ENCUESTA

Durante la segunda mitad del siglo XX, en Uruguay hubo una tendencia clara: se iba más gente de la que llegaba. En el año 2009 se revirtió esa lógica y, desde entonces, el saldo migratorio es positivo. “Positivo”, así le llaman los técnicos a ese resultado, aunque no es necesariamente el sentir ciudadano. Porque casi dos tercios de la población (64%) entiende que habría que reglamentar la entrada de inmigrantes.

Según un sondeo de la consultora Factum, cuanto más pobre es el encuestado, más reacio es a que el inmigrante ingrese libremente al país. Tanto es así que para el 55% de los más ricos habría que “reglamentar” la llegada de extranjeros, mientras que el porcentaje asciende a 74% entre los más desfavorecidos.

La pregunta, tal cual está formulada, podría dar a confusión: ¿refiere a la existencia de leyes, a establecer filtros o a formalizar el ingreso para que los recién llegados accedan a los mismos derechos que los uruguayos?

Sea cual sea la interpretación que los encuestados le dieron a la pregunta, los resultados de Factum coinciden con lo que otras consultas de opinión pública vienen reflejando: el Uruguay que se jacta de descender de los barcos, tiene “altos valores” de rechazo a la inmigración. La encuesta más grande que se haya hecho al respecto en Uruguay data de 2017, del Programa de Población de la UdelaR. En ese sondeo se revela que la mitad de los uruguayos no considera una buena noticia la venida de inmigrantes.

El color partidario, al menos el que la persona declara que votará el próximo domingo, también parece reflejar una actitud hacia la inmigración.

Para el 52% de los votantes del Frente Amplio; 75% de los del Partido Nacional; 67% de los colorados y 71% de votantes de otros partidos, habría que “reglamentar” la entrada de inmigrantes. De este modo, solo los sufragantes oficialistas tienen una mirada más permisiva de la inmigración respecto al promedio.

La desaceleración económica es una las causas más frecuentes en el aumento del sentimiento xenófobo. Así lo indican los estudios en Europa y Estados Unidos. En Uruguay, sin embargo, el peso de los extranjeros sobre el total de la población económicamente activa es tan bajo (entre el 2% y 3%) que pareciera insignificante para hacer “mover la aguja”.

No obstante, tanto Guido Manini como Edgardo Novick apelaron a ese sentir en su campaña electoral.