ENCUESTAS EN ASENTAMIENTOS

El hacinamiento medio o crítico se da en el 39% de los hogares que se formaron en los asentamientos.

Más del 40% de los hogares constituidos en los asentamientos irregulares de Montevideo sufre las consecuencias de las inundaciones, según la información relevada por el área de Investigación Social de Techo, en un trabajo que demandó encuestas a 6.823 personas entre 2015 y 2017.

El trabajo llevado adelante en 22 asentamientos de la capital revela también con otros porcentajes tanto la emergencia habitacional como el déficit de acceso a los servicios urbanos. En algunos asentamientos como Brazos Unidos, Los Pescadores y Antares, la cifra de afectados por inundaciones llegó a ser aún mayor antes de que Techo construyera viviendas de emergencia; oscilaba entre 84% y el 93%.

El 39% de los hogares relevados vive en situación de hacinamiento medio o crítico, lo cual quiere decir que hay un mínimo de 2,5 personas por dormitorio del hogar. En algunos asentamientos, como es el caso de Antares y 23 de Diciembre, el 30% de los hogares alcanza niveles de hacinamiento crítico, lo que significa que hay más de 5 personas por habitación en la vivienda, de acuerdo a las tablas y definiciones del Ministerio de Desarrollo Social.

Según la Encuesta Continua de Hogares de 2016, el promedio de hacinamiento a nivel nacional es de 9,5%, dato este que evidencia la desigualdad en relación con el resto del país.

"Existen diversos estudios sobre el impacto del hacinamiento en la calidad de vida de las personas: los efectos negativos de la falta de privacidad, el malestar psicológico generado por estar siendo observado de forma constante y la repercusiones de la mala calidad del descanso y el sueño; a su vez, no es difícil imaginar el efecto dominó de la falta de descanso en otras dimensiones de la vida, como el trabajo y los procesos educativos", se afirma en el documento de Techo.

El 8,5% de los hogares relevados últimamente tiene piso de tierra; ninguno de los asentamientos accede a la red general de saneamiento y el 21% de los hogares posee un sistema de desagüe de aguas servidas a cielo abierto, lo que se traduce en la contaminación de todo el entorno habitacional de miles de personas.

Por otra parte, el 48% de los hogares no cuenta con conexión regular a la energía eléctrica. "Esta conjunción de necesidades básicas insatisfechas impacta fuertemente en la vida cotidiana de las personas y, en algunos casos, tiene desenlaces fatales. Principalmente en los meses de invierno, los accidentes parciales o totales que sufren las familias son frecuentes. La combinación de la precariedad de los materiales de las viviendas y las conexiones eléctricas irregulares dan lugar a posibles tragedias en los asentamientos más precarios", agrega el informe de Techo.

"Para más de 165.000 uruguayos cada tormenta puede ser una situación límite de extrema vulnerabilidad", afirma María Imbert, directora operativa territorial de la organización. "Vivir en un asentamiento informal significa vivir en zonas expuestas al riesgo: calles que en poco tiempo se pueden hacer intransitables; conexiones irregulares a energía eléctrica que pueden desencadenar un cortocircuito; viviendas en muchos casos con filtraciones de agua y viento por paredes, pisos y techos que llegan a inundarse, derrumbarse o volarse".

Según el Censo 2011 en Montevideo había 322 asentamientos; esa cantidad se redujo porque la incidencia de la pobreza de ingreso también ha disminuido. Pero todavía en todo el país hay 500 asentamientos sin acceso a servicios urbanos de calidad y con incertidumbres sistemáticas.