviados a Miami solos sin sus padres.

—¿Usted fue uno de los protagonistas de la operación Peter Pan?

—Así es. Mi hermano y yo junto a otra gran cantidad de adolescentes. En abril de 1962 yo tenía 14 años cuando con mi hermano fuimos enviados a Miami. Mis padres me hicieron un gran favor. Por eso siempre digo que yo no fui a Estados Unidos. A mí me mandaron. El proyecto Peter Pan fue algo único en el planeta. En la España Republicana varios niños fueron llevados a la Unión Soviética. Muchos padres cubanos tenían miedo de que sus hijos corrieran la misma suerte y fueran enviados a Rusia para adoctrinarlos. La operación Peter Pan comenzó a finales de 1961 y terminó cuando se produjo la crisis de los misiles en octubre del año siguiente. Fueron aviones completos de niños hacia Miami.

—Debió ser una despedida muy dura.

—Nuestros padres nos dijeron: "No se preocupen, hijitos. Fidel cae en tres meses y van a volver. Los americanos nunca van a permitir un comunismo durante 90 años". Fue un evento traumático. Mis padres quedaron en Cuba.

—¿Cuál fue el legado de la operación?

—Hoy es una suerte de entidad conformada por personas ya mayores que todavía tenemos los recuerdos muy frescos. Es una sensación agridulce.

—¿Qué presentían sus padres?

—Mi padre lo decidió porque tenía el presentimiento de que caería otra vez preso. (Ya lo había estado con Batista). Retrospectivamente le agradezco que me haya "desarraigado" porque me dio la oportunidad de comenzar una nueva vida. Fue una terapia de choque muy severa. Llegamos sin saber hablar inglés. Con mucho miedo e incertidumbre. Veíamos que unos muchachos salían para un estado donde una familia los adoptaría, y otros hacia otros destinos.

—¿Qué pasó con ustedes?

—Tuvimos la suerte de quedarnos en Miami varios meses en un albergue bajo la tutela de sacerdotes católicos. Al tiempo, una tía nos reclamó.

—¿Cuándo se reencontró con sus padres?

—Primero llegó mi madre. Me reencontré cuando ya estaba casado y con hijos. Décadas después. Mi padre fue indultado y pudo salir de Cuba gracias a una gestión del presidente Monge, de Costa Rica.

—Cuando uno mira la historia cubana se da cuenta que en realidad es una gran tragedia familiar. Por ejemplo, los hermanos Díaz Balart, actuales representantes por Florida, eran sobrinos de la primera esposa de Fidel.

—Lo peor de la tragedia cubana no es la libreta de racionamiento, ni siquiera los cien mil presos políticos. Lo peor es que la sociedad cubana fue fracturada para siempre. Las familias fueron divididas; primero por la ideología, luego por el estrecho de la Florida.

—¿Qué recuerda de su infancia en La Habana?

—Los recuerdos son turbulentos. Mi padre era opositor a Fulgencio Batista. Lo enfrentó como periodista y fue preso. Viví esa etapa. Cuando llegó la revolución en 1959 la gente tenía esperanzas de mejorar. Pero Cuba ha sido una nación de esperanzas pospuestas. Lo primero que hicieron los Castro fue eliminar a la prensa. Era prensa imperialista. Mi padre fue preso otra vez.

—¿Con qué ejemplo podría definir usted la tragedia cubana?

—De una forma simple. Fíjese lo que ha pasado en Miami y fíjese lo que ha pasado en Cuba. En la década del 60 los profesionales y la clase media dejaron Cuba y se fuero a Miami con una maleta vacía pero llena de dolor y de sueños. La economía cubana se deterioró. De forma paralela la economía de Miami empezó a florecer. Esas personas querían demostrar que podían rehacer sus vidas en otro país. Yo llegué a un Miami donde los negros eran discriminados y los cubanos considerados como de segunda categoría. Mire usted como avanzó una sociedad y otra. Los cubanos transformaron a Miami en una ciudad abierta al mundo, pujante y atractiva. El fracaso de Cuba como nación nace en que se le truncó a la gente el deseo de mejorar. Es lo peor que le puede pasar a un ser humano.

—Ahora se vive una situación similar en Venezuela.

—Un desastre. Lo mismo que pasó en Nicaragua y otros países que cayeron bajo la influencia castrista. Cuando empezó lo de Chávez le advertimos a algunos amigos venezolanos sobre los que se les venía encima. "Venezuela no es Cuba", nos respondieron. Mire lo que pasó. Por lo menos los Castro eran inteligentes. Este señor, además de ser arbitrario, no está bien.

—¿Qué sintió cuando se enteró de la muerte de Fidel Castro?

—Sentí un poco de rabia porque murió en una cama. Debía haber pagado todo el mal que le hizo al pueblo de Cuba. Sentí que era un día de fiesta. Como alcalde fui criticado porque defendí el derecho de los cubanos a festejar el acontecimiento. No celebramos la muerte de un ser humano. Celebramos el deceso de un tirano,.

—¿Nunca volvió a la isla?

—Nunca. Enterré mi pasado. La Cuba que yo dejé no existe.

—Usted es abogado y periodista. También político.

—Ante todo, periodista. Y siempre lo recuerdo. Mis asesores me dicen: "No hables tanto que eres el alcalde". Pero sucede que soy periodista.

—¿Cómo terminó de alcalde?

—En los medios de comunicación, sobre todo cuando uno trabaja en radio y televisión como es mi caso, la gente se identifica con los periodistas. La gente confía más en los periodistas que en los políticos a la hora de expresarles sus inquietudes.

—¿Cómo era su contacto con la gente?

—Me paraban en la calle, me llamaban al programa para contarme sus problemas. Era como un intermediario. Y como director de noticias les respondía que tenían que llamar a tal oficina del gobierno para trasmitir sus quejas.

—Como periodista cubrió guerras y conflictos en el mundo.

—La última cobertura que hice en el exterior fue la Guerra del Golfo de 1991. Ya estaba cansado de estar tanto tiempo fuera de casa, lejos de mi familia. En 1996 se abrió un escaño en la comisión de Miami, en el cuerpo legislativo. Un grupo de personas se acercó y me pidió que los representara. Yo estaba reticente. Los periodistas siempre desconfiamos de los políticos.

—Ahí comenzó su carrera política.

—Les pedí primero que hicieran encuestas. Éstas revelaron que yo tenía una gran aceptación en la comunidad. En 1996 llegué a ser comisionado. Justo en ese momento se profujo la famosa crisis económica en Miami. Tuvimos que lidiar con problemas de todo tipo, hasta de tensiones raciales.

—¡Dejó el periodismo?

—Siendo comisionado podía tener otro trabajo. Opté por quedarme con algunos programas mientras le dedicaba tiempo a la política.

—En el 2009 fue electo alcalde.

—Salí electo. Sin embargo, fue el final de mi larga carrera de periodista de todos los días. Ahora trabajo a tiempo completo. Pero el periodismo lo llevo en la sangre.

—Usted es un alcalde "de calle".

—Dos veces al mes, durante una tarde completa, salgo con policías e inspectores a reunirnos con vecinos debajo de un árbol o en el portal de una casa.

—¿Cómo son esas reuniones?

—Algunos se ponen un poco molestos porque sufrieron un problema como la rotura de un vidrio de su auto. ¿Cómo puedo decirle a esa persona que el crimen bajó en Miami? Sin embargo, estos encuentros con las personas nos sirvió mucho para atacar los problemas cuadra por cuadra. Nos permitió mejorar la calidad de vida de la ciudad.

"La aplicación Airbnb es el desastre absoluto".

Tomás Regalado está en guerra contra la aplicación que permite alquilar viviendas en todo el mundo. "Rechazamos la frase de que esto llegó para quedarse, que es inevitable. Si nosotros no ponemos orden, las ciudades pierden su calidad de vida. La alcadesa de Madrid, Manuela Carmena, me dijo que ellos enfrentan un problema muy serio con esta aplicación. Muchos gobernantes no se han dado cuenta del problema que se les viene encima", subrayó el alcalde.

"Por un lado van a bajar los valores de los inmuebles. Se perderá la calidad de vida de los barrios residenciales por la codicia de algunos propietarios que lo único que quieren es ordeñar la vaca hasta matarla", indicó. "También existe el peligro de que los hoteles dejen de funcionar. Porque Airbnb tiene ventajas sobre los hoteles: no tiene que gastar en seguridad, en recepción, no necesita maleteros, ni el resto del personal de un hotel", graficó.

"La ciudad de Miami está litigando contra Airbnb. Por varias razones. Esta aplicación viola todas las leyes que prohíben subarrendar propiedades en barrios residenciales. La ciudad de Miami multó en 30.000 dólares a la dueña de una casa de seis habitaciones, en un barrio residencial muy exclusivo, que colocó colchones en cada una de las habitaciones. Tenía más de 30 personas por noche viviendo por 25 dólares diarios, con derecho al baño", dijo.

Corresponsal de guerra y político.

El abogado, político y periodista Tomás Regalado nació en Cuba el 24 de mayo de 1947. Tiene tres hijos. Su padre, Tomás, también abogado y periodista, fue el último presidente de la Asociación Cubana de Periodistas y Reporteros. "Mi padre luchó contra la dictadura de Fulgencio Batista. Fue liberado junto a los Castro por Batista. Hay una famosa foto donde mi padre sale de la prisión al lado de Fidel. Muchos años después recibí un ejemplar de la Revista Bohemia de Cuba. En la tapa publicaron la misma foto solo que mi padre había desaparecido. Mi padre desapareció de la foto. Le pasó lo mismo que a Huber Mattos que desapareció de todas las fotos en la Sierra Maestra", recuerda. El actual alcalde de Miami fue director de radio Mambí Waqi y trabajó como reportero de la Univisión. Como periodista cubrió las guerras civiles de Angola, Mozambique y las manifestaciones en Soweto. Del periodismo saltó a la política. El 11 de noviembre de 2009 fue electo alcalde de Miami.

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Tomás Regalado. Foto: Ricardo Figueredo

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