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Universo artístico de cajas para descubrir y husmear

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“Celeste Vasari” de Gustavo Vázquez, es una de las piezas de 16 artistas desencajados. Foto: Mathías Faccelo

Muestra artística

El jueves, se inauguró la exposición “16 artistas desencajados” en Sofitel.

“Celeste Vasari” de Gustavo Vázquez, es una de las piezas de 16 artistas desencajados. Foto: Mathías Faccelo
“Celeste Vasari” de Gustavo Vázquez, es una de las piezas de 16 artistas desencajados. Foto: Mathías Faccelo

Un posteo en una red social anunciaba la venta de materiales artísticos de segunda mano. El dibujante Martín Verges se acercó a esa especie de mercado de pulgas en búsqueda de insumos de calidad, y se llevó unos pasteles dentro de una caja de madera de tres pisos.

No imaginaba que podía dar a ese simple instrumento otro uso que el de contener su herramienta de trabajo. Pero la sacó a relucir dos meses atrás, cuando Silvia Arrozés, directora de Galería del Paseo, le propuso salirse de su soporte tradicional, y trabajar una caja para la muestra 16 artistas desencajados, que se inauguró el jueves 25 de octubre en Sofitel Hotel & Resorts.

Conectó desde lo emocional con la propuesta, y advirtió que esa caja tenía un valor superior al que sospechaba. "Busqué la marca en internet y vi que pertenecía a la fábrica francesa que formó parte del auge de la antigua técnica pastel tiza hacia 1780", cuenta.

Verges se dio el lujo de incluir su pasión por los retratos en esta exhibición que irá hasta el 4 de diciembre: hizo un dibujo del escapista Houdini, y lo colocó debajo de los pasteles.

“El cumpleaños de Houdini a cargo de Martín Verges. Foto: Francisco Flores
“El cumpleaños de Houdini a cargo de Martín Verges. Foto: Francisco Flores

La caja permanece cerrada. Si alguien quiere detenerse y ver qué hay adentro, debe tomar los guantes blancos colocados al costado, abrirla con cuidado para no romper nada, y recibirá una "recompensa".

El artista compara la experiencia de abrir el sobre ubicado al fondo de la caja, y el posterior encuentro con el dibujo con la sensación de libertad que el ilusionista fallecido en Halloween de 1926 sentía al lograr desencadenarse y salir de las piscinas repletas de agua. Por eso eligió retratar a Harry Houdini, y no a otro personaje.

20 años después.

A Verges no le fue extraña la consigna de Arrozés: había participado de 16 artistas desencajados dos décadas atrás. Aquella vez pintó una caja de cartón con falsas ventanas, y al abrirlas se podía observar un retrato imaginario desde distintos puntos de vista.

Esa muestra inauguró la Galería del Paseo hace veinte años, y su dueña quiso conmemorar el aniversario con una segunda y renovada visión en Sofitel.

“El corazón de la casa” de Alfredo Ghierra. Foto: Mathías Faccelo
“El corazón de la casa” de Alfredo Ghierra. Foto: Mathías Faccelo

Para el festejo repitió a Verges y otros nueve artistas: Claudia Anselmi, Javier Bassi, Rita Fischer, Ignacio Iturria, Pilar González, Rafael Lorente, José María Pelayo, Diego Masi, y Gustavo Vázquez.

Refrescó la mirada con seis nuevos invitados: Alfredo Ghierra, Fernando López Lage, Martín Pelenur, Lucía Pittaluga, Marcelo y Martín Mendizábal.

López Lage acostumbra a trabajar sobre bastidores y telas, así que al recibir las bases de esta exposición no supo a ciencia cierta si Arrozés le pedía que construyera una caja o que colocara una obra suya dentro de ella.

Una vez en sintonía, se concentró en el concepto desencajados y quiso deconstruir la caja para dejarla expuesta. "Se me ocurrió expandir el soporte del bastidor, que es bidimensional, y llevarlo a un espacio en tres dimensiones", explica.

Lo más "allegado" fue armar el esqueleto de un cubo con una única tapa en madera que sirviera como soporte para colocar la pintura hecha en acrílico. Al resto de las caras del cubo solo se le ven las aristas.

La labor de López Lage fue "rápida e intensa". Le insumió dos semanas y dio como resultado una especie de "pinturescultura". Es decir, una fusión de ambas disciplinas que tradujo en una caja y una pintura.

Fue el único de los 16 artistas convocados que diseñó dos cajas capaces de dialogar entre sí de forma armónica.

El trabajo le permitió jugar con ciertos rasgos distintivos de su esencia artística: la pintura vinculada a la geometría, el respeto por las líneas rectas, los octogonales, y el exceso de color.

Metáfora.

Martín Mendizábal usó la caja como excusa para mostrar su labor como pintor, y hacer catarsis a propósito de una situación poco feliz.

La obra titulada "La mudanza" es una suerte de metáfora sobre su momento presente y es posible resumirla con una anécdota.

“La mudanza”, de Martín Mendizábal. Foto: Francisco Flores
“La mudanza”, de Martín Mendizábal. Foto: Francisco Flores

"Hace un mes y medio me quedé sin taller después transitar veinte años en el mismo lugar, así que tuve que sacar todas las obras de allí y llevarlas a mi casa", relata.

Debió recurrir a múltiples cajas para trasladarlas, así que se valió de esa sensación vivida para crear y componer la obra expuesta en Sofitel.

La creación surgió a partir de un objeto en madera que encontró, y luego lo forró con tela oxidada en tonos de gris, negro, y anaranjado.

Prescindió de la tapa de arriba porque decidió colocar cuatro obras pequeñas de 30X20 centímetros. No se ven, están forradas con la misma tela que la caja y lo retrotraen a la mudanza que vivió el mes pasado.

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