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Voluntarios rescatan comida en fiestas, comercios y fábricas

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Proyecto: comenzaron con siete personas y un vehículo, hoy son más 55 voluntarios y la cifra crece. Foto: Fernando Ponzetto.

Plato Lleno celebra en Uruguay

La organización Plato Lleno cumple un año ayudando a uruguayos carenciados.

Es jueves, son las 20:00 horas. Mariana y Florencia llegan a una panadería en Jacinto Vera a buscar un excedente de bizcochos, luego pasarán por otra en la Blanqueada y su recorrido finalizará en una organización cerca de la Cruz de Carrasco. El viernes puede ser una verdulería; el sábado un casamiento o una fiesta de 15; el nexo entre comercios y necesitados son ellas y otros 50 voluntarios que entregan su tiempo, sus vehículos y su solidaridad para reunir la comida excedente en buenas condiciones y acercársela a otras personas, a través de la organización Plato Lleno.

La iniciativa tiene un año en Uruguay y ha ido creciendo progresivamente contó a El País Adriana Cristante, alma máter a nivel nacional. "Estábamos mirando a través de las redes sociales, específicamente Facebook, esas cosas que se vienen y salió la red internacional Plato Lleno", explicó.

"La organización nació hace unos cinco años en Argentina. Un grupo de amigos comenzó entonces a detectar que había excedentes de comida, no sobras, tanto en eventos, negocios o fábricas, que iban a parar a la basura, y por eso se pusieron en acción. Hoy rescatan dos toneladas de comida por día en Buenos Aires", detalló.

Plato Lleno se encuentra en San Martín de los Andes, Argentina; San Pablo, Brasil; Costa Rica; y Montevideo, Uruguay. Cada ciudad, de acuerdo a las dimensiones que tiene y a la cantidad de voluntarios, rescata diversas cantidades de toneladas de comida.

Mientras en Brasil, "Prato Cheio" ha reunido más de 217 toneladas de comida —según el sitio web de la organización—, en Uruguay se considera todo un éxito haber llegado a siete toneladas en un año, pero la cantidad no viene al caso asegura una de sus fundadoras a nivel local, porque lo importante de la movida es la "toma de conciencia".

Los bizcochos no se vendieron y puntualmente las rescatistas estuvieron en la panadería para llevarlos a otro lugar. Foto: Fernando Ponzetto.
Los bizcochos no se vendieron y puntualmente las rescatistas estuvieron en la panadería para llevarlos a otro lugar. Foto: Fernando Ponzetto.

Su desembarco en Uruguay implicó cumplir ciertos requisitos y realizar un entrenamiento. "Nos comunicamos con ellos (los miembros de Plato Lleno en Argentina) y nos dijeron: cuando tengan tres voluntarios y un vehículo empiecen. Esperamos a ser siete y nos lanzamos a rescatar. Ellos nos fueron contando mucho cómo hacerlo, nos dieron instructivos sobre manipulación de alimentos, logística, hicimos cursos para capacitarnos e incluso algunos estamos certificados", contó.

Plato Lleno funciona como un servicio de delivery, los voluntarios concurren a una empresa, retiran un excedente de comida y luego lo llevan a organizaciones que lo necesiten, como merenderos o comedores. La empresa que dona alimentos no sabe a quién ayudó, lo hace de manera desinteresada, simplemente con la intención de ayudar a alguien.

Más voluntarios.

"En este momento somos aproximadamente 55 voluntarios. Día a día se van sumando más afortunadamente, ya que en la medida que crecen los rescates necesitamos más manos para poder trasladarlos", destacó la vocera.

Empezaron siendo siete y los números fueron creciendo progresivamente, "a conciencia y de boca a boca", fue la forma en la que comenzaron a difundir su tarea y ganar popularidad para sumar manos a su trabajo.

Siempre se suman amigos y amigos de amigos y así se van uniendo cada vez más personas comprometidas con la causa en la que se debe poner más que ganas.

"Todo lo que hacemos es por cuenta de nosotros, no somos una Organización No Gubernamental aún, por lo que no recibimos dinero. Cuando fuimos a comprar guantes, el negocio donde los encargamos nos los dio como donación y después tenemos una firma que nos da todo el material de packaging. Al margen de eso preferimos mantenernos libres de cualquier tendencia o color. Vamos con nuestros autos, pagamos nuestros combustibles y el tiempo que dedicamos lo hacemos porque creemos que es una forma de tomar conciencia y colaborar a que no se ha desperdiciado comida", destacó Cristante.

"Cabe destacar que todo lo que recolectamos son platos que no han salido de las cocinas o que no han llegado a estar en contacto con el público, por un tema de contaminación. Por ejemplo, cuando en un casamiento los mozos se dan cuenta de que no van a salir más platos y sobra catering o en una panadería sobran panes y bizcochos", aseguró.

Frutas: Siby Thomas, Parroquia Inmaculado Corazón de María. Foto: Gentileza / Plato Lleno
Frutas: Siby Thomas, Parroquia Inmaculado Corazón de María. Foto: Gentileza / Plato Lleno

Las instituciones a las que benefician están principalmente en Montevideo, aunque también forman parte algunas de Ciudad de la Costa, debido a que varios de los voluntarios viven en la zona y se hacen rescates allí.

Desde principios de año hay gente en Maldonado que tiene ganas de llevar el proyecto, pero no están consiguiendo los voluntarios que necesitan.

Con los emprendedores fernandinos empezaron a hacer lo mismo que hicieron desde casa central, ofreciendo herramientas y entrenamiento.

Cristante explicó que hay alrededor de 40 instituciones beneficiadas con Plato Lleno, van desde refugios nocturnos, refugios femeninos, comedores de niños, hasta un barrio en donde monjitas franciscanas cocinan, distintos clubes de niños, talleres o el bachillerato tecnológico.

Mucho respeto.

Cristante destacó que Plato Lleno no se dedica a la caridad ni pide ayuda, sino que va a la abun-dancia.

"No vamos recolectando comida, sino que si nos dicen que hay un evento y se comió todo, nos parece genial. Buscamos evitar que la comida en buenas condiciones se tire. Va más allá de un tema económico, hay un respeto por el trabajo del otro, por quien estuvo trabajando para cocinar, sembrar, hornear y amasar. Es respeto por el trabajo humano y económico, así como por el medioambiental. De lo contrario, todo ese excedente va a parar al vertedero municipal", aseguró la joven.

"Vamos por la comida que está empaquetada y no golpeamos puertas pidiendo que nos den alimentos porque para eso están las instituciones que se dedican a la caridad. Vamos desde la abundancia porque sabemos que hay comida", aseveró la vocera.

La toma de conciencia es "fundamental" destacó, y por eso, desde la organización, se han decidido a acercarse a colegios, "para sembrar esta semilla en la cabecita de los niños, que son los que van a moldear un mundo futuro".

Fuera de fronteras.

En Argentina, Plato Lleno fue convocando a varias figuras del mundo del espectáculo que se han sumado para dar difusión a la iniciativa. Entre ellas aparecen por ejemplo la cocinera y conductora Maru Botana, Julián Weich, Mariano Martínez o Favio Posca.

Allí la organización tiene otras dimensiones y las personas pueden asociarse garantizando la alimentación de cierta cantidad de bocas cada día.

Además, tienen una movida en redes con el hastag #LaComidanosetira que invita a todos a pedirle a personalidades reconocidas a tomarse una fotografía con un cartel luciendo esa frase que ha pasado ya a convertirse en una especie de eslogan y máxima de vida.

El arte también se ha involucrado con Plato Lleno, al punto que unos 130 artistas plásticos participan con diseños, mientras que se está en estos momentos desarrollando un especial sistema de patrocinadores con el objetivo de encontrar más formas de financiación del proyecto que ayuden a lograr rescatar más platos todos los días.

A favor de la abundancia y en contra del desperdicio

Según el sitio web Platolleno.org, el rescate "consiste en el retiro y distribución de alimentos excedentes que, por control estético u otras razones, quedan sin destino. Los alimentos rescatados son entregados en merenderos, comedores y hogares". La organización se define a sí misma como una de defensora en la lucha de la distribución de la abundancia: "Aportando nuestro grano de arena en la lucha contra el desperdicio Plato Lleno es un puente necesario entre el solicitante y el receptor, contribuyendo ambos por igual a que alimentos en perfecto estado sean aprovechados y no terminen en la basura". El trabajo de la organización de voluntarios trascendió fronteras; todo comenzó en Argentina y hoy está en Brasil, Costa Rica y Uruguay, mientras sigue creciendo día a día recuperando alimentos para los carenciados.

Frutas y verduras gratis para los “viejitos”

Ante la baja en las ventas de sus productos y la necesidad manifiesta de algunos vecinos que les cuesta adquirir las verduras t frutas que recomiendan los médicos, vendedores de algunos puntos de Salto han optado por regalar algunas canastas a aquellas personas que se acercan a sus negocios para solicitar ayuda.

En la transitada Avenida Luis Batlle Berres, frente a la puerta del Parque Solari, un comerciante ha instalado un cartel a través del que ofrece verduras a personas que no dispongan de dinero.

“Los que más nos piden son personas mayores y la hora en que vienen a levantar lo que les regalamos es de tardecita. Nadie se va sin una bolsita”, contó a El País, Eduardo, empleado de uno de esos puestos solidarios. “La mayoría son viejitos que se arriman y les aprontamos lo necesario”.

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