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Gobierno y ONG coinciden: este año “aumentarán los femicidios”

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Movilización en 18 de julio por femicidios. Foto: Fernando Ponzetto
Movilizacion en protesta por homicidios de mujeres en los ultimos dias, organizada por el grupo Coordinadora de Feminismos Uruguay, por Av. 18 de Julio, Montevideo, ND 20180222, foto Fernando Ponzetto - Archivo El Pais
Fernando Ponzetto/Archivo El Pais

MENOS DENUNCIAS PERO NO MENOS MUERTES

Atribuyen el crecimiento a la tensión que causó el encierro y a las dificultades de denunciar situaciones de riesgo en la pandemia.

En Uruguay, en lo que va del año, cada 15 días mataron a una mujer por el solo hecho de ser mujer. Carolina, Rosmari, Dania, María Eugenia, Leticia, A.C., María Isabel, Mirta, Claudia, N.N., Valeria, Paola, Eliana, Yamira, N.N., Verónica, Elvira, Natalia y Lucía conforman el listado de homicidios por violencia de género en este 2021. Y son un anticipo de que este año “acabará con más femicidios” que el anterior.

Las cifras oficiales del Ministerio del Interior y el conteo que lleva la ONG Mujeres de Negro no coinciden: varían en un caso. Y eso que ninguno de estos registros toma en cuenta a dos cadáveres que fueron encontrados en febrero, pero cuyos crímenes habían acontecido el año pasado. Pero en algo coinciden las voces oficiales y de la sociedad civil: la violencia no cede, en el mundo ha habido un incremento tras el confinamiento y, dadas las cifras hasta el momento, “todo hace pensar que habrá un aumento de casos” en Uruguay. La directora del Instituto de las Mujeres, Mónica Bottero, y Clyde Lacasa, de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual usan las mismas palabras para describir el escenario.

El probable aumento de los femicidios este año podría explicarse “porque se agrava la violencia en los hogares o bien porque disminuye las chances de las mujeres de alertar una situación de riesgo”, explicó Lacasa. Porque los cierres de escuelas o las suspensiones de visitas médicas presenciales privaron a muchas mujeres de encontrar un tiempo y espacio, fuera de sus hogares, en el que se sientan cómodas para denunciar o bien para que otro pudiera detectar su situación.

En ese sentido, la directora de Inmujeres dice que, “en el caso de la violencia basada en género, y aunque parezca paradójico, cuando aumentan las denuncias es una buena noticia dentro de la tragedia: quiere decir que hay más mujeres conscientes de lo que les pasa y se deja de desnaturalizar la violencia”. Sin embargo, “nada hace pensar que la violencia desaparezca de un año para el otro, porque vamos a tener desigualdades de género para rato”.

Según el Ministerio del Interior, las denuncias cayeron un 7% en los primeros nueve meses de este 2021 en comparación a igual período del año anterior (de 28.669 a 26.606). Pero ahí, otra vez, hay miradas encontradas entre la versión oficial y la sociedad civil. “Tenemos conocimiento de muchas mujeres que van a las comisarías y les dicen que, para hacer una denuncia, tienen que dirigirse a una unidad especializada. Antes eso pasaba en casos muy puntuales, pero ahora es sistemático”, explicaron desde la Red contra la Violencia Doméstica y Sexual. No solo eso: “Cuando una misma mujer ya hizo una primera denuncia, supóngase porque recibió una trompada, y al día siguiente recibe otra trompada y vuelve a denunciar, solo le cuentan una única denuncia y la otra califica como ampliación”. Eso, según la ONG, está causando un “sub-reporte” de denuncias.

Desde el Ministerio del Interior dicen que “no es así”, que “cualquier policía puede tomar una denuncia, incluso alguien de la Guardia Republicana que está con la tablet en la calle” y que “no hubo un cambio de criterio sobre las ampliaciones”.

Bottero, más allá de la discusión numérica, entiende que “la violencia de género no debería ser parte de las estadísticas de los crímenes comunes ya que tiene que ver con vínculos de poder”. Por eso no es correcto que se incluya en una misma estadística como las rapiñas o los hurtos, dice. De hecho, reconoce la directora de Inmujeres, “la violencia de género no va a bajar por la intervención policial, sino que depende de otros cambios más profundos y culturales”.

Otra mirada sobre la emergencia

Cuando estaba terminando 2019, poco antes de dejar su mandato, el entonces presidente Tabaré Vázquez dictó una resolución en la que se declaraba el “estado de emergencia nacional en materia de violencia basada en género”. Esa declaración suponía, entre otras medidas, la realización de campañas de prevención y reflexión.

Según la nueva directora del Instituto de las Mujeres, Mónica Bottero, “si eso significa el combate a una emergencia, se está aplicando; pero este gobierno no está manejando el tema como emergencia o algo que queda solo en un titular”. En este sentido, la jerarca de gobierno explica que además de las víctimas hay que contabilizar a “todas aquellas a las que se ha podido dar cobijo: en la pandemia se ampliaron las horas de atención en los 33 servicios para mujeres, los centros de atención a varones ofensores terminarán siendo 15 a fin de año (ahora son 12), y la línea de atención (0800 4141) se amplió a un régimen de 24 horas”. Entre las 1.500 tobilleras que están activas hoy no se registró ninguna víctima fatal (de hecho, hay solo un caso desde que empezó el programa).

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