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"Yo veo una medicina y para mí es como el mejor par de zapatos del mundo"

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Hospitales en Venezuela. Foto: El Nacional | GDA

En primera persona

Uruguayos que viven en Venezuela y tienen problemas de salud contaron a El País los desafíos que enfrentan a diario para conseguir medicamentos y atención en un país que tiene a su sistema sanitario en cuidados intensivos.

Los médicos le habían mandado diez sesiones de radioterapia para tratar el cáncer de mama que tiene. Pero Alicia solamente pudo realizar cinco de esas sesiones. Es que la máquina de radioterapia del hospital de Isla Margarita donde se atiende se rompió meses atrás y todavía sigue así, inservible. No hay repuestos, dicen. Esto dejó a los pacientes oncológicos de ese centro de salud sin la posibilidad de acceder al tratamiento. “No tengo a dónde ir a hacerme la radio”, dice a El País por teléfono Alicia, una uruguaya de 68 años que hace 47 llegó a Venezuela de visita y, cuenta, se “enamoró” tanto de ese país que lo eligió para vivir.

Cuando supo que estaba enferma, hace nueve años, la situación era otra. Conseguía los medicamentos que precisaba y también podía realizarse los tratamientos que sus médicos le indicaban. Hace dos años esa situación comenzó a cambiar. Los fármacos empezaron a escasear y se volvieron, primero, difíciles de conseguir. Hoy ya es imposible lograr esto dentro de Venezuela. Es por eso que Alicia –no es su verdadero nombre porque pidió mantener en reserva su identidad- tuvo que tejer una delicada red de amigos y familiares que le procuran las medicinas que precisa en el exterior. Pero ahí no terminan los obstáculos: entrar con esto a Venezuela y hacer que llegue a las manos de Alicia es el mayor desafío. “Está prohibido el envío de medicinas”, explica. A pesar de esto, ha logrado saltar estas vallas y siguió tomando los medicamentos, aunque a veces los fracciona para que le duren más tiempo, dice.

Ahora Alicia está a la espera de unas “ampollas” que le compraron en Chile. Ya están en Caracas pero tiene que encontrar una manera de que alguien se las lleve hasta Isla Margarita. El último trayecto.

Otros han corrido peor suerte. “En mi consulta médica antes éramos 25 o 30 pacientes, ya quedamos dos o tres”, dice. “Los que no se han muerto por falta de medicinas ya no pueden pagar, porque no tienen los medios para traerlas de Colombia, de Estados Unidos, porque son medicinas muy costosas en el exterior”, complementa.

Alicia afirma que Venezuela sufre una “emergencia médica”, que los gobernantes mienten cuando aseguran que no hay una crisis humanitaria en ese país (“no dicen la verdad”, sostiene), y cuenta que espera que el gobierno de Tabaré Vázquez intervenga y haga llegar a Venezuela los medicamentos que la colonia uruguaya en ese país necesita. “Si está dentro de las posibilidades de Uruguay, que nos ayude”, dice.

Donde vive no faltan alimentos. “Aquí hay pescados, uno come verduras”, explica. Lo grave es la escasez de fármacos. “Yo veo una medicina y para mí es como el mejor par de zapatos del mundo, es el mejor regalo”, cuenta. Enseguida agrega que cuando le dijeron que tenía cáncer le pronosticaron que viviría seis meses. Eso fue hace nueve años. “Entonces yo le tengo mucho amor a la vida”.

Lo que dijo Nin Novoa en el Parlamento

El martes el canciller Rodolfo Nin Novoa había dichoen el Parlamento que hay un grupo uruguayos con tienen serios problemas para acceder a medicamentos en Isla Margarita en Venezuela y que el gobierno buscaba una manera de auxiliarlos. En estas gestiones participa el encargado de negocios de la Embajada uruguaya en Venezuela José Luis Remedi.

"Venezuela ya no da para más".

Martín Taberna tiene 69 años, Daniel Molinari 66. Los dos son uruguayos y se conocieron en Venezuela casi en el mismo momento en que ambos llegaron al país, un poco en busca de oportunidades y otro poco para dejar atrás la dictadura uruguaya. 

Ahora, 40 años después, hacen planes juntos para repatriarse. "Estamos haciendo todos los trámites para regresar, los empezamos hace como dos o tres meses" en la Embajada de Uruguay en Venezuela ubicada en Isla Margarita, ciudad en donde viven. 

Tal vez en el fondo los dos ya pensaban en la idea de subirse a un avión y volar bien lejos porque para ellos "Venezuela ya no da para más" desde hace mucho tiempo, pero el paso final lo dieron después de que ambos permanecieron internados durante meses. 

Cerca de Semana de Turismo -del año pasado- a Martín lo atacaron unos perros, se quiso defender y cayó de espalda: se fracturó la cadera. En el hospital lo tuvieron dos semanas sin saber muy bien qué hacer. Las enfermeras y Daniel lo cuidaban pero a la fractura nadie la atendía. Al poco tiempo se contagió de una bacteria que lo dejó internado casi medio año.

"Los hospitales están muy mal, y una vaina que tenía que ser rápida para operarme me tuvieron 14 días y no hicieron nada. Ahí me agarré la bacteria que me embromó más porque no me dejaba ni pararme", recuerda. Martín dice que durante el tiempo que estuvo en el hospital no fue atendido por un médico: "El que me cuidaba era mi gran amigo Daniel, increíble pero cierto", cuenta y se ríe.

"Estuve tanto tiempo en el hospital que la fractura se mejoró sola. Nunca me trataron y como tenía la bacteria esa no me operaban tampoco", dice y agrega que el medicamento para curarse se lo mandaba su hermano que vive en Uruguay, porque en Venezuela era "imposible conseguirlo". 

Al poco tiempo de salir del hospital los roles cambiaron porque fue Daniel el que sufrió una infección en la pierna derecha que lo dejó un mes y medio internado. Ahora a lo dos les cuesta caminar y solo piensan en volver.

Los que volvieron.

En los últimos dos años 346 uruguayos regresaron al país provenientes de Venezuela (188 en 2017 y 158 en 2018), de acuerdo a la información que proporcionó a El País la Dirección General para Asuntos Consulares y de Vinculación de la cancillería. 

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