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¡Que tiemblen!

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Nuevo plan de la IMM. Foto: N. Pereyra
Fachada de la Intendencia de Montevideo, IMM, foto Nicolás Pereyra - Archivo El País
Archivo El País

LA COLUMNA DE PEPEPREGUNTÓN

Las raíces de la ineficiencia municipal, esa que Tabaré Vázquez y el Frente Amplio prometieron sacudir cuando llegaron al poder, lucen más fuertes que nunca.

En febrero de 1990, al asumir como intendente de Montevideo, Tabaré Vázquez dijo que el Frente Amplio llegaba al gobierno de la capital del país para procesar grandes reformas que harían “temblar hasta las raíces de los árboles”.

Pasaron 31 años. Muchos árboles -demasiados- cayeron en ese tiempo en las calles de Montevideo a causa de algunos vientos fuertes y de muchos años de desidia en la gestión del arbolado público. Pero las raíces de la ineficiencia municipal, esa que Vázquez y el Frente Amplio prometieron sacudir cuando llegaron al poder, lucen más fuertes que nunca.

La ciudad sigue sucia. La promesa de terminar con los basurales en seis meses fue sólo eso. Una promesa. Cada cinco años, el candidato frenteamplista de turno dice tener la solución al problema. Que los paros de los funcionarios. Que los camiones. Que los recorridos. Que los contenedores. Que los hábitos de los montevideanos. Las explicaciones cambian. La mugre, no.

El estado de algunas calles es calamitoso. Hay pozos a los que los vecinos les festejan los cumpleaños y balizas que ya se han integrado al paisaje. Las veredas no lavan. Y muchas, la enorme mayoría, están en mal estado o son sencillamente intransitables.

¿Faltan recursos para hacer lo que hay que hacer? Uno pensaría que no. La Intendencia de Montevideo reporta ingresos de unos 700 millones de dólares al año. Pero el tema no es cuánto entra, sino cómo se gasta. Casi un 80% se va en salarios y gastos de funcionamiento. Y apenas un 19,5% para inversiones.

¿Falta gente? Pareciera que tampoco. La comuna frenteamplista tiene a 7.104 funcionarios presupuestados. A ellos hay que sumarles a otros 1.167 que revisten como contratados. Además hay unos 900 pasantes, casi un centenar de zafrales y 3 mil trabajadores más que pertenecen a las organizaciones no gubernamentales contratadas por la intendencia.

¿Y entonces? Bueno, quizá no sea cuestión de recursos humanos, sino de cómo se los gestiona. ¿Alguien puede explicar que el Departamento de Cultura de la intendencia tenga 1.200 funcionarios?

La intendenta Carolina Cosse ha prometido bajar el gasto y, a la vez, mejorar la gestión. ¿Cómo hará lo que todos sus antecesores no pudieron? ¿Bajará el número de funcionarios, algo que solo sucedió durante la gestión de Ana Olivera? ¿Dará de baja jugosos contratos? ¿Se concentrará en lo que debe hacer un gobierno municipal, que es tener la ciudad limpia, con calles en condiciones, una iluminación adecuada, veredas donde se pueda caminar y un tránsito fluido? ¿O se dedicará a hacer un gobierno paralelo, con planes de emergencia, programas de empleo, subsidios y hasta canal de televisión propio, para proyectarse a nivel nacional como antes lo hicieron el propio Vázquez y, más recientemente, Daniel Martínez?

Montevideo necesita que a Cosse le vaya bien. Que haga una gran gestión. Y que en materia de limpieza, de movilidad, de manejo responsable de los recursos de los contribuyentes y de eficiencia en la administración tiemblen, finalmente, las raíces de los árboles.

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