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El tupamaro que se reconvirtió

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Histórico del MLN-T y ministro de Defensa Nacional, falleció ayer a la edad de 74 años.

Eleuterio Fernández Huidobro fue uno de los protagonistas de la turbulenta historia política del país durante los años de 1960 y 1970, y se reinventó como legislador y ministro de Defensa a pura carpeta luego del retorno de la democracia en 1985. Desde el penal de Libertad fue, junto a Raúl Sendic, de los viejos líderes tupamaros que en 1984, después de las elecciones que marcaron el fin de la dictadura, decidieron hacer a un lado la lucha armada y seguir el camino de la democracia.

Ayer por la madrugada falleció a los 74 años. Estaba internado en el Hospital Militar desde hacía varios días a consecuencia de un grave cuadro respiratorio (EPOC).

A sus exequias asistieron desde los actuales jefes militares, los tupamaros de la vieja guardia como el expresidente José Mujica y Lucía Topolansky, y ex comandantes en jefe retirados, hasta el flamante presidente del Frente Amplio, Javier Miranda.

Entró al Parlamento como suplente de diputado, luego en el año 2000 fue senador y pronunció discursos muy recordados ayudado por su filosa lengua y gran afecto a la polémica. Y desde el 26 de julio de 2011 era ministro de Defensa.

Los militares perdieron a un gran aliado, un político que hablaba su mismo lenguaje. "Pude descubrir a un ser humano excepcional, a una persona singular, a una persona que tomó su función en serio. Y así se fue ganando poco a poco el respeto y la consideración de las Fuerzas Armadas", reconoció el comandante en jefe del Ejército, general Guido Manini Ríos.

Sus funerales sacaron a relucir toda la pompa militar. Hubo toque de silencio y salva de 21 cañonazos. Es la primera vez en las últimas décadas que muere un ministro de Defensa en actividad.

El velatorio fue ayer por la mañana en la sede del ministerio. Fernández Huidobro se lo había pedido al presidente Tabaré Vázquez, anticipando un desenlace de su precaria situación física. Y el mandatario accedió. Hasta allí llegaron Vázquez, ministros, dirigentes de la oposición y hasta el presidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, quien entregó una bandera del club, del que el ministro era fanático. El pabellón nacional, una bandera del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, y esa bandera de Peñarol acompañaron el féretro hasta el cementerio del Buceo.

El presidente Vázquez estuvo en el velatorio. También se hicieron presentes Mujica y Topolansky, así como el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, el canciller Rodolfo Nin Novoa y la ministra de Industria, Carolina Cosse, entre otras autoridades. También fueron a expresar sus respetos los senadores nacionalistas Jorge Larrañaga y Javier García, así como el cardenal Daniel Sturla.

Coherencia.

En el cementerio, en medio de gran congoja de familiares y una pertinaz llovizna, Bonomi dijo que "para medir la dimensión de algunos hombres no alcanza con tener en cuenta lo que hicieron, sino las circunstancias en que lo hicieron. El Ñato vivió circunstancias difíciles, no solo apremios".

Y definió a Fernández Huidobro diciendo que "para tomar decisiones que van contra lo que uno ha hecho hay que tener una honestidad intelectual muy grande, para tomar decisiones que no sean equivocadas".

El general Manini Ríos destacó "la coherencia de Eleuterio Fernández Huidobro, su capacidad de análisis singular de la realidad lo llevaron a entender perfectamente que detrás de quienes atacaban a las Fuerzas Armadas, que buscaban debilitarlas y destruirlas, suplantándolas por una Guardia Nacional, estaban los centros de poder mundial a quienes él combatió durante toda su vida. He ahí su coherencia, que le despertó críticas y enemigos".

Lo definió como "un hombre valiente, un quijote, un gladiador y siguió la lucha convencido de que estuvo en lo cierto hasta el último de sus días. Quienes vestimos el uniforme de las instituciones armadas de la República le debemos un sincero homenaje a don Eleuterio Fernández Huidobro".

Por último, el expresidente Mujica, histórico compañero del MLN-T de Fernández Huidobro, se emocionó hasta las lágrimas. "Simplemente diré a nombre de los viejos compañeros que pertenecemos a un tiempo que se va, que soñamos con un mundo en que lo mío y lo tuyo no nos separara, que seguramente nos equivocamos mucho y hemos estado prisioneros de pasiones, de sueños de un mundo mejor, de esperanzas que pagamos con desalientos, con derrotas, siempre con una cuota de esperanza para levantarnos y volver a empezar", reflexionó.

Y cerró su intervención diciendo que "quisiera creer en Dios y en el más allá para tal vez jugar un truco y organizar mejor el infierno y el paraíso, que algunos defectos ha de tener". "Pero no puedo creer y sé perfectamente que vas a vivir allí donde haya una causa que redimir, donde haya gente aplastada, olvidada, vas a estar muy presente querido compañero. Hasta siempre", lo despidió.

Reacciones de aliados y adversarios políticos

"Con el Ñato tenemos una vida juntos, somos hermanos de sangre. Es un ser humano que supo jugarse la camiseta, la piel por aquello de que los más infelices sean los más privilegiados. Estuvimos con él y con el Pepe 11 años en un pozo donde para respirar había que hacer solicitudes". (Mauricio Rosencof).

"Un hombre que estuvo en un momento importante del país que creyó que el camino era la revolución a través de las armas y que después lideró un proceso de institucionalización de su grupo, a eso yo lo valoro mucho". (Rodolfo Nin Novoa).

"El país pierde un dirigente político que le correspondió un papel de responsabilidad en la historia de nuestro país, un adversario político que por encima de las diferencias siempre tuvo una condición de diálogo". (Jorge Larrañaga)

"Su fuerza fundamental fue siempre decir lo que pensaba sin importarle costos". (Luis Rosadilla).

"Fue un hombre valiente, un quijote, un gladiador y siguió la lucha convencido de que estuvo en lo cierto hasta el último de sus días. (Guido Manini Ríos)

"Sé perfectamente que vas a vivir allí donde haya una causa que redimir, donde haya gente olvidada, vas a estar muy presente querido compañero". (José Mujica)

"Era una persona que en las diferencias supo ser un adversario político duro. Lo supimos respetar". (Javier García).

Rosencof y el valor de la palabra "compañero"

Uno de los tupamaros de la vieja guardia, compañero de Fernández Huidobro en la cárcel, es Mauricio Rosencof. Contó ayer en el sepelio una anécdota de los años en que fueron "rehenes" de las Fuerzas Armadas.

"Una vuelta me dice que calcula que por los días, al día siguiente cumplía años y era el 14 de marzo. No lo iba a visitar la hija ni la mujer que estaba en Punta Rieles, y la madre era muy viejita. Entonces a la mañana siguiente escribí a golpe de nudillo este verso: "Y si este fuera mi último poema, insumiso y triste, raído, pero entero, tan solo una palabra escribiría: compañero".

ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO (1942-2016)DANIEL ISGLEAS

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