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Un movimiento que apuesta a la inserción social de los jóvenes

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En equipo: Adolescentes de la ONG pintando una de las paredes de la Escuela de Oficios Don Bosco. Foto: Tacurú

SALESIANOS EN LAS CALLES DE MONTEVIDEO

Surgido en 1981, los proyectos de Tacurú asisten a 1.200 niños y jóvenes.

Hace siete años, Matías Cisnero se encontraba en su vivienda en el asentamiento del Complejo América cuando vio que un grupo de personas se acercaba hasta el lugar a darles leche y pan a muchos de los que vivían allí. La historia se repetía prácticamente todas las semanas y al joven no dejaba de llamarle la atención.

"No entendía quiénes eran y por qué hacían lo que hacían", contó Matías. Un día su curiosidad lo llevó a preguntarle al coordinador de ese grupo de voluntarios de dónde venían. El hombre le explicó que eran de la ONG Tacurú y le dio la dirección para que fuera hasta el lugar. "Nunca había oído hablar de ellos. Un día, junto con un amigo, agarramos la bicicleta y nos fuimos hasta la sede de la ONG", contó el joven, hoy de 27 años.

Poco después comenzó a trabajar en los convenios de barrido que tiene la organización con la Intendencia de Montevideo y luego de dos años, tras finalizar el plazo, le ofrecieron ser educador. Hoy es uno de los 180 funcionarios (50 de ellos voluntarios) de esta organización que atiende a unos 1.200 niños, adolescentes y jóvenes.

En los parques: Jóvenes realizan tareas de limpieza en convenio con IMM. Foto: Tacurú
En los parques: Jóvenes realizan tareas de limpieza en convenio con IMM. Foto: Tacurú

La organización.

El Movimiento Tacurú es una organización católica salesiana que surgió en 1981 con el objetivo de brindar atención y contención a través de actividades sociales, deportivas, educativas y laborales a jóvenes que viven "en sectores de la ciudad que presentan el mayor índice de necesidades básicas insatisfechas".

Según explica su director, el Padre Néstor Castell, Tacurú tiene cuatro formas de llegar a esos jóvenes. Una es a través de convenios educativos-laborales que tiene la organización con la Intendencia de Montevideo desde hace 25 años. La tarea consiste en el barrido y la limpieza de plazas y parques de distintos puntos de la capital, y también de las calles y veredas al cierre de las ferias vecinales.

"La intendencia hace llamados, nosotros nos presentamos y si ganamos la licitación, por un año o a veces más tiempo, un grupo de jóvenes de 18 a 25 años se ocupan de esas tareas", explicó Castell.

La labor se cumple de lunes a sábado, de 7:00 a 14:00 horas, y perciben un sueldo mensual de 18 mil pesos. Ese dinero es financiado en su totalidad por la comuna.

"Detrás de esos muchachos barriendo con el uniforme de Tacurú hay historias notables, como por ejemplo chicas jóvenes que tienen dos o tres hijos y sostienen a la familia con ese trabajo", explicó el padre.

Mediante otro convenio con la comuna reparan refugios en las paradas de ómnibus, construyen viviendas para familias que viven en casas muy precarias o cuando la comuna realiza el realojo de un asentamiento.

"La intendencia nos marca qué casas son y un equipo de jóvenes de Tacurú que fueron capacitados en albañilería, las arreglan o las construyen de cero", dijo Castell. "Salen sabiendo un oficio, aprenden a poner cimientos, a levantar una pared, a colocar una puerta y un techo, y además perciben un sueldo para poder sostenerse", subrayó.

La ONG emplea en promedio a unos 400 jóvenes para las diferentes tareas.

En la cancha. El Movimiento Tacurú fomenta el deporte en varias disciplinas. Foto: Hijo de Rosa Miranda
El Movimiento Tacurú fomenta el deporte en varias disciplinas. Foto: Hijo de Rosa Miranda

Valores.

Pero no todo es trabajo. Una vez por semana los jóvenes se juntan tres horas con educadores, psicólogos y asistentes sociales en una instancia "donde se habla de valores, de debilidades que ellos puedan tener, o se dan charlas sobre consumo problemático de sustancias, por ejemplo", contó el director.

Según explica Castell, en los convenios con la IMM está claramente definido para qué conceptos se destina el dinero.

"Nos exigen una liquidación detallada: 92% se destina al pago de sueldos de los jóvenes trabajadores y 8% a psicólogos, asistentes sociales, educadores y otros gastos que tenemos en el movimiento, sobre todo para mantener la casa de Tacurú".

Muchas veces ese dinero no es suficiente por lo que tratan de captar donaciones.

Deportes.

Otra forma de llegada a los sectores sociales que atiende la ONG es a través de la escuela de deportes donde actualmente unos 300 niños y adolescentes, de 8 a 17 años, practican diversas disciplinas, como fútbol femenino y masculino, handball, tenis de mesa, basquetbol, karate y boxeo. Esta iniciativa está sostenida en un 98% por los propios padres o vecinos de la zona.

La ONG también tiene convenios con INAU, mediante los cuales brindan apoyo escolar a niños y adolescentes "con el objetivo de sostenerlos en Primaria y lograr que se mantengan estudiando", explicó Castell.

Deportista de Tacurú es campeona de ping pong

Tatiana Pucherelli tiene 12 años y hace tres que asiste a Tacurú. Empezó jugando al fútbol en la escuela de deporte de la institución, se entusiasmó con el tenis de mesa y además de salir campeona nacional en ese deporte, se fue a competir a Bolivia representando a Uruguay. Hoy está en China en el marco de un intercambio deportivo entre ambos países, que tiene como objetivo "perfeccionar y desarrollar el rendimiento deportivo". El deporte es una de las principales actividades que se pueden hacer en Tacurú. Los adolescentes de la organización juegan en ligas deportivas exigentes como ADIC y se enfrentan a equipos de colegios y escuelas de la capital.

El gimnasio de Tacurú está abierto de lunes a lunes.

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