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La policlínica en la casa de Bibí, la historia que conmovió al Presidente

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Inauguración de la policlínica de Viví. Foto: Sergio Senisa

SALTO

En 1980 instaló una policlínica en su propia casa para que la población de la zona recibiera asistencia médica. Hoy tiene un local de ASSE.

Inauguración de la policlínica de Viví. Foto: Sergio Senisa
Inauguración de la policlínica de Bibí. Foto: Sergio Senisa

"Esta es la madre de todos, me dijo un paisano curtido refiriéndose a ella y qué cosa linda ¿no?, porque yo creo que no hay cosa más importante que ser una madre", dijo emocionado el presidente de la República, Luis Lacalle Pou señalando a Ramona "Bibí" Vianessi, una mujer de 82 años de edad vecina de la Colonia Harriague, ubicada a 16 kilómetros de la ciudad de Salto, que en 1980 instaló una policlínica en su propia casa para que la población de la zona recibiera asistencia médica.

Cuando ese paraje, de difícil acceso, no contaba siquiera con un enfermero en la zona, hace 42 años atrás, Bibí, puso su casa a disposición para que los médicos de Salto que hacían giras rurales, pudieran recalar en ese domicilio y asistir a las personas. Pero ayer, esta mujer querida por los vecinos que se hicieron presentes para homenajearla, vio cumplido "un sueño", ya que la policlínica que el primer mandatario inauguró en ese paraje rural, está en su mismo predio, pero al lado de su casa.

Vecinos de la zona, médicos que pasaron por su casa, la enfermera de la zona, las autoridades nacionales de ASSE encabezadas por su presidente, Leonardo Cirpiani, el secretario de la Presidencia, Alvaro Delgado y el propio presidente de la República, la elogiaron y manifestaron su alegría por haber construido esa policlínica para que ahora sí pueda atenderse toda la población de la zona.

"Y que un paisano ya curtido con el tiempo, la haya abrazado y le haya dado el rol de madre, de madre de todo, significa que por encima de la relación de vecina, por encima de las cosas que debía hacer, dio un pasito más. ¿Y qué le puso? Amor. Y eso es lo que nosotros valoramos. Porque los gobiernos no hacen lo que quieren, deberían hacer lo que la gente quiere y nos encomienda hacer", expresó Lacalle Pou.

Tras estas palabras y emocionada por la presencia de las autoridades, Bibí habló con El País y contó cómo se sentía en esa jornada tan especial. "Empezó en el año 1980 un médico de la zona que tenía una chacra cerca de casa y que empezó a atender. La sala de espera era el comedor y el dormitorio era la sala de atención. Pero se llegó a atender pacientes hasta en la cocina cuando había mucha gente", contó ella.

Señaló que pasaron varios médicos conocidos de Salto por su domicilio que iban todas las semanas y que la población de la zona sabía que ese día en particular contaban con asistencia en "la casa de Bibí".

"Mi sueño era tener la policlínica propia, no para mí, sino para toda la comunidad, porque tenemos que luchar para ayudar al prójimo. Porque cuando uno está enfermo, necesita tener un médico cerca, que lo atiendan, que lo cuiden, y yo, hoy, siento que cumplí un sueño", añadió.

En plena pandemia, esa pequeña casa de campo de dos dormitorios, una sala comedor, una cocina, un baño y un amplio fondo agreste, apostada sobre el camino pedregoso que pasa por el lugar, seguía atendiendo a pacientes de toda la zona con total normalidad. Un día arribó al lugar el presidente de ASSE, Leonardo Cirpiani, que andaba de gira por Salto y fue llevado por las autoridades locales hasta la zona.

"Conversamos con ella bajo la sombra de un árbol, porque ese día hacía mucho calor, y luego que nos contó cómo se había conformado esta policlínica que tenía en su casa tomamos la decisión de construir una en este mismo predio porque era al que todo el mundo venía siempre, pero que fuera hecha como corresponde", expresó Cipriani. Quien agregó, Bibí, "nos enseña un acto de mucha humanidad y a la vida hay que vivirla de esa manera, con un alto sentido de la humanidad".

"Hoy viví un sueño, y por eso les digo a todos, no dejen de soñar, no dejen de creer, no piensen en el 'no se puede', luchen por las cosas que creen y ayuden al prójimo", dijo esa mujer de 82 años y un espíritu intacto, considerada por los vecinos como "una madre".

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