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Timoneó la salida a la mayor crisis del país y ganó el respeto de todos

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Alejandro Atchugarry fue homenajeado desde todas las tiendas políticas sin distinciones.

"Si usted no acepta yo me tengo que ir". Con esa frase el entonces presidente Jorge Batlle cerraba una conversación, de más de dos horas, durante las cuales intentó convencer al senador Alejandro Atchugarry para que aceptase ser el ministro de Economía que enfrentara la mayor crisis financiera y social de la historia del Uruguay. Con esas palabras Batlle consiguió derribar todas las reticencias que el legislador había puesto: "Entonces tiene ministro", le contestó al primer mandatario.

Palabra más, palabra menos, así Atchugarry aceptó ponerse al frente de un equipo —que entre otros integraron Julio De Brun, Carlos Steneri, Isaac Alfie, Ariel Davriuex, Max Sapolinsky, Miguel Vieytes, Andrés Pieroni, Fernando Barrán, Jorge Polgar y Horacio Bafico— que consiguió los apoyos políticos y económicos necesarios para procesar la salida de la crisis de 2002 que puso en riesgo la propia estabilidad institucional del país.

Un año después dejó el sillón del despacho de Mercedes y Colonia y volvió a ocupar una banca en el Senado hasta 2005 cuando se retiró definitivamente de la vida política para dedicarse a su familia y a la empresa constructora que había fundado su padre.

Atchugarry murió el domingo a los 64 años después de sufrir dos aneurismas, un episodio del que ya había sanado en 1989 tras una exitosa operación en Estados Unidos.

Posiblemente pocas personas en Uruguay conciten niveles de reconocimiento y respeto tan elevados como lo ha hecho la figura del exministro y exlegislador colorado.

A su velatorio asistieron personalidades de todos los partidos incluido el propio presidente de la República, Tabaré Vázquez, quien a la salida de la ceremonia dijo que la muerte de Atchugarry "es una gran pérdida para el Uruguay".

"Los uruguayos le debemos mucho", agregó el mandatario. Y lo definió luego como "un hombre de diálogo y de mucho conocimiento, muy centrado, serio, responsable".

"Podía ser opositor en una idea, pero nunca recurría al insulto ni al agravio del oponente. Era un caballero", dijo Vázquez.

Entre los presentes en el velorio que no pertenecen al Partido Colorado se encontraban el presidente del Pit-cnt, Fernando Pereira, el exintendente de Montevideo Mariano Arana, el líder del Partido de la Gente, Edgardo Novick, y los empresarios Diego Balestra y Carlos Lecueder, entre otros.

Entre las ofrendas florales que se advertían en el velatorio se destacaba una con lirios blancos y rosas rojas enviada por la Presidencia de la República.

Homenajes.

El expresidente Julio María Sanguinetti —de quien Atchugarry fue subsecretario y ministro de Transporte y Obras públicas durante su primer gobierno— sostuvo que con su muerte "se va un gran ciudadano del país, una gran figura política, un extraordinario ser humano. Fue un héroe de la República, sin quererlo, brilló sin proponérselo. Austero, sencillo, trabajador, con una enorme devoción por la función pública, un legislador excepcional cuidadoso de las leyes, fue un formidable subsecretario y ministro de Obras Públicas, cosa que hoy no recordamos tanto como construcciones jurídicas como fue la terminal que nos parece que nació con la ciudad pero fue una construcción público privada. Una figura muy humana con gran devoción a su esposa que murió tempranamente y él se dedicó a sus hijos y fue padre y madre, y eso habla también de esta personalidad singularísima que queda en el recuerdo como de los mejores ejemplos de servicio al país".

Desde fuera del coloradismo también se identifica a Atchugarry como un figura fundamental en la historia política del país.

Edgardo Novick, líder del Partido de la Gente, dijo que Atchugarry "seguía muy informado sobre todas las cosas del país y seguía con la mente clara de las cosas que había que hacer y nos aconsejaba mucho como aconsejaba a todos aquellos que le pedían. Estamos muy apenados de su pérdida, el país pierde un gran hombre".

El senador nacionalista Jorge Larrañaga, sostuvo que Atchugarry, "no buscaba el oropel del brillo porque su sencillez representada por su vehículo (condujo durante añares una vieja camioneta Fiat Duna colorada), por la forma como actuaba y representaba la República, la democracia, la condición política en su esencia de servidor público que me llena de orgullo de haber compartido con él muchos tiempos. Un hombre excepcional y una persona notable".

Alfredo Asti, diputado frenteamplista por Asamblea Uruguay, publicó en su cuenta de la red social Facebook: "Asistí al velatorio de Atchugarry y pude apreciar la representación de todo el espectro político (encabezado por el propio Presidente de la República) lo que demuestra el respeto y afecto que logró cosechar por su actuación política y el trato personal que lo diferenció de otros adversarios. QEPD".

Eduardo "Lalo" Fernández, ex secretario general del Partido Socialista y quien ocupaba la presidencia de la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU) durante la crisis de 2002, lo recordó como un hombre con "una capacidad increíble para el diálogo". En diálogo con radio Espectador, Fernández dijo que tuvo una muy buena relación con Atchugarry desde antes que fuese ministro y lo describió como un hombre paciente y con "una capacidad increíble para el diálogo".

"(Durante la crisis) nos pasábamos de las 9 a las 12 de la noche tratando de ver a cada final de jornada cómo buscar la salida", recordó Fernández.

Por su parte, Julio de Brun, quien asumió la presidencia del Banco Central dos días después que Atchugarry se pusiese al frente de Economía, dijo que su muerte implica "una enorme pérdida" para el país y lo definió como "un luchador tremendamente creativo". Agregó que para lograr salir de la crisis de 2002 "fueron fundamentales esa mezcla de creatividad, terquedad, no rendirse ante los mayores problemas y generar esperanzas de que las cosas van a salir" que transmitía Atchugarry al frente de Economía, sostuvo De Brun.

El diputado de Vamos Uruguay, Germán Cardoso, contó que "personalmente fui con Pedro Bordaberry a buscarlo dos veces para que fuera vicepresidente en 2009 y en 2014 y las dos veces nos fuimos con un sabor amargo por no haberlo podido convencer. Las dos veces nos dijo que la salud de él era muy frágil y la verdad que tenía razón. Estaba con una salud frágil y los hechos hablan por sí solos, pero nunca dejó de ayudar al partido".

Leonardo Costa, prosecretario de Presidencia durante el mandato del presidente Jorge Batlle, sostuvo que Atchugarry era "un republicano integral, un hombre discreto en su vida personal y muy modesto que dejó la política para dedicarse a la familia (...) Todos los partidos políticos lo han reconocido porque era buena gente".

LA CORRIDA BANCARIA ARRIESGÓ HASTA LA ESTABILIDAD DE BATLLE.

Una crisis que puso a Uruguay al borde de la quiebra.

El origen de la crisis de 2002 en Uruguay se explica por el desmoronamiento financiero e institucional de Argentina y por la extrema debilidad de las cuentas públicas locales. Ese verano la crisis argentina, que había determinado la inmovilidad de los depósitos conocida como "corralito", desató una corrida contra los depósitos de la filial local del argentino Banco Galicia, que determinó su quiebra.

Poco después salió a la luz el fraude cometido por los dueños del entonces Banco Comercial, el mayor privado del Uruguay, lo que generó una corrida contra esa entidad. En junio fueron intervenidos los bancos Montevideo y Caja Obrera —cuyos propietarios, la familia Peirano, también habían cometido un fraude— y poco después el Banco de Crédito de la secta Moon. La corrida se contagió a otros bancos y terminó costando casi el 40% de los depósitos del sistema. A mediados de junio se devaluó disparándose el precio del dólar. Es en medio de ese escenario cuando Alejandro Atchugarry asume en Economía.

El riesgo país crecía descontroladamente llegando a los 5.000 puntos, la corrida no paraba y el FMI exigía a Uruguay que declarase el default de su deuda, lo que fue rechazado por el gobierno. Una misión encabezada por Ariel Davrieux viajo a EE.UU. a negociar un préstamo del FMI que fue negado, pero Jorge Batlle apeló a los buenos oficios de su colega George Bush que aprobó un préstamo puente con la exigencia de que se sanease el sistema financiero.

Durante un feriado bancario de una semana el gobierno, con Atchugarry al frente, negoció con el resto del espectro político una ley, aprobada durante un fin de semana, para reprogramar la devolución de los depósitos y la liquidación de los bancos en problemas. El 5 de agosto de 2002 se levantó el feriado y la situación comenzó a distenderse. Empezaba a verse la luz al final del túnel.

35 años en la función pública.

Alejandro Atchugarry tenía 64 años. Abogado de profesión, ingresó a la política en la Lista 15 del Partido Colorado en 1980 y en ella se mantuvo después que Julio María Sanguinetti se escindiera del Batllismo Unido por diferencias con Jorge Batlle y creara la agrupación denominada Foro Batllista.

Fue ministro de Transporte y Obras Públicas desde 1989 y en 1990 se desempeñó como diputado. Fue senador desde 1995 hasta el año 2002, cuando fue designado ministro de Economía por el entonces presidente Jorge Batlle. En agosto de 2003, cuando la economía uruguaya mostraba algunos signos de recuperación, Atchugarry volvió a su lugar en el Senado hasta retirarse definitivamente de la actividad política, tras la asunción de Tabaré Vázquez.

Enviudó y ocupó los dos roles.

En el año 2000 Alejandro Atchugarry quedó viudo tras una larga enfermedad de su esposa. En ese entonces sus tres hijos aún eran chicos y, según alguno de sus allegados, el entonces legislador pasó a ocupar el papel de padre y madre, siendo su principal preocupación la crianza de sus hijos.

La razón que le esgrimió al presidente Jorge Batlle para no asumir al frente del Ministerio de Economía, fue justamente la de su familia. Cuentan que sus propios hijos le pidieron que no aceptase el cargo, pero el entonces legislador sucumbió al argumento presidencial de que en ese momento el país vivía una grave crisis institucional que lo ponía a él al borde de la renuncia.

Ante esta situación Atchugarry aceptó la designación. Durante las primeras semanas al frente de Economía, apenas vio a su familia. Un año después volvía al Senado y a poder pasar más horas con ella. Allí se mantuvo hasta la asunción de un nuevo Parlamento en 2005 cuando Tabaré Vázquez asumió la Presidencia.

Legislador de fuste y un hábil negociador.

Varios actores políticos que compartieron con él interminables horas de labor legislativas aseguran que Alejandro Atchugarry era capaz de redactar un puntilloso proyecto de ley y entregárselo a otro legislador, ya fuera correligionario o no, con tal de convocar voluntades y conseguir apoyos que consiguiesen sacar adelante iniciativas "en beneficio de la gente".

Quienes siguieron de cerca su actividad legislativa aseguran que era puntilloso al extremo en cuidar los aspectos jurídicos de cualquier proyecto de ley. Se le adjudica a él la redacción de la ley que creó el Nuevo Banco Comercial a partir de los restos de los bancos que cayeron durante 2002, entidad que hoy opera en el país bajo una marca internacional.

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