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Tuberculosis, olvidada y al acecho

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Los pacientes deben ser aislados y evitar la transmisión. Foto: L.Carreño.
Recorrida por el Hospital de Clínicas , centros de salud publica, ND 20130418, foto Ariel Colmegna - Archivo El País
Archivo El País

Por primera vez en cinco años, en 2014 se logró frenar el aumento de casos de tuberculosis en Uruguay. Ese año hubo 852 diagnósticos de tuberculosis —26 menos que en 2013— lo que representa poco más de dos nuevos casos diarios. La enfermedad se había tratado como un padecimiento prácticamente erradicado hasta que en 2011 hubo un pico de diagnósticos.

Se pasó de la estabilidad de los 600 a 700 casos anuales a 806 en 2011. Desde ese momento, no había parado de crecer.

Y si bien las cifras de 2014 representan un pequeño descenso respecto a 2013 —potenciado por un 20% de baciloscopías diagnósticas— se constata una vez más que la presencia de la enfermedad es más alta de lo que el imaginario sugiere.

Esta es una de las razones por las que los diagnósticos son tardíos y el paciente infectado continúa contagiando a su entorno, según explicó a El País el coordinador general del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis, Jorge Rodríguez De Marco, quien dijo que mueren por semana dos pacientes tuberculosos. "Ni la gente la tiene en cuenta ni buena parte del equipo de salud", explicó. El especialista confirma que la actitud de los profesionales deriva de que hubo períodos en los que la enfermedad prácticamente había desaparecido.

Hoy la mayoría de los médicos sigue sin recibir a pacientes tuberculosos, lo que dificulta su diagnóstico. "Los pacientes tardíos llevan a un aumento de contagios", manifiesta.

Rodríguez De Marco afirma que, pese a que el descenso de diagnósticos no es significativo, "por lo menos la enfermedad no siguió creciendo". "El esfuerzo para detectar los casos fue mayor", aclara.

"De la situación de estabilidad de las tasas de incidencia de tuberculosis, como se venía observando desde mediados de la década de los años noventa, en el año 2011 se pasó a un marcado aumento que se ha mantenido en los años posteriores pero que este año parece haber alcanzado una estabilización", explica el informe anual de la institución.

La Comisión Honoraria para la Lucha Antituberculosa trabajó especialmente en la detección precoz de los afectados. Se trabajó, dijo su coordinador, en la recomendación a médicos a solicitar baciloscopías a las dos semanas que las personas presentan tos y expectoración.

También se capacitó al personal de salud de la periferia y a los servicios de emergencia que son los primeros que acuden a auxiliar a los pacientes. "Un paciente que se siente mal no saca hora para que lo atiendan al mes siguiente", dijo.

En riesgo.

El informe anual sobre tuberculosis releva, nuevamente, que la población de riesgo se mantiene incambiada: enfermos de VIH y privados de libertad. Se constató que 16,9% de los pacientes estudiados serológicamente por tuberculosis también estaban infectados con VIH. En 86,4% de los casos se conocía primeramente la condición de VIH positivo antes de diagnosticarse tuberculosis. En 13,6% la condición se conoció después.

El informe devela también que en los establecimientos de reclusión de libertad se registraron 63 casos, lo cual representa una reducción de 17,1% en relación al año anterior.

Según el documento, esto coincide con un aumento muy marcado del número de estudios bacteriológicos practicados a este grupo y a los pacientes críticos en general. El número corresponde a una incidencia de 646 en 100.000, más de 25 veces mayor que en la población general.

Sigue siendo preocupante el alto número de casos no confirmados bacteriológicamente (26,2%) y Montevideo sigue siendo el departamento que más casos presenta. El rango entre 24 y 34 años permanece como el más preocupante. En definitiva, explicó Rodríguez De Marco, si bien es positivo que la tuberculosis deje de crecer, esto no es el fin. "Es necesario que las autoridades sanitarias otorguen la importancia que merece, ya que sin un claro apoyo político que vaya más allá de lo declarativo, los programas per se no tienen las potestades ni los recursos para concretar las estrategias claramente establecidas por los organismos internacionales", proclama el informe.

LAS CLAVES DE LA ENFERMEDAD.

Grupo de riesgo y mortalidad.

La tuberculosis tiene hoy una tasa de mortalidad de 10%. Sin embargo, quienes más inciden en este porcentaje son las personas llamadas "polinfectadas". Estas son aquellos pacientes que, además de tuberculosis, tienen otros padecimientos que las inmunodeprimen. Principalmente, las personas VIH positivas. La Organización Mundial de la Salud (OMS), que se propuso erradicar la enfermedad antes de 2030, plantea tres acciones: la atención y prevención integrada, la definición de políticas y sistemas que permitan la prevención y la atención de la enfermedad y la investigación. Unos tres millones de personas en el mundo —lo que representa a toda la población de Uruguay, por ejemplo— padecen tuberculosis pero lo ignoran y otros tres millones mueren por la enfermedad cada año. La principal localización de la enfermedad es en los pulmones, aunque cualquier órgano puede ser afectado. El bacilo de la tuberculosis se transmite por el aire a partir de las secreciones que expulsa una persona enferma, por lo que la detección temprana y el cuidado del entorno del enfermo son fundamentales para su control.

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Los pacientes deben ser aislados y evitar la transmisión. Foto: L.Carreño.

Hubo 26 casos menos que en 2013; reclusos y VIH positivos siguen en riesgo

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