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La pandemia del COVID-19 y un invierno atípico para las emergencias

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Un duro invierno: las prevenciones para no contraer coronavirus han frenado el desarrollo de otras enfermedades de temporada. Foto: Archivo El País

"NUEVA NORMALIDAD"

La prevención ante el coronavirus retrajo otras enfermedades respiratorias.

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El año de la pandemia por la COVID-19 alteró conductas de los uruguayos. Una vez que la Organización Mundial de la Salud (OMS) habló de la eficacia del uso del tapaboca para prevenir contagios, éste pasó a ser un accesorio más en la concurrencia a espacios compartidos.

El distanciamiento físico es otro cuidado incorporado, sobre todo en los primeros meses de la emergencia sanitaria, así como el aislamiento voluntario en el hogar para prevenir la propagación del virus, la higiene de manos con abundante agua y jabón o el alcohol en gel.

Estas medidas resultaron eficaces no solo para el coronavirus, sino para los casos de enfermedades respiratorias altas o bajas y virósicas de tipo gripales que normalmente crecen en invierno y llenan las emergencias.

Como explicó a El País el doctor Jorge Díaz, gerente de Relaciones Institucionales de UCM e integrante de la Cámara de Emergencias Móviles, hasta hace tres semanas había un descenso en las consultas y ahora, con los fríos más crudos del invierno, están aumentando paulatinamente. Entre las enfermedades cuyos casos crecen en esta temporada, Díaz también incluye la hipertensión.

“Primero se enlenteció por dos cosas: el frío está llegando recién ahora y las enfermedades respiratorias se contagian, pero nosotros estábamos cuidándonos por una pandemia”.

Sin embargo ahora, con la mayor apertura de la sociedad a las salidas sociales, los regresos a las oficinas, la vuelta a clases (en agosto aumentaría la presencialidad) y las temperaturas extremas mínimas que se anuncian (entre hoy y hasta el miércoles se anuncia una ola de frío de entre 2 ºC y -4 ºC) podría notarse un cambio mayor.

En pediatría (fueron consultados para la nota los especialistas Catalina Pinchak, presidenta Sociedad Uruguaya de Pediatría, y Gustavo Giachetto) se considera que todavía es demasiado pronto para conocer el impacto que la vuelta a clases presenciales del mes de junio tendrá en enfermedades respiratorias “comunes”, pero concuerdan en que las medidas de prevención ante el coronavirus han permitido que disminuyan gripes y otros males típicos del frío.

“Ahora, las vacaciones de invierno cortan también de alguna manera esa cadena y favorece a que tengamos la posibilidad a tener un invierno totalmente diferente con respecto a la situación de los virus más frecuentes que tenemos otros años”, explicó Pinchak.

“Respecto al año anterior se notó una diferencia en las consultas -los números se conocerán sobre setiembre u octubre- y en las internaciones también. Antes, a esta altura estábamos a tope, con hospitales llenos. Y ahora no”.

“Un mes atrás estábamos con menos llamados reales (muchas consultas virtuales), ahora están aumentando todos los llamados por enfermedades respiratorias altas. Me imagino que se debe a que nos estamos liberando socialmente y a que se están dando fríos que realmente propician que se difundan”, añadió Díaz, y a su vez sostuvo que el miedo al coronavirus también fue un factor que frenó el crecimiento de las consultas presenciales, puesto que se acató el llamado de las autoridades a evitar la concurrencia a los centros de salud y optar por lo virtual para no saturar.

“También -dijo el médico- porque la gente no quería contaminarse o contagiarse, y desde sus casas efectuaban las consultas virtuales para evitar que los médicos llegaran a sus domicilios. En junio tuvimos casi los mismos servicios del año pasado, pero con mucha consulta a distancia, virtual: telefónica o por videoconferencia”.

Aunque la transición a la “nueva normalidad” también implica el retorno a las policlínicas, la consulta virtual siguió creciendo respecto a lo presencial. En mayo, Daniel Bulla, también integrante de las Cámaras de Emergencias Móviles, informó que las llamadas habían crecido 5%, marcando una diferencia notoria con años anteriores.

En esto, Díaz resaltó la particularidad de Uruguay con su sistema de emergencias móviles y su índice alto de penetración en el mercado. “Los servicios de medicina extrahospitalarios se crearon para salvar vidas, después vimos que servían para los accidentes de tránsito, y en 2009 con la gripe H1N1 nos percatamos que permitía que la gente no tuviese que ir a consultar a los hospitales y así no propagar el virus. Con esta pandemia vimos que fueron de gran ayuda”.

“La competencia especial que requiere este año es diferenciar el coronavirus, que por suerte en Uruguay tenemos pocos casos”, detalló Díaz respecto a que la COVID-19 y su sintomatología también resultó en un desafío particular para los especialistas, puesto que tanto la fiebre como la tos concuerdan con la gripe.

Mayor conciencia

El coronavirus trajo una mayor concientización respecto al contagio y la prevención de enfermedades respiratorias. La reaparición de conductas de cuidado personal y de distanciamiento, dice el doctor Jorge Díaz, podría marcar un cambio fundamental.

“Lo que ha sido bueno es el uso de las mascarillas faciales tapabocas. Eso debería quedarse en estos períodos estacionales, en la responsabilidad social de cada uno de nosotros cuando estamos en un lugar con mucha gente y sobre todo si estamos resfriados. Así como guardarnos cuando contraemos enfermedades respiratorias agudas y virósicas”.

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