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Hallazgo arqueológico une al siglo XIX con el XXI en un moderno edificio de Ciudad Vieja

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Torre de Ciudad Vieja incorporará hallazgo arqueológico. Foto: El País

PASADO Y PRESENTE

Durante las obras, los constructores encontraron antiguas cisternas de agua con decenas de objetos de la vida cotidiana que ahora se quieren exhibir.

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El casco histórico de Montevideo es hoy un barrio, pero nació como ciudad. Al recorrer sus calles, en medio del trajín de la actividad comercial, bancaria y portuaria, nadie se percata que muchos vestigios del pasado se encuentran bajo tierra, como el caso de las cisternas que servían para recolectar el agua de lluvia y proporcionar el vital elemento a las familias. Cuando aquellas bóvedas dejaron de ser utilizadas, se transformaron en pequeños vertederos de basura doméstica, donde se arrojaban todo tipo de desechos. Pero como dice el dicho, lo que es basura para unos es un tesoro para otros. Hoy, hallar uno de estos depósitos implica destapar una cápsula del tiempo, en la que aquellos despojos se transformaron en objetos arqueológicos que nos hablan de un pasado pretérito.

Uno de estos descubrimientos ocurrió hace algunos años cuando se construyó el Edificio Escollera, en Zabala, la Rambla y Reconquista, cuya obra finalizó sobre finales del año pasado.

La torre está conformada por dos bloques: uno más bajo que ocupa Zabala hasta la Rambla y tiene un frente curvo a la misma y otro más alto sobre Reconquista. Son más de 90 apartamentos, que hoy se encuentran ocupados.

Al comenzar las excavaciones para hacer los estacionamientos, además de toparse con una roca sumamente dura que obligó a eliminar un nivel y modificar el planeado (porque si no habría sido necesario utilizar explosivos, lo cual catapultaba los costos), los constructores hicieron un hallazgo.

Aparecieron enterradas, casi intactas, unas cisternas de mampuestos (bóvedas de ladrillo) que pertenecieron a las edificaciones preexistentes. Hay que recordar que cuando se construyó la Rambla Sur, a esas alturas se modificaron los terrenos circundantes, se eliminó y demolió lo que se conocía como El Bajo, y se elevó el nivel del terreno a las cotas actuales.

El terreno sobre el que se construyó el Edificio Escollera estaba baldío, y es limítrofe al residencial de las Hermanas Vicentinas, donde hay una capilla de estilo neogótico con destacados vitrales.

Torre de Ciudad Vieja incorporará hallazgo arqueológico. Foto: El País
Al comenzar las excavaciones, para hacer los estacionamientos, se hallaron antiguas cisternas de agua. Foto: El País.

Cápsula del tiempo.

En las cisternas que aparecieron (de unos 2 metros de profundidad y de 2 a 2,5 metros de diámetro) se hallaron restos de objetos variados del siglo XIX: botellas, muchas de ellas rotas, y piezas de cerámica, como tazas y platos. Teniendo en cuenta que la ciudad de Montevideo es joven, y que no cuenta con una historia milenaria, los restos de cualquier construcción primigenia adquieren, sin dudas, un valor arqueológico.

Inmediatamente se reportó el hecho a la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura. Y al poco tiempo se presentó un equipo de arqueólogas que comenzó con el trabajo de extracción de piezas, para además posteriormente dar su parecer sobre el interés o no de mantener alguna de esas cisternas.

“En ese relacionamiento, muy cordial y amplio, sugerimos que se podría hacer una exposición permanente en el salón de usos múltiples del edificio, de piezas encontradas, debidamente rotuladas y expuestas con las condiciones de seguridad necesarias. La idea fue muy bien recibida”, explicó a El País Juan Pedro Tanco, uno de los promotores del emprendimiento.

“Luego del proceso de obra se ha concluido lo que había que construir: en ese local hay un mueble que fue diseñado en forma conjunta con las arqueólogas, donde está todo pronto para colocar las piezas y sus rótulos. Se decidió, también de común acuerdo, que en algunas de las paredes se adhirieran gigantografías ploteadas de mapas antiguos de la zona, de su época. Ya han suministrado los elementos para hacer los ploteos. También han separado las piezas que se exhibirán y los rótulos que han de ponerse”, agregó.

Pese a que el edificio está construido y ocupado hace tiempo, los promotores de la iniciativa no han logrado todavía montar la exhibición con los objetos recuperados. Ahora faltan los “elementos jurídicos”: documentación que ha de hacerse de forma notarial para que la copropiedad custodie las piezas

Trámites: los tiempos del Estado

Pese a que el edificio está construido y ocupado hace tiempo, los promotores de la iniciativa no han logrado montar la exhibición con los objetos recuperados.

“Está todo aprobado por las arqueólogas de la Comisión de Patrimonio, la semana pasada nos pasaron la rotulación definitiva de qué es lo que tiene que ir con cada elemento. Solamente falta traerlos, porque el local ya está pronto”, explicó Tanco.

No obstante, indicó que para que se termine de concretar la iniciativa debe completarse un trámite burocrático, que tiene que ver con la responsabilidad que asumirá el edificio por la exhibición y custodia de los objetos. “Hay una copropiedad del Estado y tenemos que asumir la responsabilidad. Hay un elemento jurídico que es un poco lento, porque sale de los trámites habituales, aunque está encaminado”, precisó.

Tanco dijo que incluso se ha acordado con la Comisión para que el Día del Patrimonio la muestra se abra al público. “Ya hay un mueble diseñado especialmente, que tiene vidrios y una llavecita para cada espacio. Y atrás va a ir el rótulo correspondiente a cada objeto. Esto va con la gigantografía del antiguo mapa de la Ciudad Vieja”, detalló.

Antiguas cisternas bajo tierra

Con el paso de los años han sido halladas cisternas similares en la conocida librería Linardi & Risso, de Juan Carlos Gómez 1435; bajo el Mercado de los Artesanos de la Plaza de Cagancha y -muy recientemente, en 2015-, detrás de la Torre Ejecutiva.

En una nota publicada hace varias décadas por Dora Russell en el diario “El Día”, la autora recuerda que al demolerse la vieja “Pasiva”, en la Plaza Independencia, quedaron al descubierto dos bóvedas que podrían tener relación con un manantial y con una pequeña alfaguara inmediata a la puerta del foso de la Ciudadela, el viejo fuerte que allí se encontraba. Las cavidades de ladrillo estaban situadas dentro de muros de piedra de sesenta centímetros de espesor. Un brocal, también de ladrillos, en el muro Norte, sería según los indicios la entrada de las bóvedas, no habiéndose podido determinar si éstas se comunicaban con la Ciudadela.

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