Publicidad

Silvina García Rubio: “La tolerancia al fracaso debe ser muy alta”

Compartir esta noticia
Silvina García Rubio, química uruguaya radicada en Estados Unidos. Foto: Francisco Flores

QUÍMICA URUGUAYA RADICADA EN EE.UU.

Se crió en el seno de una familia vinculada con la ciencia y decidió que era hora de homenajear a sus padres creando un premio para distinguir a científicos uruguayos excepcionales en su etapa de doctorado.

La carrera científica de la uruguaya Silvina García Rubio está muy vinculada con su historia familiar: hija de médicos de Santa Lucía se crió en un ambiente rodeado de ciencia. Gracias a la inspiración que le brindó su abuela decidió estudiar química. Emigró desde muy joven: primero a Europa y luego a Estados Unidos, donde hoy dirige un laboratorio. Su último proyecto es la creación de un premio, creado en homenaje a sus padres, que buscará distinguir a profesionales que realicen un trabajo final de doctorado excepcional y que será entregado en conjunto con el Instituto Pasteur.

-¿Qué la llevó a estudiar química y cómo fue su desarrollo académico?

-Mi abuela era química farmacéutica y me fascinaba todo lo que era combinar o pesar cosas. Tenía clarísimo que no me gustaba medicina porque mis padres y mis tíos eran médicos. Estudié en la Universidad de la República y se me presentó la oportunidad de hacer el doctorado en Barcelona (España). Luego me fui a realizar mi posdoctorado a Cornell y conseguí la beca Pew que me permitió tener fondos propios y hacer una pequeña carrera académica.

-¿Cuándo decidió seguir su vida y carrera en el exterior?

-Después del posdoctorado tuve la dicotomía de volver o no. Se dieron oportunidades de trabajo que sabía que en Uruguay no tendría. Empecé a trabajar en lo que se llama proceso químico y terminé con un grupo bastante grande de gente a mi cargo. En 2006 nació mi hijo y mi esposo recibió una oferta de trabajo muy tentadora; entonces, dejé mi trabajo. Muy rápidamente, en cuestión de semanas, pasé a trabajar en un laboratorio viendo cómo se desarrollaban medicamentos. Esto era empezar a buscar nuevas curas. Desarrollamos la anamorelina que aún no fue aprobada, pero está en proceso en Japón y es el único tratamiento para las personas que pierden mucho peso y masa muscular con el cáncer. Estamos esperando que salga en los próximos meses y eso es muy grande.

-¿En qué consiste el trabajo que desempeña en la actualidad?

-Actualmente trabajo en Bridge Medicines, donde soy la vicepresidenta y me encargo de la administración de proceso químico y programa. Trabajamos con la universidad Rockefeller y el Memorial Sloan Kettering. El trabajo consiste en ver cómo el cuerpo humano metaboliza ciertas drogas, si son tóxicas o tienen efectos secundarios. Es una compañía de dos años, a la que me sumé hace año y medio y el interés está centrado en las enfermedades raras e incurables como distintos tipos de lupus o cáncer. También trabajamos con enfermedades neurológicas como el alzheimer o el párkinson.

-¿Cómo surgió la posibilidad de crear este premio?

-Hace seis meses inicié contactos con el Instituto. Perdí a mis padres en muy poco tiempo; ellos siempre me apoyaron en mi carrera científica. Eran médicos en Santa Lucía y siempre ejercieron allí. Quería poner algo en su nombre, exploré algunas opciones y con el Instituto Pasteur fue la que salió más rápido y fácil. Me ayudaron mucho. Premiar la tesis de doctorado extraordinaria es importante porque la calidad científica es muy importante para mí. Además, eso fue algo que mis padres siempre tuvieron muy presente y tampoco hay tantas tesis doctorales. El premio comenzará a entregarse en diciembre de este año y ya estamos recibiendo las postulaciones. Esperamos tener entre 10 y 20 candidatos cada año.

Silvina García Rubio, química uruguaya radicada en Estados Unidos. Foto: Francisco Flores
Silvina García Rubio, química uruguaya radicada en Estados Unidos. Foto: Francisco Flores

- Hoy que se habla de las mujeres en la ciencia; ¿cómo ha sido tu experiencia?

- Nunca tuve una experiencia negativa. Siempre tuve la suerte de ser tratada por colegas de igual a igual. Cuando empecé en mi laboratorio era la única mujer de 20 y cuando estuve al mando tuve desafíos. De todos modos, me parece que cualquier otra persona los hubiera tenido. Sé que existe discriminación como en muchos lados pero creo que, en general, en química está bastante balanceado. Por otro lado, creo que hay ciclos de la vida que son más duros para las mujeres como, por ejemplo, el embarazo. Eso también tiene que respetarse. Se debe dejar a la mujer tomar el espacio que quiera durante la gestación y los primeros meses de vida de sus hijos.

- ¿Cómo ve los planes que motivan a las mujeres a dedicarse a las ramas de STEM?

- Mi impresión es que es difícil motivar a las mujeres; lo veo como un desafío. El error de algunas de las iniciativas es mostrar que la ciencia es divertida o que es para todos. Lo es, pero además implica muchísimo trabajo y debemos informar que es divertido pero que tiene un lado que es bastante desagradecido. Como química orgánica puedo llegar a hacer 200 reacciones de las que me funciona una y esa debe dar la alegría de las 200 que no funcionaron. La tolerancia al fracaso tiene que ser muy alta. De todos modos, me parece que los números de estudiantes en las ramas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) están bajando globalmente y hay que fomentar cualquier iniciativa independientemente del género. Es importante seguir patrocinando el estudio de todos porque conocer de matemáticas, física, ingeniería, etcétera, es la base de todo.

- ¿Cómo ves la situación de la química en Uruguay?

- Me parece que la formación es excelente. Hablo desde mi propia experiencia porque nunca tuve que mirar para atrás. La verdad es que el mundo está lleno de uruguayos en muchas ramas. Quizás la química y la ingeniería son menos glamorosas y no se conoce tanto, pero hay muchos compatriotas.

- ¿Cómo ves el trabajo del Instituto Pasteur en Montevideo?

-Es definitivamente un instituto de punta con mucha gente muy interesante. Los profesionales están muy comprometidos en que sus grupos sean promovidos y en que sean iguales o mejores que ellos. Eso está muy bueno porque lideran con el ejemplo y eso es muy importante.

Un premio para los científicos

Gracias a la donación de la científica uruguaya Silvina García Rubio, el Instituto Pasteur de Montevideo creó el Premio Rubio Santoro-García Varela que a partir de este año destacará a una tesis de doctorado extraordinaria. García Rubio busca homenajear a sus padres y por eso buscó apoyo para crear esta distinción. La uruguaya radicada en Estados Unidos asegura que marcará un precedente para iniciativas similares.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad