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Los soldados azules de Artigas

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Cuerpo de Blandengues. Foto: Ariel Colmegna

Vivencias y curiosidades del Regimiento de Blandengues, el más antiguo de Uruguay.

Al entrar al Salón de Honor, el sable original del General José Artigas es lo primero que atrae la atención del visitante. Está guardado dentro de un cubículo de cristal. A ambos lados, hay dos muñecos de cera, vestidos con uniformes de gala. No se mueven, permanecen firmes, de pie, como piezas del museo. Pero… ¿son muñecos, realmente?... No, uno de ellos acaba de pestañear.

Los niños —y también algunos adultos— que acuden a visitar el Regimiento de los "Blandengues de Artigas" suelen tener esa primera impresión de hallarse frente a dos muñecos de cera que custodian el sable del Prócer.

Según contaron varios de ellos en una charla con El País, es algo que le ocurre a la mayoría de quienes llegan al museo del regimiento, en la avenida General Flores 3920.

Son infinitas las anécdotas que tienen. Las clásicas son de los turistas que quieren sacarse una foto con ellos, les hablan o los tocan para ver si son reales. Otros más arriesgados intentan tocar el sable que portan en el costado izquierdo del cuerpo. Algunas personas incluso van más allá. "Una vez una chiquilina vino y le puso un papelito con el número de teléfono en la mano a un compañero, y le decía: ¡Llamame, llamame!. Pero el pobre no se podía mover ni reírse", contó el cabo 1° Washington Nieves.

El tiempo que deben permanecer parados e inmóviles en su puesto varía según el servicio que se presta. En algunos casos pueden estar unos 30 o 40 minutos, y en otros puede pasar una hora antes de que otros blandengues los releven. El tiempo entre un relevo y otro depende también de las condiciones climáticas. Muchos de ellos, por el hecho de tener que permaneces bajo el sol por mucho tiempo, se han desmayado. Pero de acuerdo al coronel Raúl Picapedra, jefe del regimiento, hay otros factores que influyen en los desvanecimientos. "El morrión, que es el gorro que utilizan los blandengues, te aprieta la cabeza y si estás parado mucho rato la presión puede hacer que te desmayes", explicó. Por eso "están continuamente monitoreados".

Por tratarse de un trabajo exigente, a la hora de elegir a los blandengues se escoge a aquellos más jóvenes y en mejor estado físico. El límite de edad para desempeñar esa tarea va desde los 18 hasta los 35 años, debido a que, más allá de esa edad, se considera que "no están en condiciones físicas para permanecer parados tanto tiempo".

A pesar de la exigencia, es un trabajo que les produce mucho orgullo desempeñar.

"Creo que todos los oficiales de caballería tienen como su meta, en algún momento, prestar servicio en esta unidad de tradición histórica. Para todos nosotros es un orgullo la tarea que desempeñamos. El día que no sientas que es un orgullo, no vas a estar 45 minutos o una hora parado e inmóvil", dicen.

Concentración.

La idea es que los blandengues no hablen entre ellos ni se muevan de su lugar cuando están prestando servicio; de otra forma perderían su concentración y no podrían cumplir con su cometido: brindar seguridad a aquellos que están custodiando.

Para hacer esa tarea, algunos eligen fijar su mirada en un punto de la habitación; otros dejan volar sus pensamientos para hacer que discurra el tiempo. El hecho de tener que estar de pie en la misma posición durante varios minutos, requiere un entrenamiento diario que puede insumir hasta dos horas y que abarca también educación física militar y tiro.

Los servicios protocolares que desempeñan los integrantes del cuerpo incluyen su presencia en los consejos de ministros, las audiencias presidenciales, las Guardias de Honor, las ofrendas florales y los honores fúnebres, entre otros.

En caso de que ocurra alguna situación que amenace la seguridad del lugar, el servicio protocolar de Blandengues no están armado como para defenderse. "Con lanzas y sables no se va a poder hacer mucho", explicó Picapedra, pero "hasta ahora no ha pasado nada grave, la gente es ubicada. Más allá de acercarse a tocarlos o de sacarse una foto, no ha pasado nada más", indicó.

En cuanto a los servicios de seguridad, los blandengues lo prestan en la unidad del Regimiento, se encargan de la custodia perimetral en la Residencia de Suárez, el Mausoleo de Artigas, el Hospital de las Fuerzas Armadas y en el Instituto Nacional de Rehabilitación. Para estos casos, sí están armados pero no llevan puesto el Uniforme de Tradición Histórica (UTH), como se conoce al traje con los colores de Artigas.

Militares.

A pesar de la creencia popular de que los blandengues son únicamente los que llevan el traje azul, rojo y blanco y están parados sin poder moverse, la realidad es que el cuerpo comprende a más de 400 personas que prestan servicio en el Regimiento "Blandengues de Artigas" de Caballería N° 1. Todos ellos forman parte del Ejército Nacional y están entrenados, equipados y preparados tanto para desempeñarse como soldados individuales, como integrantes de las Fuerzas Armadas —incluso algunos han participado de las misiones de Paz en el Congo—, así como para "brindarle Honores Protocolares al Presidente de la República, garantizar su seguridad y de las instalaciones donde desarrolla sus actividades", con la investidura del uniforme de tradición histórica.

El Escuadrón de Honor —los que visten usualmente el UTH y deben permanecer parados— son 103; los blandengues "montados" —como se denomina a los que van a caballo— son 224 y no asisten a todos los actos protocolares.

De los 400 blandengues, 39 son mujeres. La primera sargento en vestir el UTH fue Vanesa Mármol.

"Recuerdo bien el día: 28 de febrero del año 2008, en un desfile que hubo por 18 de Julio. Tenía 20 años. Fue un verdadero orgullo", afirma.

Muchos de los militares que sirven en el Regimiento de Blandengues de Artigas tienen otros trabajos, debido a que el sueldo que perciben no les da para sacar adelante a una familia. Algunos trabajan como guardias de seguridad por las noches, otros realizan changas como albañiles o cocineros. El salario base para un soldado que recién ingresa es de 15.000 pesos y va aumentando de acuerdo al rango, a los ascensos y a la antigüedad.

La historia.

El Cuerpo de Veteranos de Blandengues de la frontera de Montevideo, se creó el 7 de diciembre de 1796, por Decreto del Virrey del Río de la Plata , Don Pedro Mello de Portugal y Villena. Su primer sede fue el Cuartel "Dragones de Maldonado". En 1811 cabalgaron junto a Artigas hacia la conquista de la Independencia. En 1858 adquiere la misión de "Escolta Presidencial" y el 25 de agosto de 1910 recibe su actual denominación en honor a quienes con sus lanzas "escribieron las páginas más doradas de la historia del país".

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Cuerpo de Blandengues. Foto: Ariel Colmegna

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